JESUCRISTO, SIEMPRE PRESENTE

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20 de octubre de 2009.

 

 

JESUS:

            Sí, tú debes proclamar Mi Santa Gloria por todas partes.

            Los hijos de DIOS se deben reunir con su Padre en el Amor y no en el miedo. Venir a Mí solamente porque Yo soy el único refugio, sin amor, es desconsolador.

Hija Mía, hay que hablar, porque la Verdad puede liberar a quien la posee. Esta verdad es tan inmensa que no es posible figurarse cómo conservar en sí, un Océano tan grande, ni cómo privar al otro de esta Vida de DIOS que es la Santa Verdad, Fuente de toda Vida en DIOS.

 

YO SOY LA VIDA, LA VERDAD, EL CAMINO.

 

Tú debes detener esta calamidad. DIOS no ha retirado jamás Su Mano. “Mi Mano está siempre entre el Cielo y la Tierra”.

A los hombres que están sobre la Tierra, Yo les empleo ya para dirigirse hacia un mejor modo de vida, hacia un Mundo real que estará conforme en todo aspecto con este modo de vida donde los hermanos se harán hermanos, unos de otros.

Toda obra, en acción, no puede dejar entrever la dichosa transformación. Así, vosotros estáis en vísperas de un gran matrimonio. Todo se casa con DIOS. La naturaleza se engalanará y cada hijo se vestirá con su traje de bodas. Son los preparativos de las nupcias del Señor, con Su inmenso Pueblo, a las cuales todas las Naciones son invitadas, sin olvidar a ningún convidado porque todos serán los Dichosos Elegidos de DIOS.

Por eso, como Yo os lo he dicho, no juzguéis por lo que veis. Todo lo que llega ahora, es para hacer perfecto este mundo en disolución, este mundo que primero va a verse revuelto.

Ciertamente, es un cambio inevitable que Yo no puedo esconder a vuestros ojos, no porque DIOS sea impotente para esconderlo, sino porque todo es necesario para formar al hijo de DIOS que habitará con su Padre, su DIOS, su AMOR. Vosotros debéis ver todo.

Y he aquí que Yo hago un Mundo Nuevo delante de Mis hijos queridos, testigos de Mi gracia, porque la Vida comienza con el sufrimiento.

Mirad a JESÚS sobre Su CRUZ, que veía al mismo tiempo Su Cielo de Gloria Eterna, al lado de Su Padre y DIOS que Le engendró.

En esta desolación, se cumple un nuevo nacimiento, porque DIOS os proyecta en Su Vida Divina, a la imagen de Su Hijo único.

Todo ha sido creado en el alumbramiento divino. La Creación es divina. El hombre, por el sufrimiento que sirve para modelarle, será pronto divino y llamado a formar parte de los elegidos eternos de DIOS.

Hija Mía, escucha siempre tu corazón. Dite que nada muere, que todo se reconstruye en el dolor, pero que nada se pierde. Sólo los que lo quieren, se perderán para siempre. Tal es la Santa Ley de DIOS, la de vuestra libertad respetada. Sin embargo, Yo no dejo ir hasta el fondo, a ninguno de los que están ahogándose, si ellos Me lo piden: “¡Señor, sálvame!”.

 

Jesucristo, siempre presente. Amén