COMO MARIA, LA SANTA MADRE,

ANTE LA CRUZ DE SU HIJO,

DIOS PADRE SE MANTIENE EN PIE

ANTE LA CRUZ DE TODOS SUS HIJOS

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8 de octubre de 2009.

 

 

JNSR:

            Perdonadnos SEÑOR. Perdonadme, por esta petición que vengo a implorar ante Vuestra Santa Misericordia Divina, para todos Vuestros hijos.

Os pido, DIOS mío, perdonar a todos Vuestros hijos, no mirar nuestras faltas, ni siquiera las más graves.

Señor, mirando el AMOR que Os tiene Vuestro pequeño resto, pequeño, ciertamente, pero tan confiado. ¡Se Os ama Jesús!

Señor, juzgadnos, pero no tengáis en cuenta estos miles de faltas. La Tierra puede remodelarse bajo Vuestras manos, que pueden también mantener alejados a los hijos de estos Países. No podéis Vos, Señor, abandonarlos cuando se ve, al mismo tiempo, la acumulación de sufrimientos, aquí y allá, hambrunas repetidas, carencias de agua, niños que mueren por falta de cuidados a causa de estas enfermedades terribles que surgen por doquier. Por todas partes, el sufrimiento domina al Mundo: más trabajo y pronto, a lo ancho de nuestro planeta, el pan va a faltar, así como el agua.

Señor, ¿qué habrá de llegarnos aún? Tened piedad, Señor. ¿Vais Vos a transformar esta Tierra en el más completo sufrimiento?

 

JESUS:

            ¿Quieres hacerMe responder? ¡No conoces entonces el estado interior de este Mundo! Su corazón deja de latir. Este Mundo sin AMOR se muere. Todos los días, la boca que permanece muda, asesina a DIOS y mata el alma. Vosotros no os ocupáis más que de vuestros cuerpos, y os olvidáis de alimentar vuestro espíritu, que tiene necesidad de escuchar a DIOS, y de vuestra alma que tiene necesidad de recibir la Santa Eucaristía.

            Sin transmitir la Palabra de DIOS, sin dar el Pan de Vida, todos vosotros os hacéis culpables.

El Mundo se ha vaciado de su VIDA,

porque la VIDA del MUNDO, ES DIOS EN EL.

DIOS ES VUESTRA VIDA.

 

            Hoy, habiendo llegado a este momento crítico, el mundo entero se encarceló él solo y acaba de caer en el precipicio sin fondo, porque el fondo se hizo arena movediza que os hunde más con cada desobediencia a DIOS. Vosotros no dejáis de pecar. Vosotros ya no tenéis más sitio, porque no habéis sabido darMe un lugar en vuestro corazón al que Yo todavía podía hacer como el Mío.

            Yo intervengo, hoy, en la urgencia: “LA DEL SACRIFICIO”.

            La Misericordia de DIOS se encuentra de rodillas ante el Sufrimiento del Mundo.

            Como la Madre de DIOS ante Su Divino Hijo en la CRUZ, y tal como la Divina Madre, el Padre os deja sobre la CRUZ del Mundo para salvaros.

            La CRUZ que está levantada sobre el Altar del Mundo, es la gran CRUZ del Mundo, que carga el Sufrimiento de AMOR de toda la Humanidad pecadora.

            Por no haber consentido en reconocer, en el Hijo del Hombre, al Hijo de DIOS: “su SALVADOR”, el Mundo entero es culpable.

            Vosotros ya lo sabéis. Hay sólo un Sufrimiento de AMOR que puede ganar a este Mundo para DIOS y retirarle de las garras de SATANÁS.

 

NO CREER QUE JESUCRISTO

ES VUESTRO SALVADOR,

ES RENEGAR DE VUESTRO SEÑOR Y

CONSTITUIROS PRISIONEROS DE SATANAS.

PARA ANULAR SU MALDICION,

VUESTRO SACRIFICIO SE IMPONE.

“VUESTRO SUFRIMIENTO ACEPTADO”

SERA VUESTRA CRUZ DE TODOS LOS DIAS.

AGRADECED A DIOS QUE SUFRE CON VOSOTROS,

PARA AYUDAROS A LLEVAR VUESTRA CRUZ.

 

            Allí, se representa el último acto de esta escena donde todos los actores son movilizados, porque todas las naciones, todos los hombres, son llamados para que finalmente, el Mundo entero tome conciencia de que si DIOS ha pasado por el sufrimiento de la CRUZ, ha sido para obtener del Padre “el perdón para todos los hombres” que, a causa del pecado de desobediencia de Adán (el primer hombre), se han visto privados del Reino Eterno de DIOS.

            Hoy, cada uno de los hijos del Padre debe, valientemente, ir detrás de Jesucristo, cada uno con su CRUZ de sufrimiento de AMOR, rogando a DIOS amar vuestra CRUZ (es necesario), como Jesús amó la Suya por todos vosotros, porque cada una es “la liberación de cada uno”.

            Vosotros no tropezaréis al seguir los pasos de DIOS, que marcha siempre delante de Sus hijos bien amados.

Yo SOY JESUCRISTO,

con el Padre en el Espíritu Santo.

Vuestro Salvador.

Amén, amén, amén.