INFORMACION DEL SEÑOR – LA CIVILIZACION DEL AMOR

17 de septiembre de 2009.

 

 

JESUS:

            Este Reino, donde todo va a cambiar, no es un Reino Humano. El Espíritu Santo ilumina la inteligencia del hombre y le conduce hacia una era de progreso que va a favorecer hasta al más pobre de la época actual.

            El hombre va a dar lo mejor de sí mismo y se superará, tanto en su energía como en su inteligencia, siempre ayudado por el Espíritu Santo que viene en su auxilio.

            El hombre, el hijo de la Tierra, no está entregado a sí mismo, porque su corazón comprende que el Mundo es un todo, y que cada uno, en esta Tierra, es solidario con el prójimo y que la liberación de esta mediocridad que agobia al Mundo, está en la fuerza del espíritu de cada hombre que se deja guiar por esa inteligencia superior que desciende, cada vez más, hacia cada ser humano que desea adquirirla de buena voluntad.

            Este es un comienzo que se anticipa como “una experiencia” pero que, en realidad, es la ayuda que DIOS envía a toda la Tierra. Es ese Viento de AMOR: “La Civilización del AMOR”, que vuestro Bien Amado Papa Juan Pablo II ya os anunció.

            -“Yo estoy con vosotros”, me dice ese gran Papa. “Aceptad todos esta transformación que os conduce más profundamente a la Santa Verdad de DIOS”. (JP II).-

 

JESUS:

            Vosotros entráis en esta Era que DIOS os ha reservado para comprender mejor el AMOR del Altísimo. Es la oferta del Padre para todos Sus hijos de la Tierra, llamados a vivir en unión con el Pueblo del Cielo: “Venid, benditos de Mi Padre”, a la espera de ese programa perfecto en el que el Mundo se va a encontrar, liberado para siempre de su orgullo y de su fasto inútil y pernicioso.

            Las manos de los hombres, tal como su inteligencia, están en trance de mejorar la vida futura para una diversidad y una densidad muy importante de “poblaciones actuales” que necesitan de más espacios y más de lo que es necesidad vital, en productos alimentarios y en extensiones sanitarias y necesidades propias de la vida. Nada será olvidado, porque DIOS vigila.