DIOS ESTA AQUÍ. ADOREMOSLE.

31 de agosto de 2009.

Todo está escrito según el dictado del Señor.

El Señor me ha mostrado algunos grandes Países que, desde el origen, jamás han dejado de tener agua potable en abundancia.

En algunos, esta agua procedía de las montañas y se vertía continuamente en los lagos y en innumerables cursos de agua.

Hoy en día todos esos países están dispuestos a compartir esa agua con los Países fronterizos, cuya necesidad es muy grande en lo concerniente a este líquido indispensable para la vida, un líquido que se tornó más precioso que el oro.

Otras naciones, que sufren por la falta de agua, acaban de descubrir que, justamente en su subsuelo, existen capas de agua un poco más profundamente de lo que habían explorado últimamente. Es como un descubrimiento.

Poco a poco, la Mano del Señor les guía, y los hombres comienzan a comunicarse entre ellos y a ayudarse mutuamente. En muchos países, el problema de este líquido tan necesario y tan raro, es resuelto a través de una idílica solución para todo el mundo: “compartir”.

Los hombres descubren entonces la Solidaridad que los lleva a ayudarse mutuamente. Ven así satisfechas sus necesidades y su corazón inclinado a la Misericordia: ellos descubren el AMOR.

Entonces, DIOS nos declara lo que El acaba de hacer. El acaba de dar “Su Inteligencia Divina” a los hombres. El acaba de abrir las compuertas que la mantenían prisionera en los corazones de Sus hijos.

Como el agua, prisionera de ciertos países, y ahora liberada por la solidaridad de los hombres que acaban de encontrar el AMOR en el COMPARTIR, esta agua acababa de esparcirse por todos los Países. Entonces, tal como el Señor, que no Se cansa de decirnos: “haced y Yo haré”, he aquí que se comprende mejor cómo los desiertos van a florecer, nutridos por el agua. Las legumbres, las frutas, no faltarán más, y las flores embellecerán esas regiones irrigadas, hechas ahora productivas para una dichosa población que agradece al Señor.

Cuando DIOS vio que todo eso era Bueno, hizo una fiesta que habría de reunir a todas las religiones en una, una religión Única y Verdadera, “la de DIOS, que es AMOR”. Así desaparecían todas las luchas intestinas, todas las divisiones. El camino que todos seguían era el de DIOS. Los Musulmanes fueron los fervorosos de la Adoración Divina. DIOS Eterno es así glorificado de rodillas y con la frente en tierra.

DIOS está por todas partes. ¿Cómo no adorarLe, de rodillas, en nuestras iglesias y en todos los lugares de culto?

Los Cristianos comprendieron entonces, que en la Iglesia, donde se encuentra la Santa Presencia del DIOS Vivo, nada puede ser contaminado, el veneno no puede existir. El es el DIOS de la Vida. No es el DIOS de las epidemias. Ninguna epidemia podría nacer y desarrollarse en la Iglesia.

DIOS es verdaderamente el medicamento y el Médico de todos los males. La Vida del hombre Le pertenece.

El Hombre que duda, que no quiere creer y que prohíbe la comunión en la boca por miedo a los gérmenes o virus de la enfermedad, así como el acercamiento a la pila de agua bendita porque esta podría estar contaminada, a este hombre, DIOS lo declara “estúpido y presuntuoso”. En ningún caso, él podrá, en adelante, servirse del agua bendita para alejar los demonios, porque estos últimos son mucho más fuertes que todas las epidemias.

En la Santa Hostia Se encuentra Mi Divino Hijo Jesús con el Espíritu Santo y Estoy Yo, el Padre, con la promesa hecha a ABRAHAM.

Yo vendré a salvar al Pueblo Judío y Árabe con todos los demás Pueblos, contra la voluntad humana. Yo vengo a confundir toda opinión y profesión de fe no relativa a DIOS, este DIOS de ABRAHAM, de ISAAC y de JACOB.

Cuando Yo os digo “he aquí que Yo vengo”, Yo ya estoy ahí. Yo vengo a transformar al hombre con solo mandarle que cambie. Yo Me encargo de su alma.

El hombre va a transfigurarse porque él Me verá delante de él y se tornará la imagen de su DIOS y Maestro. Está escrito que Yo soy el DIOS de la Esperanza, y Mi Vida os es dada para verMe eternamente.

¿Sabéis que todo Me regresa, porque TODO Me pertenece? Todo está en Mí. Desde el origen, vosotros estabais en MÍ. Toda la Creación, desde el origen de los Mundos, estaba en Mí, “el Creador del Infinito”.

Desde toda la eternidad, Yo ESTOY con TODO y en TODO lo que vosotros veis y todo lo que ha desaparecido para pasar a ser lo que es. Yo SOY el Eterno Presente, así como Yo SOY vuestro pasado y vuestro futuro.

Vosotros no podéis comprender todo hoy, de una sola vez. Mas nada es un “misterio oculto”, porque Yo SOY la Existencia de la Eternidad. Yo vengo a enseñaros a vivir. Vuestra religión común es Mi AMOR, que Yo os doy. Mi Perdón, Mi Vida con Mi AMOR, os son dados por la Eternidad.

· Antes de oírMe de viva voz… vosotros Me veréis.

· Y antes de verMe, Yo os instruyo.

· No os anticipéis a Mí. Yo os espero.

· Yo continuaré instruyéndoos, operando todo en vosotros.

· Yo ordenaré a Mis almas que se reconstruyan divinamente, porque ellas han olvidado que ya lo son.

· Yo os hablaré de todo lo que debe acontecer todavía, aunque todo ya esté inscrito y escrito en vosotros.

· Yo tengo piedad de esta debilidad en la que habéis entrado, porque vosotros Me habéis abandonado. Pero Yo, Yo jamás os he olvidado, Yo jamás os he perdido de vista.

Yo ESTOY en vosotros. Yo no dejo de miraros y de amaros. Es por esto que Yo os llamo a reconocerMe, porque es evidente que sin MÍ, vosotros no seréis capaces de reconoceros. Yo vengo a cambiar todo, con solo cambiar el espíritu estrecho del hombre con Mi Espíritu Santo que es “Luz, Verdad, Vida”.

Vosotros debéis renacer del Espíritu. ¿Cómo? Es simple, Yo Mismo os doy esta orden divina:

“Amaos los unos a los otros como Yo os amo”

“Sed AMOR y PERDON”.

Con Mi AMOR y Mi PERDON, vosotros seréis semejantes a Jesús, vuestro DIOS. Yo colocaré al hombre, hecho a imagen de su DIOS y Maestro, en el lugar que le vuelve a ser dado después de la Creación del Mundo, como “Mi obra maestra, ahora terminada”.

He aquí el Hombre perfecto, el Hombre convertido en hijo de DIOS, Heredero con el Hijo Único de DIOS en DIOS Eterno.

Jesucristo

Embajador del Padre. Amén.

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