YO VENGO A REVELAROS UN MISTERIO
25 de agosto de 2009.
San Luis
El
Señor, hoy, revela un gran misterio.
Los hijos de DIOS han perdido el sentido de la
orientación. Ellos ya no saben de dónde vienen y a dónde van.
Antes del origen de la creación del Mundo, toda la
creación ya estaba concluida en el pensamiento de DIOS. Ya todo vivía en el
Espíritu Santo, que es DIOS.
Fue la PALABRA
la que creó al hombre a Su imagen. Invisible,
Jesús vivía ya en el Padre, como un miembro.
El día en que toda la Humanidad fue declarada culpable,
es el mismo Día en que el DIOS Vivo muere
sobre Su CRUZ DE AMOR, como un culpable. Y aunque El es inocente, Jesús es
crucificado.
Jesucristo acaba de pagar la deuda contraída (deuda del pecado original), que
separaba a Su Padre, DIOS Eterno, de Su Pueblo, de todos Sus hijos.
El Hijo Único de DIOS, con Su Santa Muerte y Su Santa
Resurrección, obtiene el Perdón de DIOS para todos Sus hermanos, que así entran
en la estima del Padre, quien abre de
nuevo Su Reino Eterno, cerrado por el pecado original.
Pero, aún hoy, el
pecado sobreabunda. Los hombres están divididos, y hasta este día, crean una diversidad de religiones, que les
conducirán a guerras fratricidas, a luchas sin fin, a atentados cada vez más
criminales, cuyo fin no se divisa.
El Mundo de hoy ha
olvidado a DIOS, Su Santa Ley y Sus Mandamientos.
El Mundo de hoy desprecia las Leyes del Señor,
martiriza Su Tierra, contamina el aire y el agua, juega con el fuego de las
armas, incendia los bosques, y todo cuanto es material.
Hay dos campos: los ricos y los más pobres, que no cesan
de oponerse.
DIOS espera que esta humanidad destrozada regrese a Él. Pero la libertad que le ha sido dada
por el Padre sólo consigue relajación desenfrenada entre los jóvenes y los
menos jóvenes. DIOS propone entonces ayudarles, ofreciéndoles el refugio de Su Santísima Voluntad, para comprender
mejor “la libertad ya concedida con tanto amor”. Pero es esfuerzo perdido. Las
almas están en el camino de la perdición y la mayor parte de ellas ni siquiera
lo sabe.
El Hijo de DIOS, el VIVO, el Resucitado, se hizo para
TODOS esta Santa Iglesia de la Tierra, donde
se dan, como en Su Cruz de AMOR, “el
Cuerpo y la Sangre de DIOS”, alimento espiritual y bebida de Vida, para
preparar a cada uno para entrar en la Vida Eterna, Don de DIOS que debe ser
merecido.
Hasta el Regreso Glorioso de Jesucristo,
el
Santo de los Santos es el Prisionero del AMOR,
encerrado por Su AMOR
en
el Tabernáculo de Su Santa Iglesia,
como
también está encerrado en los corazones de Sus hijos.
El es el Prisionero silencioso que espera Su
liberación,
en
la liberación de todos los hijos del Padre,
como El lo prometió en Su Cruz
“hasta la última oveja” que será conducida al Padre.
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