POR EL
RESPETO DE MI SANTA PALABRA
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19 de mayo de 2009.
Vosotros leeréis esta carta y seréis los primeros
convencidos de que únicamente la Mano de DIOS la ha guiado.
San Lucas: ¿Con qué autoridad actúas y quién te ha dado esta
Autoridad? ¡Pues Yo no os diré en virtud de que autoridad Yo hago esto!
San Juan: Entró en el Templo y expulsó a los vendedores.
Enseñaba cada día en el Templo y los jefes del Pueblo buscaban matarlo. Pero no
sabían cómo hacer porque todo el pueblo estaba pendiente de sus labios.
Pero San Juan repite en el mismo texto: “Se acercaba la Pascua de los Judíos. Jesús subió a
Jerusalén y halló en el Templo vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y
cambistas sentados. Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos fuera del
Templo, con las ovejas y los bueyes, tiró las monedas de los cambistas y volcó
las mesas. Y dijo a los vendedores de palomas: “Quitad esto de aquí; no hagáis de la casa de Mi Padre un mercado”. Sus
discípulos recordaron que está escrito:
“El celo de tu casa Me devora”
Si yo os escribo esta carta, no es por mi autoridad
sino para mostrar al mundo que,
después de dos mil años, nada ha cambiado sino para hacerse peor y todavía más
salvaje y más peligroso.
Ante toda esta
degradación –espiritual y moral- el Señor, Dios del Universo, debe manifestar la misma cólera que tuvo delante de los mercaderes del Templo.
San Mateo: Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?
Jesús le respondió:
“Amarás al Señor, tu DIOS, con todo tu corazón, con toda
tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y primer mandamiento. El segundo
es semejante a éste: Amarás al prójimo como a ti mismo. En estos dos
mandamientos se funda toda la Ley y los Profetas”.
En estos Tiempos
que hoy vivimos, DIOS, el Eterno, ha nombrado, como en otros tiempos, Sus
apóstoles y Sus profetas, porque esta época se ha convertido en la pila de
todos los pecados que han fermentado a lo largo de los siglos.
La Tierra, a causa de los hombres sin corazón, sin leyes
divinas, sin moral, se ha hecho la cloaca de las impurezas amasadas durante
todos los siglos. Es por esto que DIOS regresa, porque el pecado ha roto la
bóveda de los cielos, y el aire, que es el principio de la Vida en la Tierra,
pronto va a hacerse tan raro, que no podrá haber más vida sobre la Tierra, y
este es el único castigo que deberá merecer Mi Pueblo ingrato e infiel. Mas Yo
lo repito, a causa de los elegidos, Yo no permitiré que ello suceda. Es por
esto que Yo intervendré antes de esa Hora fatal y Mi señal será la que Yo
siempre anuncié y que detentan en su espíritu y en su corazón, Todos Mis
VERDADEROS Profetas.
Será por la CRUZ que el Señor Se hará anunciar. Mas
vosotros no sabéis ni el día, ni la hora de las Tinieblas, que serán el
resultado de todas vuestras malas obras cubriendo el Mundo, porque ninguno es
Maestro, en este mundo, para permitirse juzgar y castigar a Mis hijos.
¿En nombre que cuál Ley seguís matando a Mis ovejas?
Las Fábricas, las Empresas, TODO está bajo la Ley del más
fuerte. Si el Poder ha tomado el control, en todas partes, es porque aquellos
que dirigen este Mundo, aquellos que son la cabeza de los Gobiernos, así como
la cabeza de los Comercios o de las Industrias, han perpetuado la raza de los
Fariseos, esos hombres importantes, cubiertos de orgullo y de hipocresía, que
han hecho del “Poder y el Dinero” su único Señor.
DIOS, que lo ve
todo, nos dice: “Todo está contaminado hasta en las más pequeñas funciones;
los jefes de sus propias empresas se han hecho esos falsos intérpretes de las
Santas Escrituras. En el nombre de su autoridad, juzgan y destruyen lo que
pueda entorpecer su prosperidad, acusando y traicionando, hasta las arenas del
Sacrificio, a aquellos que el Señor ha elegido para ser “los Heraldos de Su
Santa Palabra” y no la Renta de sus CAJAS de CAUDALES.
¡Veréis hasta donde llega la concupiscencia de este
Mundo hambriento de dinero!
Yo he dado… Yo no he vendido.
Mis
verdaderos Profetas, vosotros no les habéis reconocido.
Yo les dije, como a Mis APOSTOLES: “Sacudid el polvo de vuestras sandalias y partid. Yo, JESUS, vendré a
retribuir con su verdadero salario, a quienes Me han rechazado, porque quien
rechaza a Mi enviado, también Me rechaza a Mí”.
Evangelio según San Juan
Hubo un
hombre enviado de DIOS, de nombre Juan.
Este
vino como testimonio, para dar testimonio de la luz,
a fin de
que todos creyeran por él.
No era
él la luz, sino el testimonio de la luz.
Existía
la luz verdadera, que, con Su venida a este mundo,
iluminaba a todo hombre.
Estaba
en el mundo; el mundo fue hecho por El, y el mundo no Le conoció.
Vino a
los suyos, y los suyos no Le recibieron.
A todos
los que Le reciben les da el ser hijos de Dios,
Aquellos
que creen en Su nombre.
JESUS de Nazaret, Señor y Rey. Amén.
Bendito sea el Señor. Amén. †
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Por
la mano de JNSR, el Señor ha escrito todo esto.