EL PLAN DE DIOS ES PERFECTO

*******

 

16 de mayo de 2009.

 

 

           

DIOS, con Su Santa Palabra, que es más pura que el ORO, sigue diciéndonos:

 

DIOS:

            Yo vengo a salvar a TODOS Mis hijos. En cualquier parte del Mundo entero, Yo los encontraré; ninguno será olvidado. Ellos están todos en MÍ.

            Hijos, continuad con vuestros esfuerzos para ser perfectos, como vuestro Padre del Cielo ES PERFECTO.

            Eliminad todos vuestros pecados, haceos mansos y humildes de corazón. Lo que es importante para cada uno de vosotros, es que el PLAN de DIOS se realice y Yo tengo necesidad de que vosotros Me acompañéis en Mi Divina Voluntad.

 

Padre Nuestro, que Tu Santísima Voluntad se cumpla

con cada uno de Tus hijos; cada uno en Ti.

Padre Santísimo, que “Tu Santísima Voluntad se haga

en la Tierra como en el Cielo. Amén”.

 

   

 

¿Cómo reparar el rechazo de la Iglesia?

¿Cómo reparar la ofensa hecha a DIOS?

 

            El PLAN de DIOS está fundado sobre la reconstrucción de un Mundo NUEVO, donde DIOS será aceptado, amado, glorificado, porque el Eterno es y debe permanecer, como el Pivote Central de TODO el Edificio-Universo.

            El Cielo y la Tierra están llenos de Tu Gloria. Sin DIOS, no hay VIDA. Nada es estable sin DIOS.

 

Yo SOY la VIDA, el CAMINO, la VERDAD.

Yo SOY el Equilibrio de TODO.

Acordaos de “YO SOY”.

Yo SOY: “Todo es en TODO”.

 

   

 

            El pecado original, causado por el primer hombre, desestabilizó el PLAN de DIOS, y lo ha vuelto contra toda la Humanidad.

            El hombre desobedeció a DIOS. El se castiga a sí mismo, y ha infligido la misma pena a todos sus hermanos humanos. Solo DIOS podía restablecer Su Plan Divino.

            Si DIOS es ofendido, la Tierra entera pierde su equilibrio. ¡Es el CAOS! Se toca el Pivote Central. TODO se apoya en DIOS.

            Cada vez que se tocan los Atributos del Altísimo, el Equilibrio del Mundo sufre. Incluso DIOS debe respetar cada uno de Sus Atributos. Nosotros formamos parte de un “Universo Divino” y sus habitantes deben ser divinos; nosotros estamos en fase de hacerlo… y para eso, todos debemos contribuir a ese devenir, que es nuestro porvenir en DIOS.

            Ya no habrá más muerte, porque nuestro Padre es Eterno. No habrá ninguna dificultad, porque TODO es AMOR.

DIOS es AMOR. El es nuestro modelo, porque todos hemos sido creados a Su Imagen.

Aún los enemigos de DIOS deben forzarse y arrepentirse o desaparecer para siempre.

   

 

            Al inicio de los primeros siglos, DIOS dijo: “Creced y multiplicaos”. Cuanto más los hombres se multiplicaban, más se complacían en sí mismos y olvidaban a DIOS. Cuanto más se desviaban del camino de DIOS, más se ponía a sufrir el Edificio de todo el Universo, a causa de la Tierra, que no seguía más los Mandamientos de DIOS y que no vivía más en el AMOR del Altísimo. Entonces, DIOS tomó la resolución de hacerSe amar. Para ello, era necesario que todos Sus hijos Le conocieran: reconociendo Su Bondad y Su Amor.

            Dios, que a pesar de su “turbulencia” tenía el proyecto de hacerlos vivir con Él, en Su Reino, se encontró ante un impedimento. Para eso, hacía falta  “pagar la deuda del pecado”, de ese pecado del primer hombre, que condujo a toda la Humanidad a pagar por él. Y esta deuda, que consistía en la muerte eterna del hombre, sólo podía ser rescatada por un DIOS, porque había sido DIOS Mismo quien había pronunciado esa sentencia de muerte; y sólo por un DIOS ella podía ser cancelada. Y este DIOS, sólo muriendo podía eliminar esta deuda, ofreciéndoSe Él Mismo para ser la víctima de los pecados de los hombres.

 

No hay más que un solo DIOS. Y el Eterno tomó esta única resolución.

 

   

 

HE AQUÍ EL COMIENZO DEL PLAN DE DIOS

 

JNSR:

            “DIOS nos crea a Su semejanza”. Podemos decir que tenemos una parte visible, nuestro cuerpo, y una parte invisible, nuestra alma, que sólo DIOS conoce perfectamente.

            Yo no sé decir si era con esta última parte que sucedía mi desdoblamiento. Pero no creo, porque estaba tan consciente, en este punto donde se quedaba mi cuerpo como en aquel hacia donde iba mi doble, para visitar a las personas que ahí se encontraban, incluso en países extranjeros adonde el Señor me enviaba. Yo podía hacer dos cosas a la vez, correctamente y al mismo tiempo.

            El Eterno participó a Sus antiguos profetas Sus intenciones y el Nacimiento de ese “Hijo de DIOS” que debía salvar a todos los hombres de la muerte eterna. Estos profetas propagaron esta Buena Nueva, de unos a otros, hasta Simeón el Justo, quien ocultó este secreto, que a su muerte, fue sepultado con él.     Si se calló, fue por amor a sus hermanos judíos; él temía una separación y una lucha entre ellos, porque la inmensa mayoría de los Judíos eran monoteístas convencidos.

            DIOS Se desgarra y hace de esa parte de Sí Mismo, otro Sí Mismo, un HIJO, que debía nacer sobre la Tierra de los hombres.

            Para que este HIJO del Hombre fuese perfecto, para ser VERDADERO DIOS y VERDADERO hombre, El debía tener primero una Madre perfecta.

            Pero todas las mujeres así como todos los hombres, sobre la Tierra, nacen ya con la herencia del pecado original.

Solo Aquél que será Mi Hijo, podrá pagar Mi deuda, con Su Santa Muerte, porque la Concepción de la Madre y del Hijo, serán inmaculadas, para que la Madre sea perfecta como Su Hijo. Pero Ella no podrá ser jamás como Su “DIVINO HIJO”, porque aun habiendo sido preservada del pecado original, por Su Concepción Inmaculada, María nacerá de Ana, que conoció “el pecado”, antes del nacimiento y la concepción Inmaculada de María.

MARIA debe llevar el VERDADERO NOMBRE que el Padre Le ha dado:

“Tú eres la DIVINA Concepción Inmaculada”

“Yo soy la DIVINA Inmaculada Concepción”

 

Así, el Padre ya concibió, en Su Espíritu Santo, primeramente a Aquella que debía ser la Madre tres veces Santa de Su DIVINO HIJO, la Toda Santa y Divina María, Hija del Padre. Y siempre en Su Espíritu Santo, concibió al HIJO del Hombre, que es el HIJO de DIOS y de MARIA Santísima: el Emmanuel, Nuestro Señor JESUCRISTO.

El Secreto de la CRUZ es el Secreto de la Santísima Trinidad que, por el rechazo de la CRUZ pedida por el Padre en Dozulé a SU IGLESIA, viene a recordarnos, a través del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que es un Solo DIOS, el camino a seguir para no extraviarnos más.

 

   

 

TODAS LAS DESOBEDIENCIAS A DIOS TIENEN

TERRIBLES CONSECUENCIAS

 

            Con Su Santa Muerte, JESUCRISTO paga las consecuencias que acarreó, sobre toda la Humanidad, el “pecado original”, contra DIOS y contra los hombres.

            Por Su Santa Muerte sobre la CRUZ, DIOS nos salva de la Muerte Eterna; con El, nosotros esperamos la realización de Su Promesa:

 

“VIVIR ETERNAMENTE CON DIOS

EN SU TIERRA NUEVA CON LOS CIELOS NUEVOS”

 

            Toda falta cometida por un solo pecador, debe ser reparada inmediatamente, con la participación de cada hijo de DIOS. Esta es nuestra contribución para purificar la Tierra. Así, cada uno de nosotros, debe llevar la CRUZ, o más bien, el sufrimiento de la CRUZ, cada uno la suya, por nuestros propios pecados y los pecados de aquellos que la rechazan, sin pedir perdón a DIOS.

Nosotros seremos salvados los unos por los otros, nunca solos.

La CRUZ Gloriosa debía ser ese “Gólgota” donde todas las Cruces debían ser depositadas. JESUS pide esta CRUZ de 738 metros, en memoria de Su Sufrimiento y de Su Santa Muerte sobre el Gólgota (de 738 metros de altura). Sería también el anuncio de Su Regreso en Gloria. Esta sería la CRUZ del Arrepentimiento Mundial, la CRUZ del Perdón para todas las Naciones.

            “Cuando esta CRUZ sea elevada de la Tierra, Yo atraeré TODO hacia MI”. Todas las promesas de DIOS desaparecieron cuando la Iglesia rechazó la petición del Señor. Entonces, JESUS exclama: “Desgracia para la humanidad entera… ¡Yo dejaré hacer, a causa de la falta de fe!”

            Todos los cristianos, así como toda la Humanidad, están pagándolo. “En Verdad, dirá JESUS, la única esperanza de Salvación para el mundo en este fin de siglo, es la glorificación de la CRUZ, signo del HIJO del Hombre, que Magdalena ha visto resplandecer como el rayo, de ORIENTE a OCCIDENTE”.

            Los hijos de DIOS pagan un alto precio por culpa de la Iglesia. Se trata de nuestra Salvación, así como JESUS pagó “nuestra Vida Eterna”, anulada a causa del “pecado original”, que El adquirió para todos nosotros, al precio exorbitante de Su Muerte en la CRUZ. El dejó morir SU VIDA, que tomó sobre Ella todos los pecados del Mundo, pasados, presentes y futuros, para que por Su Santa Muerte fuese destruida la barrera de los pecados, que se interponía entre el Padre y todos Sus hijos.

 

“Yo SOY la VIDA. Sí, la VIDA Eterna”.

Quien cree en MÍ, la obtendrá.

Mi VIDA nadie Me la quita: soy YO quién La da.

Acordaos de Mis Palabras, cuando vengáis a recibirMe en cada Eucaristía.

 

Es DIOS quien Se entrega. Amén”.

 

   

 

HE AQUÍ QUE LA TIERRA SE ESCAPA BAJO VUESTROS PIES

 

            Ella comienza a sacudirse, a inundarse, a tragar las viviendas con sus habitantes. Se cubre a veces con un abrigo nevoso, para atraer a los hombres hacia las pistas, y de repente, los traga en una de sus avalanchas inesperadas.

La Tierra no se divierte de ninguna manera. Ella está en todo, como vosotros, bajo la influencia nefasta del Pérfido, que echó sus redes por los cuatro extremos del Mundo. No os asombréis si está aquí, más fuerte que nunca: vosotros le habéis abierto la puerta.

Vuestros pecados contra DIOS le han elegido como vuestro “Maestro y Señor”, y él domina todos los espacios donde los hombres débiles le han dejado su lugar, halagándolo y siguiéndolo.

El es invitado en todas partes, ahí donde el hombre no reza más, no hace caso de su hermano enfermo o en la soledad, de su hermano que muere de hambre, de sed, de indiferencia, porque ya no lo reconoce.

El es el “Amo” en los gobiernos que estrangulan a los pobres, en los barrios pobres donde el dinero puede cambiarse por la droga o el crimen. Está en el Poder y el Dinero de los ladrones y de los estranguladores. ¡Pero, dejémoslo pavonearse!... No lo tendrá por mucho tiempo, porque una rama de este olivo secular va a desarrollarse, a florecer y a descubrirse. Esta rama está lejos de ser débil por estar oculta para este Tiempo NUEVO, cuando finalmente el árbol no esconderá más su rama, florecida en la sombra, porque ella se guardaba para ser el pedestal del Señor DIOS, de quien le viene su título. Escondida para servirLe, está la Santa Madre de DIOS. Ella, la Reina de todo el Universo.

La Realeza de la Santa Madre de DIOS

debe ser confirmada en Su Divinidad.

 

            En este tiempo del fin del reino del Mal, el Maligno, que quiere afirmarse en las Escrituras realizando todas las catástrofes, todos los desórdenes anunciados para el FIN de los Tiempos, se halla superado por la decisión secreta que ha tomado la Santísima Trinidad “de no descargar el golpe fatal al Mundo, porque eso significaría la desestabilización de todo el Universo”.

 

Y aquí está el TRIUNFO de DIOS sobre el Enemigo.

“¡Alto ahí, Maldito! ¡Tú rol (acto) se termina aquí!”

 

            El Señor DIOS, Amo de todo el Universo visible e invisible, frente a la escena de este gran Teatro del Mundo, donde se representa el último acto del Evento mayor, os dice: “¡No! ¡Vosotros no conocéis el fin, porque no habrá ningún FIN que pueda parecer una victoria de Satanás! Porque hoy, el Señor DIOS, Hijo del Padre, “pronto” va a presentaros a los actores finales, aquellos que finalmente se van a revelar a todos vosotros. DIOS Padre viene para tomar en Sus manos, el desenlace de esta obra milenaria, para cambiar el escenario que cada uno podía transponer a su gusto… Mas el Padre Todopoderoso nos dice:

 

“Este es Mi Plan Divino”

 

            Entonces, se verá aparecer, como sobre el fondo de un telón, ese segundo candelabro[1]  cuya luz va a hacerse cada vez más brillante, a medida que él se adelante hacia el frente del escenario.

            ¡Oh, luminosa sorpresa! No se le percibía claramente, como oculto tras un velo, en tanto su persona humilde y reservada se guardaba para su DIOS y Maestro. Frente a ciertas “mitras”, mal puestas sobre esas cabezas que se esforzaban por mantenerse derechas, mientras el viento de la Envidia soplaba fuerte en ellos, este gran Hombre de la Iglesia, impasible en su comportamiento, continuaba llevando, a través del Mundo, la Santa PALABRA de Aquél que le guardaba en Su Divino Sagrado Corazón, para   cerrar “el último capítulo” del último acto de esta Divina Tragedia de la VIDA de los hijos de la Tierra, ¡que debía acabar en un caos espantoso!

            Para demostrar que el “Maestro del Mal” tenía en sus manos, hasta aquel momento, la batuta en ese CAOS, se verán todavía las imágenes desarticuladas de los actores fortuitos, atrapados en las redes de Satanás, resistiendo, reclamando la salida para echarse en “los brazos de su Salvador, ¡de pie sobre una Tierra oscilante!”

            “¡NO! ¡Esto no puede terminarse así!” dice Nuestro Divino Maestro Todopoderoso, JESUCRISTO, HIJO del Padre Eterno. El Mundo está consciente de que en estos últimos Tiempos, el camino se abre en dos: una rama satánica y una rama divina. Y que Yo no dejaré jamás sin Mi Divina Luz el camino que vosotros debéis tomar, para venir a Mí.

 

“Yo SOY el CAMINO, la VERDAD, la VIDA”

 

            Hoy día, el segundo PAPA de este FIN de los Tiempos, que para el Cielo es el tercero que lleva los dos NOMBRES de Mis Santos APOSTOLES, Juan y Pablo (él es llamado Juan Pablo III), deberá cumplir el acto de reparación por la Iglesia.

            El Hijo de DIOS fue llamado por Su Padre a reparar la falta del hombre, del primer hombre, ADÁN, el primero de la trama que conduciría a toda la Humanidad hacia su meta final, fijada por DIOS para todos los hombres: “Ser como su DIOS: DIVINO”.

            Pero este hombre equivocó el camino, y la tentación le hizo el modelo del  “hombre privado de la Luz divina” que debía buscar y merecer esta Identidad prometida, a través de este Tiempo de tinieblas satánicas con las que debía enfrentarse, durante largos siglos[2].

            Si a Mi Papa Juan Pablo II, le fue pedida por la Santísima Virgen María, la Consagración de RUSIA a Su Divino Corazón Inmaculado, es porque la Iglesia, “la Jerusalén del Cielo”, siempre está unida a la Jerusalén de la Tierra que, por DIOS, en Su Santísima Trinidad, “no es sino UNA sola y Única Iglesia”.

            La Consagración fue hecha para demostrar al Mundo el cumplimiento de la demanda hecha a una hija de la Tierra, que fue una religiosa, Sor Lucía, igualmente digna de comunicar a la Iglesia la petición de la Divina Madre de DIOS.

            El cumplimiento fue total y fatal para las intenciones de ese Pueblo (Rusia), que por un tiempo, dejó de ser solidario con el PLAN de DIOS. Y “gracias a la intervención divina de la Madre de DIOS y al acto sincero y solemnemente cumplido de Mi Papa Juan Pablo II, en comunión con la Iglesia, el mundo fue salvado de una tercera guerra mundial”.

            Si esta Profecía, relativa a un evento tan importante, fue anulada, ha sido porque DIOS (Padre, Hijo y Espíritu Santo) pudo hablar también, con y por el Corazón de Aquella que fue elegida para vivir en Su Propio Cuerpo, la Concepción, la Encarnación, la Santa Muerte y la Santa Resurrección de Su DIOS-Hijo, que ESTÁ en MARIA, Su Santa Madre, como en Su DIOS, Su Padre, como en el Espíritu que procede del Padre y del HIJO.

            Por voluntad de Su Divino HIJO, nadie puede disociarLa de la Divina y Santa Trinidad, que Ella lleva en Su Corazón, porque Ella es la Madre del Hijo, la Esposa del Espíritu Santo que es DIOS, y la Hija Bendita del Padre, que la ha concebido divinamente para ser la Santa Madre del Hijo de DIOS.

            María actúa conforme a las decisiones tomadas por la Santísima Trinidad. María, unida al Espíritu Santo, que es DIOS, actúa también con el mismo Espíritu que la concibió, así como la propia Voluntad Divina vive en Ella.

            No os maravilléis, puesto que a cada uno de vosotros Yo os he hablado, igualmente, de renacer de lo Alto para asemejaros a MÍ, mediante Mi Espíritu Santo.

            Mi Santa Madre llevaba en Ella, después de Su Divina Concepción, Su “consentimiento” para ser Mi Santa Mamá.

            El “SI” que Ella dio al Ángel Gabriel para convertirse en la Madre del Salvador, ya estaba escrito en Ella. Su consentimiento mecía ya mi infancia, porque nosotros estábamos siempre juntos para jugar.

            ¡Cuál asombro! ¿Por qué aceptáis que Santa Teresa podía jugar con su Jesús de Amor y Santa MARIA, NO?

            Yo SOY el Eterno, Yo ESTOY en Mi Padre, así como Mi Padre está en Mí. ¿Aceptaríais entonces salvar al mundo, salvando primero a Mi Santa Iglesia?

            Al rechazar Mi CRUZ, tan importante para detener todo este Mal que el Maligno os ha hecho vivir, esta respuesta negativa de Mi Iglesia a ese proyecto, aumentó la maldad del Maligno: ¡nada más le hacía obstáculo!

            Esta CRUZ de 738 metros, debía demoler sus maléficos designios, los haría abortar, porque tanto por su altura como por el recuerdo de Mi Santa Muerte, la CRUZ Gloriosa de DOZULE era también la CRUZ del Exorcismo Mundial, que debía proteger a toda la Tierra del Mal y detener la locura asesina de Satanás.

Ella debía representar los 738 metros del Monte GOLGOTA

            Mi CRUZ será vista, desde el cielo, sólo antes de Mi Regreso en Gloria y luego de la “Reparación” que Mi Iglesia debe cumplir.

            El HIJO de DIOS acepta voluntariamente anular la Sentencia pronunciada por Su DIOS Padre: la Muerte de la Humanidad, muriendo Él sobre la Cruz, a 738 metros de altura, en el Monte GOLGOTA.

            La CRUZ de DOZULE representa, en la hora actual, el “Rechazo de la Iglesia a su DIOS”. Para que se anule su FALTA, y que sea reparado el daño que ella ha causado al Pueblo de DIOS, y para consolar de todas sus penas al Divino Sagrado Corazón de JESUS, no puede haber Reparación más completa que la de dar a la Madre de DIOS, que es también la Madre de la Iglesia, el lugar que Le corresponde en la santa Iglesia de Su DIVINO HIJO, que pronto se abrirá a toda la Humanidad.

            A través de la Santa MUERTE de Su HIJO, esta Humanidad ha adquirido la Vida Eterna y ahora ella está próxima a obtener, con la ayuda de MARIA, Madre de DIOS, la identidad divina de SU HIJO, de quien la Iglesia puede obtener su PERDON, proclamando, como es su deber por el AMOR de la Santísima Trinidad, el Dogma de la Divina Inmaculada Concepción de la Madre de DIOS y de los hombres.

En el Santo Nombre de vuestro Señor JESUCRISTO, corresponde a Mi Papa elegido, Benedicto XVI, el deber de proclamar el Dogma completo, a favor de Mi Santa Madre, que Santa Bernardette tuvo la dicha de escuchar en su corazón:

 

“Yo soy la Divina Inmaculada Concepción”.

 

            Esta proclamación será, para todo el mundo, la Llave de la última puerta a abrir, para ver el Reino de DIOS descender en medio de los hombres.

            Mi Papa es “el segundo candelabro” que iluminará Mi Santa Iglesia de arriba abajo, en su profundidad así como en su longitud y anchura.

            La humildad de Mi Papa, unida a la Santa humildad de Mi Santa Madre, forman esa llama ardiente de santidad que eleva a MARIA, Madre de la Iglesia y Reina de Todo el Universo, al rango que Le es debido, por la elección del Altísimo, para ofrecer una madre a Su Divino HIJO, digna del nacimiento de un DIOS sobre la Tierra de los Hombres.

            El Altísimo hizo de MARIA “la MUJER” que debía dar a luz espiritualmente a todos los hijos del Padre, porque ese es el Plan de DIOS:

 

Hacer de la Tierra y del Cielo el PARAISO donde vivirán eternamente,

el Padre tres veces Santo (Padre, Hijo y Espíritu Santo)

con la Madre y todos los hijos “Divinos”, como su Padre,

que harán esa unidad tan deseada por DIOS:

¡TODOS en DIOS!

Tal es el Plan Divino.

 

            Corresponde a MI PAPA hacer conocer, ya, Mis Intenciones, comenzando por proclamar el Dogma de la Divina Inmaculada Concepción de MARIA.

 

“Yo soy la Divina Inmaculada Concepción”

 

            El Señor JESUCRISTO, enviado del Padre, santificará la Nueva Tierra y a los hombres, dándoles Su Identidad prometida.

            Vosotros naceréis nuevamente del AMOR DIVINO de DIOS, por el Espíritu Santo que es DIOS, a la imagen de DIOS, que es AMOR. Seréis a la imagen del HIJO de DIOS y podréis decir, cada uno: “Yo soy AMOR, en el AMOR de Jesús y de María”. Vosotros estaréis todos en DIOS: DIOS es AMOR.

            Entonces sonarán a lo lejos, de monte en monte, las campanas de la Iglesia, para anunciar la Victoria sobre la Muerte.

            La CRUZ será el SIGNO de VIDA, el SIGNO de lo que hizo el Señor por todos Sus hijos, el SIGNO de la VIDA Eterna del Señor, que cambió Su VIDA por la nuestra sobre SU CRUZ de AMOR, para que tuviésemos TODOS la misma VIDA que nuestro Padre: Santa, Divina y Eterna, por el AMOR de Su Santa CRUZ, que hizo de cada uno de nosotros un hijo de DIOS: los HIJOS e HIJAS de DIOS.

            Por lo tanto, el llamado de DIOS para cada hijo, se oirá de CRUZ en CRUZ, desde el Líbano hasta Jerusalén, de Jerusalén a los cuatro extremos del Mundo.

 

“El Líbano volverá a florecer”

 y su Santa CRUZ se elevará para aclamar a Jesús,

que pasa entre los cedros seculares del Líbano.

Todos los hijos de Asia occidental: Palestina e Israel,

vendrán a cantar el mismo canto de Gloria y de Amor

 que Jesús cantaba en medio de Su Pueblo,

con la memoria de ABRAHAM, ISAAC, JACOB y JOSE,

entrando a Jerusalén.

De siglo en siglo, esta piadosa memoria será cantada

por todos los hijos del Mundo, de toda raza. Amén.

 

¡ HOSANNA en lo más alto de los Cielos!

¡ Bendito sea El que viene en Nombre del SEÑOR!

¡ HOSANNA en lo más alto de los Cielos!

Bendito sea nuestro Señor que viene. Amén.

 

  

 

 

 



[1] El primer candelabro era Juan Pablo II, que también recibió la Gracia Divina de parte de  María, Madre de DIOS y de los hombres, Gracia que permitió a la Humanidad escapar de la tercera Guerra Mundial.

[2]  Este hombre (Adán), representa a toda la humanidad pecadora.