¡VEN, SEÑOR JESUS!

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27 de agosto de 2008.

 

 

JESUS:

            Que los hombres no hablen más de esclavitud, para ir hasta el fin de este Mérito que se llama Elección Real, que Yo les preparo.

            Vosotros habéis permanecido libres. El verdadero Esclavo, es JESUS, el Cristo de Dios, que Se entregó de buen grado, pies y manos atados, a la justicia de los hombres, que no era más que una mascarada, conjurada desde antes, para matarMe.

            Yo sabía que debía pagar esta enorme deuda, que entristecía a Mi Padre y os cerraba el Paso Único hacia Dios, a causa de los pecados de los hombres, que comenzaron con el primero: Adán.

            Para salvar a todos los hombres, Yo, Verdadero Dios, Me hice uno de vosotros, Verdadero Hombre y Verdadero Dios. Yo cargué con vuestras faltas. Yo Me hice pecado, para que muriesen Conmigo, en Mi Santa Cruz, todas las faltas pasadas, presentes y futuras de toda la Humanidad.

            Pero el hombre, refractario a la Misericordia Divina, ha seguido despreciando a Dios, haciéndose peor, de siglo en siglo, al punto de matar y masacrar a su prójimo con un refinamiento tal, que ha suscitado en él mismo maestros en el horror. Ellos han provocado guerras y, actualmente, atentados ciegos que matan inocentes y destruyen el Patrimonio de Dios.

            Todo se desarrolla con tal fuerza en el horror, que acaba de reventar la bóveda de los Cielos. Entonces, el Padre exclamó: "¡Basta!”. Pero mientras resuena Su Santa Voz en este Mundo, que todavía no comprendió que todo está en la Mano de Dios, las luchas continúan.

            Aprovechándose de este Tiempo del Fin, que sigue haciéndose el sordo, el Diablo ha venido a prestar ayuda a Dios, o más bien, contra Dios. Y los mínimos valores que aún podrían existir en el hombre, Satanás los ha desnaturalizado y, de estos hombres convertidos ya en títeres, él se ha hecho acólitos, matándose entre ellos, haciendo de toda la raza humana, hermanos enemigos. Y esto, en los hogares, en los Países y entre todas las Naciones, donde ya está plantado el germen para que nazca una nueva guerra, que será la última, con la exterminación de ciertas razas, ¡si Dios no interviniese a tiempo!

            He aquí los hermanos que se confrontan, Caín y Abel. En ciertos países, la sangre fraterna cubre ya todas las tierras donde viven estos antagonistas, ciegos por el poder y el odio.

 

JNSR:

            La exterminación sobrevendrá muy pronto, antes que el Poder se instale. Ya no habrá más militantes en pie y estará lleno de Mártires que se eleven hacia Dios.

            Dios ha prometido que vendría antes de la exterminación final y nosotros creemos en ello: ¡Ven, Señor JESUS! Pues los hombres reinarán con JESUCRISTO en la Nueva Tierra de Paz y de Alegría, que es una prueba de la gran Elección final de Nuestro Divino Soberano.

            ¿Serán sólo mil años de Paz y de Amor, lo que durará la Experiencia de Dios? Tomémoslo con Amor, considerando que nuestro Amor por Dios es ya eterno, que ya no se sucumbirá más a ninguna tentación y que nuestro SI a Dios será un SI eterno. Nuestro Amor, tal como nuestro SI, está ya consolidado en la Roca Eterna que es Dios.

            En este Fin de los Tiempos y tras el Reino de mil años, en Su Infinita Bondad, Dios interrogará a quienes han dicho NO a la Elección maravillosa propuesta por JESUS  a todos los hombres, considerando que todos son hijos de Dios, tanto los malos como los buenos.

            Entonces, respetando nuestra Libertad y la Libertad de Dios, que respeta la Libertad de Sus criaturas, los pocos que dirán NO se irán, para siempre “en la Balsa de los Náufragos, que se alejarán para siempre de Mi Sagrado Corazón”. Palabra de JESUCRISTO.

 

Mas, ¿quién podrá decir NO al PERDON de Dios?

           

            Recemos, todos juntos, para que la Cosecha y la Vendimia llenen hasta el borde, la Canasta de Pan y la Copa de Vino que eleva JESUCRISTO hacia Nuestro Padre de los Cielos en

esta última Misa sobre la Tierra.