¡VEN, SEÑOR JESUS!

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22 de agosto de 2008.

 

 

JNSR:

            Yo estoy a Vuestro servicio. Hablad, ordenad y reinad, mi Señor y mi Maestro. Yo Os pido Vuestros favores. Yo soy toda Vuestra, Señor.

 

DIOS:

            Yo escribo en ti lo que tú debes decir a Mi Pueblo. Los hijos de Dios deben ser informados de lo que debe suceder mañana.

            Al son de la Trompeta, que resonará de un extremo a otro de la Tierra, estad preparados. Y seguidamente, lo que haréis, vosotros ya lo sabréis, porque todo será dicho a su debido tiempo.

            Ten confianza en Aquél que te habla y te hablará, aún durante el sueño. Si fuese necesario, Yo interrumpiría ese sueño para instruirte.

            Esto no es una máquina que Dios ha puesto en vosotros, es vuestra alma que está condicionada para ese gran Día. Desde el inicio del mundo, todo ha sido previsto y concebido por vuestro Creador, en Quien son formados el Cielo y la Tierra, todo lo que contiene el Cielo y todo lo que posee la Tierra.

            Todo ha sido programado y concebido ya en el Espíritu de Dios, para ese grande y terrible Día, en que Dios viene a reinar en Su propio Reino, que está conformado por todo el Cielo y la Tierra. Reino acabado, reunido y unido al Único Dios Soberano de todo el Universo.

            Ese será el gran Día de Dios, en que El reúna el Cielo y la Tierra, lo infinitamente grande con lo infinitamente pequeño. Todo será un solo y único Reino, poblado por toda Su Creación, con todos los Suyos coronados de Gloria eterna. Porque Dios reúne todos Sus hijos, tal como lo hizo el día de la Pascua judía, para conducir a Su Rebaño, compuesto por los primeros, a fin de decir al mundo: ¡He aquí lo que Yo hago en Mi Nombre!

            Después, la marcha del Tiempo continúa, para llegar al gran Día, bien cercano, cuando Mi dominio será aquél que reunirá el Alfa y la Omega con todo lo que posee Dios, y eso sucederá muy pronto.

            Ese gran Día estará marcado por Mi Gloria Eterna, que es Aquél que ES, que ERA y que VIENE, Aquél que es Hijo del Altísimo en Quien Yo he puesto todo Mi Amor. EscuchadLe.

            Ve. Hija Mía, continúa obedeciéndoMe, porque Dios escoge y el hombre obedece, a fin de que se realice todo lo que ha sido dicho.

¡He aquí que Yo vengo!

Amén, ven Señor JESUS.

Amén. Amén. Amén.