PALABRA DE JESUCRISTO

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Domingo, 13 de julio de 2008.

 

 

JNSR:

            Señor, ¿queréis Vos hablarme? Yo Os amo y quiero amarOs cada vez más.

 

JESUS:

            El Señor ama hablaros, y a menudo, para corregir vuestros impulsos y conduciros por Mi única Verdad.

            Consuélate, Yo estoy presente, disponible para educaros y aconsejaros. Los canales de Mi inefable Amor están abiertos día y noche, porque Yo debo formaros para que recibáis Mi Espíritu Santo. Los años por venir serán consagrados a vuestra educación y a Mi última elección. Las almas serán escogidas para vivir en la expectativa de Mi Santo Regreso aquí, a esta Tierra, en compañía de Mi Santa Corte Celestial.

            Escribe. Es una elección de Dios, el venir a salvar a Su Pueblo. Dios es el Milagro-consumado. Es Mi Amor y, eso, Solo Dios lo decide. Tú fuiste escogida para verlo, en tus manos y a tu alrededor. El mérito, que siempre pertenece a Dios, es vivido de tal modo por tu pequeña alma, que el Señor tiene en él un doble placer.

            Yo estaré rodeado por Mis almas, con la Alegría de estar cerca de Mí, sin verMe, pero sintiendo en ellas esa inmensa felicidad de Mi Santa Presencia, al punto de sofocar en ellas sus sollozos de alegría.

            Por consiguiente, Yo te digo: Sí, tú verás aún y asistirás todavía a esa gran felicidad. Dios ama vuestra participación. Lo desconocido no estará más oculto a vuestros ojos, ya purificados de todo cuanto ellos hayan podido ver, vuestra boca, de todo lo que ella ha podido decir y vuestros oídos, de todo lo que ellos han escuchado. Este Milagro es y será la causa de Mi elección, porque los que caminan Conmigo, serán a imagen de su Señor y Rey.

            Sí, Yo te digo: tú estarás Conmigo. Vivo en Mí no quiere decir muerto. Pero los vivos de ese año serán, en un instante, transformados, mas tú lo sabes. Yo te ofrezco todo, a fin de volver a enseñar a aquellos que Yo te doy, aún hoy día.

            El Señor continúa aconsejándote y abriéndote bien las puertas, para que aquellos que te escuchen se serenen, para ir más lejos. Tú irás, sin darte cuenta, hacia donde Yo lo desee. NADA puede hacerse sin Dios, cuando sois llamados a trabajar para vuestro Dios. Yo debo decirte: alégrate siempre de tu sufrimiento, él es Mío. Sólo él abre las puertas más cerradas y, delante de ti, hay un gran número de ellas. Así mismo, Yo te anuncio que todo se gana en Mi entera Obediencia. Yo proveeré todo lo que te hace falta para una futura partida para evangelizar. Ten Confianza en tu Divino Maestro.

            Los elegidos llamados a seguirMe, los del Cielo y los de la Tierra, están a punto de encontrarse. Los que están en camino llegarán por mar, por tierra, por aire, al lugar del encuentro final. Ellos son numerosos. Las almas que emprendieron primeramente el Camino, son las almas obedientes a Mi Santa Ley y a Mis Santos Mandamientos. Ellas llevan la marca de Mi inefable Amor, que tiene ya en El todo el Tesoro de sus obras de Amor.

            Vosotros aún no podéis conocer ese gigantesco trabajo efectuado por cada uno a esta fecha, a fin de apresurar la Hora de Mi adorable Retorno. Tal como los del Alfa, para llegar a la Tierra Prometida, vosotros habréis recorrido los cuarenta años del Desierto, porque la Desobediencia hace merecer una pena semejante, tanto para los primeros, como para los del Fin, la Omega, los últimos.

            La ceguera de unos es siempre compensada con el sufrimiento de otros: vosotros seréis salvados los unos por los otros. Basta acordaros del Sufrimiento de Amor de vuestro Dios Salvador en Su Santa Cruz de Amor, para comprender que Yo no podía salvaros más que a este precio. El sufrimiento de cada uno, ofrecido al Padre de las Felicidades Eternas, con el Amor en el incomparable Sufrimiento de Amor de Su Divino Hijo JESUCRISTO, sólo este Majestuoso Sufrimiento de Amor, podía pagar a Su Divina Majestad que es Dios, en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, el precio de una Tierra completamente Renovada, Nueva, como por un nacimiento. Ese, que vuestro Señor JESUCRISTO, en el Amor del Padre y la Fuerza regeneradora del Espíritu Santo (renacer del Agua y del Espíritu), va a hacer de cada hijo del Padre y de la Santísima Virgen MARIA (hijos dados al pie de la Santa Cruz por Su Divino Hijo y Dios El Mismo: he aquí tu Madre), hijos completamente transfigurados a la Imagen del Hijo de Dios, prestos a habitar la Tierra Bendita del Padre con la Santísima Trinidad y MARIA, Madre de Dios.

            Los Santos y los Ángeles cantan en coro: ¡Bendito sea El que viene en Nombre del Señor! Hosanna en lo más Alto de los Cielos. Amén. †

 

JESUCRISTO