EL SEÑOR TIENE NECESIDAD DE ELLO

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24 de junio de 2008.

San Juan Bautista

 

 

JNSR:

            Si un día yo fui escogida por Nuestro Señor JESUCRISTO para hablar en Su Santo Nombre, después a lo largo del tiempo, yo he honrado Su elección. Ha sido por todos vosotros, hermanos y hermanas en Dios, que yo he dicho Sí a Nuestro Rey, a Nuestro Dios de Amor.

            Su deseo es para mí una orden amorosa y tan importante, que me juzgo indigna y me considero como el pequeño personaje del día bendito de Ramos y la más dichosa del mundo. Yo serví a mi Rey y continúo sirviéndoLe.

            La multitud gritaba: “¡Hosanna, hosanna!” y (Lc 19, 37-39):

            “…comenzó la muchedumbre de los discípulos a alabar alegre a Dios a grandes voces por todos los milagros que habían visto, diciendo:

¡Bendito el que viene, el Rey, en Nombre del Señor!

¡Paz en el Cielo!

¡Gloria en las Alturas!”

           

            JESUCRISTO venía acompañado por esta muchedumbre que gritaba, animada por esa euforia de un día de fiesta. Todavía hoy, nosotros hacemos lo mismo, nosotros los cristianos, desbordantes de fuerza y de alegría, reunidos para saltar y gritar en esos baños de multitudes, para manifestar adhesión a todas esas fiestas, como “el festival de la música” o para acoger a las estrellas de la canción…

            No, ellos no son así de entusiastas para asistir a la Misa del Señor, ni siquiera en un día de Navidad o de Pascua. ¡Se dice que es preciso darse su lugar! ¿Quién se pone en el lugar de aquellos que mueren de hambre y de sed? Pues bien, el Señor os espera, porque vosotros no ponéis en duda eso, mientras que a El Se Le ha olvidado, como El Mismo decía a Su ciudad de Jerusalén (Lc 19, 41-44):

            “Y cuando Se fue acercando, al ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: “¡Ah!, si en este día conocieras también tú el mensaje de la Paz; mas ahora está oculto a tus ojos. Porque días vendrán sobre ti, en los que tus enemigos te rodearán con trincheras, te cercarán y te estrecharán por todas partes, y te abatirán al suelo, a ti y a todos tus hijos dentro de ti, y no dejarán de ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo en el que has sido visitada”.

            ¿Qué hace falta todavía para advertiros que nuestros países o casi todos sobre esta Tierra, son peores hoy que Jerusalén en la época de Cristo? Nuestro Señor, ¿a quién va a encontrar a Su Regreso? ¿Qué va a quedar de nuestros países, que ya no quieren oír hablar más de Dios?

            Hoy, para hablaros, para advertiros, yo estoy feliz de tomar el lugar de ese “personaje” porque él ha jugado un gran rol en ese día bendito de Ramos. Ese “personaje” es el borriquito que prestó su lomo al Rey de reyes, a JESUS Dios hecho Hombre, para Su entrada a Jerusalén, donde la muchedumbre, alborozada, gritaba:

“¡Bendito sea El que viene en Nombre del Señor!”

            “Entre la multitud, algunos fariseos Le dijeron: “Maestro, reprende a Tus discípulos”. Y El respondió: “Os digo que si estos callaran, gritarían las piedras”.

            Y yo os digo que, en el Día de JESUS, será vuestra alma la que se acordará de todas vuestras omisiones, y vuestro Ángel estará ahí, para recordaros la lista. Los Ángeles guardan la memoria que Dios les confía y nada escapa a Dios.

            Las piedras de las que habla JESUS, son hoy día, las coladas de lodo, las aguas furiosas que se rebelan y que, a su modo, gritan su pena de ver tantas y tantas desobediencias a Nuestro Dios, el Creador del Cielo y de la Tierra y de todo lo que los habita.

            El Señor tiene necesidad de cada uno de nosotros, cada uno en su puesto. Se puede caminar y orar. Se puede orar y sacudir todos esos árboles muertos que cortan el paso a los que quieren marchar y arrastrar a los hermanos que no esperan más que eso: “Venid y seguidnos, el Señor tiene necesidad de todo Su Pueblo, de toda Su Iglesia en marcha”.

            Claro que el Espíritu Santo debe primero darnos la señal. Pero no hay más que implorarLe antes, levantando los brazos al cielo: " ¡Ven, Espíritu de Dios, ven Espíritu de Luz!”.  Cantad a Dios cuando estéis cocinando, cuando estéis limpiando.

            ¿Por qué una vedette merecería más que el Espíritu Creador, que espera sólo nuestra voz, la que viene del corazón? Es un SOS, porque todo llora, todo gime a la espera de nuestro Creador y languidecemos por este nacimiento maravilloso que Dios nos ha prometido.

            Antes, en la Iglesia restaurada, conforme a las Santas Voluntades de JESUS, todos los Sacerdotes van a entrar en ese gran Misterio del Sufrimiento de Amor, preguntando a cada uno (Mt 20, 21-23):

            “¿Podréis beber el cáliz que Yo he de beber?”… “Jesús les dijo: beberéis, ciertamente, Mi cáliz; pero el sentarse a Mi derecha o a Mi izquierda, no es cosa Mía el darlo, sino que es para quienes ha sido dispuesto por Mi Padre”.

 

Sí, los lugares deben ganarse por el Amor.

Palabras de Cristo JESUS.