GLORIA A DIOS, QUE VIENE A INSTRUIRNOS
EL DESPRENDIMIENTO DE LA CRUZ
*******
28 de abril de 2008.
San Luís María Griñón de Monfort
JESUS:
Cuando las almas se despojan de las cosas de este mundo, ellas quedan más ligeras para elevarse hacia Mí. Despojarse es desgarrarse, es desprenderse de algo necesario o que os interesa muchísimo. No es ni un ayuno ni una pequeña privación. Es desposarse con la soledad, es vivir el desierto.
Cuando Yo os pida dejar un lugar donde estáis instalados y que os es querido, vosotros lo dejaréis, es Mi Santa Voluntad la que os lo ordena. Voluntariamente, vosotros Me obedeceréis, como lo hicieron Abrahán y Moisés, en lo que Yo les pedía. Yo tenía la seguridad de su compromiso, ellos me habían dado su palabra.
Vuestros hijos son los Míos, como vosotros mismos. Vosotros Me pertenecéis. Toda vida está en Mi Santa Vida.
Mi hija bienamada, Yo no te castigo.
Yo he dejado actuar a la tentación sobre aquellos que te rodean. Hasta el fin
de los Tiempos, el Tentador estará al acecho. Tú estás desamparada, sin el amor
de tus hijos, sin el calor humano de un verdadero hogar e incluso, abandonada por
la ingratitud de los humanos, que se dicen unidos a Dios por
Ellos están lejos de Mi Ley. Ella es
mal comprendida. Los dos primeros mandamientos no son, ni admitidos, ni vividos
por quienes no se hacen ningún reproche, por aquellos de piadoso
comportamiento, de irreprochable existencia en su hogar, así como en
El suicidio nace a menudo en esos
medios irreprochables que viven
No hay
ninguna compasión, ni perdón por el desamparo del prójimo, y su amor no es más
que el amor propio, el sentimiento de
su propio valor y de su dignidad, sobre todo cuando ellos tienen mucho dinero
para dar limosnas, ya que esta subvención los tranquiliza.
Es
la proximidad del infeliz lo que los incomoda. Ver de cerca el desamparo, es
angustiante. El mundo aún no se ha despojado del hábito del hombre viejo. El todavía trata de vivir en su
tranquilidad y su bienestar.
El
verdadero pobre tiene la mirada de Dios en sus ojos, pues el Sufrimiento le
habita, aquél de
Vuestro JESUS de Amor
†
† †