VIGILAD Y ORAD:
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29 de marzo de
2008.
JESUS:
Hija Mía, escucha Mi Palabra y
llévala como un Tesoro a los demás, a los que la esperan, pero diles: “Yo os la doy como ella me ha sido dada.
Llevadla como yo os la doy, sin cambiar nada de su valor”.
Y he aquí que Yo vengo.
Amén, ¡ven, Señor
JESUS!
Lo que Yo
te voy a decir es, sin duda, nuevo: por eso, escribe a medida que Yo te hablo.
Los escritos que te doy permanecerán, aunque el tiempo pase demasiado rápido, a
causa de aquellos que dudarán de que “en todo lo que se realiza, Dios está con
vosotros”. Ahora, y en todo tiempo, es y ha sido así. Dios en medio de los
hombres, tanto en lo invisible como en lo visible: Yo estoy presente.
Hoy,
cuando las cosas se preparan para cambiar, ¿qué ser puede permanecer insensible
a lo que el Señor os transmite para vuestro bien? Cuando se anuncia la tormenta, vosotros
sabéis por todas las señales, que ella viene hacia vosotros. Mas en este día,
nadie puede prever cuándo llegará esa tempestad insoportable, destruyendo todo
a su paso. Porque nadie os lo indicará.
Así que el Señor os quiere proteger
de ese desastre repentino y desea que lo toméis en cuenta, porque nada de lo
que os concierne deja a Dios indiferente. Vuestra
infidelidad a Mi Palabra es lo único que os empuja fuera de Mi información.
Cuando eso llegue, no os apartéis
del camino que estará delante de vosotros, porque
Yo Mismo os conduciré sin que Me veáis. Yo estaré Presente en medio de
vosotros. Las distancias os parecerán cortas a pesar de la extensión y la
fatiga, que no se manifestará, porque cada uno tendrá entonces cerca a su Ángel
Guardián. ¡Bendecidle!
Hija Mía, en este tiempo y estas
horas que transcurren, ya los hombres, mujeres y niños estarán prevenidos para
no alejarse los unos de los otros. Yo os
reuniré, pero persuadíos de que nada se puede hacer en la impaciencia. Dios es Paciente y, cuando Yo os digo Preparaos, eso no quiere decir que se
trate de precipitarse, sino de tener en cuenta, para no disgustar al Señor, que
os ama y quiere salvaros de los peligros de los que no se regresa. Pues las
voces contrarias van a elevarse para que las sigáis: evitad lo desconocido. Mi Voz, la reconoceréis siempre, porque Yo
Me haré conocer por cada uno de vosotros.
Yo no os pido saber la fecha, sino obedecer cuando el momento llegue. Lo
que Yo os puedo decir, vosotros ya lo sabéis: Velad y orad,
Nadie
será insensible a Mi Llamado porque, así como el penitente marcha con
todo su equipaje en su corazón, así Yo os cargaré con lo necesario, que Yo
Mismo meteré en vuestro corazón, para este recorrido, que no os parecerá ni
largo, ni fatigoso, ni peligroso, y no obstante, él será todo eso. Hasta donde
vosotros iréis, las emboscadas no cesarán pero, con Dios, la distancia será
como el Tiempo de Dios: grande, pero accesible a los hijos de Dios, porque nada
es medido en el Reino de Dios. El se extiende al infinito y el recorrido reúne,
igualmente, al Alfa y a
Mi Iglesia será Una, como Dios es Uno en
Tres Personas.
Como cada uno de
vosotros es Único para Dios.
Yo
edificaré este Templo esperado en Mi Sagrado Corazón. Yo acogeré a todos sus
miembros en El. TODOS franquearán las puertas que permanecerán abiertas día y
noche y TODOS vendrán a Mí, reconociendo a su Salvador y su Dios.
¿Tú Me preguntas cómo se hará esto?
Pues, hija Mía, el Tiempo de Dios no es el vuestro y, cuando entréis en ese
Templo, reservado para este sublime
Encuentro del Cielo y de
Entonces veréis cosas que el
pensamiento humano no puede ni siquiera concebir durante su vida terrestre. Y
todas las cosas nuevas que Dios hace, serán para vosotros, en esta Eternidad
Bienaventurada, el fruto de todos vuestros sufrimientos y vuestras penas,
transformados en los Dones que el Señor prepara para todos Sus hijos, a quienes
El llama a hacerse mejores, perfectos y generosos, para merecer todos los Dones
de Dios, que es el Padre de todos y cada uno.
¡Oh, Mi Papa!, mantén tu Fe intacta,
con todo lo que Yo te doy. Y recorre aún el camino que te resta, sin cambiar
ninguna Ley de las que Yo he puesto en tu corazón, porque tú eres el último Abraham. Y Yo vendré pronto a
arrebatarte a Mi Cielo de Gloria, con todos Mis hijos llamados.
Vosotros veréis lo que Dios os reserva
en Su Amor y Su Omnipotencia infinitos.
En
JESUS,
Salvador de los hombres.
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