MARIA ACOMPAÑA A SU HIJO EN TODOS LOS ACTOS DE SU VIDA

Confirmación

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21 de marzo de 2008.

 

 

JNSR:

            “Señor Bienamado, el 12 de marzo Vos me disteis a escribir un Mensaje donde Vos me anunciabais que Vuestra Mamá Querida asistió a Vuestra Santa Resurrección. AF, quien me ayuda a transmitir Vuestro mensaje en Internet y en las Ediciones, me aconseja tratar de obtener una confirmación para publicarlo”.

            Por muchos días, yo he suplicado a Nuestro Señor que me diese esta confirmación, sin ningún resultado.

            Hoy, Viernes Santo, 21 de marzo de 2008, me siento guiada hacia mi pequeña biblioteca y tomo los últimos libros que me quedan de María Valtorta, los volúmenes 7 y 8. Nada de lo que busco se encuentra ahí. Luego, veo un libro de cubierta azul, un obsequio que me fue hecho en el año 2000, pero que yo jamás había leído, pues mi esposo me había disuadido de leer ninguna obra mística, para que no fuese influenciada en los Mensajes que Nuestro Señor me da.

            Yo me puse a hojearlo y, llegada a las páginas 156 y 157, quedo tan emocionada cuando leo, con los ojos llenos de lágrimas, cómo la Santa Madre de Dios ha sido inseparable de Su Hijo, en los Limbos, después de Su Santa Muerte en la Cruz. MARIA Santísima vio la alegría de todos los Patriarcas que languidecían a la espera de la Resurrección de Cristo. Ella los nombra uno por uno, desde Adán y San José y Ella nos describe esta muchedumbre exultante, esperando la Santa Redención.

            Pues lo que JESUS me ha mostrado sobre Su Santa Resurrección, MARIA lo describe a Luisa Piccarreta:

            “Hija mía, ¡Yo hubiese querido que tú estuvieses presente en el momento en que Mi Hijo resucitó! ¡El era todo Majestad! De Su Divinidad, unida a Su alma, brotaban océanos de Luz, de una belleza tal, que llenaban el Cielo y la Tierra.

            Como Vencedor, sirviéndoSe de Su Poder, Le ordenó a Su Humanidad muerta, acoger de nuevo Su alma y resucitar triunfante y gloriosa a la Vida inmortal. ¡Qué acto tan solemne!

            En ese mismo instante, declarando: “Muerte, tú no serás más muerte, sino Vida”, Mi Querido JESUS triunfaba sobre la Muerte. Con este acto de triunfo, El Se afirmaba como Dios y Hombre a la vez. Con Su Resurrección, El confirmaba Su Doctrina, Sus Milagros, la realidad de los Sacramentos y toda la Vida de la Iglesia”.

 

JESUS:

            Hija Mía, tú siempre temes engañarte. Yo te doy a escribir lo que todos los hombres deben saber de Mi Santa Madre y de Mi Vida, que deseo compartir con aquellos a quienes Yo llamaré pronto.

Vuestro Señor

en Su Santa Resurrección

 

 

 

JNSR :

            Mi secretario esperaba una confirmación del Señor. Yo la he hallado en Luisa Piccarreta. Pero ella estaba también en “Testigos de la Cruz”, donde la encontré en el volumen 3 “He aquí Mi Madre, haced lo que Ella os diga”, en el Mensaje del 7 de mayo de 1995: “La Toda Llena de Gracia”, donde MARIA Santísima dice:

            “Así como he visto a JESUS en Su Santísima Resurrección, Yo, Su Madre, que estuve unida a Su pena, a Su dolor y a Su Santísima Muerte, supe que la piedra de Su Sepulcro, rodada como se rueda una mole de piedra, había sido desplazada por los Santos Ángeles.

El Camino, la Verdad y la Vida: YO SOY salió del Sepulcro.

            Luego, Yo fui trasportada por el Espíritu Santo al Cielo; allí Yo vi, y siempre he vuelto a ver ante mis ojos, el Reencuentro de Mi Hijo Bienamado en los brazos de Su Padre Santísimo.

            Yo vi a Dios en toda Su Santa Gloria de Su Santísima Resurrección. Yo fui la primera en asistir a la Gloria de Mi Hijo Resucitado, al entrar en el Seno de Su Padre, quien recibió del Cuerpo Santo y Glorioso de Su Hijo Bienamado a todas las Almas rescatadas. Yo recibí entonces, de JESUS en Gloria, el Nombre de Madre de las Almas de todos los Vivientes en Dios, después de haber recibido de Mi Hijo JESUS el Nombre de Madre de todos los Vivientes de la Tierra”.