AQUEL QUE HA RESUCITADO, VUESTRO REY, JESUCRISTO
EL RESUCITADO OS HABLA
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6 de enero de 2008.
JESUS:
Fue sobre Mi Santa Resurrección que Yo fundé Mi Santa Iglesia. Ella es
Universal y viva, porque vosotros sois todos Vivientes, a Imagen de Dios.
Ella es la Catedral de Luz Eterna y Purificadora. Ella es el Conocimiento del Reino Eterno
de Dios. Mi Iglesia, Mi verdadera Iglesia, no tiene muros y se levanta
alrededor Mío, con luces y sonidos melodiosos desconocidos para los hombres.
Ella es de tal manera alta y larga, que se extiende por todos lados al
infinito. Ella no tiene fronteras. En lo invisible, ella resplandece, abriendo
sus puertas y todos Mis hijos llamados pueden entrar en ella.
De hecho, ellos están siempre
adentro, Conmigo,
porque Mi santa Iglesia, soy Yo Mismo,
vuestro Señor JESUS,
con Su Santísima Cruz de Amor,
Llave
necesaria para entrar.
Yo he deseado confiar Mi gran Llave, Mi Santa Cruz de Luz, que
os recuerda por sus 738 metros al Gólgota, a la Iglesia de Francia, escogida por Mi Padre y vuestro Padre, y que Yo Mismo la
he hecho la gerente de Mi Cruz. Esta
Cruz, con la
Bendición de Dios y de Su Obispo, se habría transformado en la
Gran Cruz y la Llave del Perdón Universal de Dios. Esta Cruz, es el compromiso de Dios que,
ante el Arrepentimiento Mundial, abre Sus brazos a todos los pecadores del
mundo convertido.
En cada país, su gobierno es un gerente que debe entregar su gerencia
al siguiente, y así, hasta el último llamado, que deberá entregarMe todas las
tierras, los bienes y autoridad, porque TODO debe volver a Dios. En la Tierra, todo es efímero, todo debe reentrar en Dios, todo Le debe regresar.
Mas, con esta decadencia causada por
el Poder y el Dinero, la envidia, los celos y el odio, muy pocos hombres se han
servido de los Talentos que Yo les he
confiado para hacerlos fructificar.
Yo, ni siquiera recibiré los
Talentos que he confiado. No encontraré, al final de su mandato, más que
servidores inútiles, derrochadores y ávidos de guardar, sólo para ellos mismos,
los Bienes de Dios, así como esa cantidad superflua, que debía ser distribuida
entre los más pobres, como Yo les he recomendado siempre.
Vuestra desobediencia ha tocado
incluso a la
Iglesia de la Tierra: ha escondido en ella el pedido del Sumo Sacerdote por excelencia,
JESUCRISTO. Esa misma a la que le ha dado Su Vida y a quien El deseaba confiar Su Llave, Su Cruz, a fin de abrir, a
través de la
Iglesia de la Tierra, la Puerta del Cielo a todas la
Naciones que habrían ido allí, atraídas por el Dueño de la Mies,
para depositar el buen grano libre de la cizaña.
Porque la Cruz
del Arrepentimiento Mundial es también la Cruz
del Perdón de Dios. Lamentablemente, el
tiempo que os es concedido va a terminar. El reloj de arena, que debe daros
la Señal, está ante vuestros ojos. Vuestra Fe en Mi Santa Palabra está
moribunda y, en tanto, Yo todavía os tiendo Mi Santa Mano:
Vuestras
Oraciones y vuestros ofrecimientos de Misas
por el Arrepentimiento Mundial,
¡Yo los espero!
Vuestro
Señor JESUCRISTO.
Amén †
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