ENTRE TU Y YO, HAY UNA SEMEJANZA

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12 de noviembre de 2007.

 

 

JESUS:

            El Día del Señor no puede venir sino a un Mundo que pide PERDON a Dios; del mismo modo que la Santa Eucaristía debe tomarse después de una necesaria y sincera contrición de vuestras faltas.

 

¿Por qué dudáis de aquello que, hoy, Yo os pido?

           

            De los millares de Misas, ofrecidas a Dios por el Arrepentimiento Mundial de la Iglesia y de los hijos de Dios.

            Estas Santas Misas no son pedidas para calmar la sed de Dios, sino para ayudaros a ganar esta oportuna y divina intervención, cuando surja, para cada uno, la Redención.

            Ningún sufrimiento humano habrá sido en vano, si guardáis en vuestro corazón la Santa Obediencia a Dios.

            Estas Misas de PERDON harán barrera a la desobediencia, de donde ha nacido esta guerra espiritual contra la Fe, de la que sufren todos los jóvenes en la actualidad. Los propios adultos predican la libertad de las costumbres y la separación de Dios y de Sus Santas Leyes. Es el descenso a los Infiernos…

            Lo que aún os puede salvar, son los miles de millares de Santas Misas, pedidas a la Iglesia de Dios, una y otra vez. Vosotros seréis salvados por el Santo Sacrificio de JESUS en Su Santa Cruz de Amor.

¡Padre, perdónales, ellos no saben lo que hacen!

 

            No se debe confundir la Voz del Señor con la de esos Reyes, de esos Príncipes de la Tierra que, atribuyéndose a sí mismos la Gloria de Dios, conducen a sus países a la ruina y a la miseria. No conspiréis con ellos en contra de la Santísima Trinidad. ¡Regresad a Dios! Contra la desobediencia del hombre hacia Dios, no hay más que la obediencia a Dios.

 

El Octavo Día será el Primero de la Esperanza.

Ya no habrá, ni espacio, ni tiempo.

Entonces, ¡la Resurrección será inmediata!

 

            Este renacimiento del Octavo Día, este Nuevo Nacimiento no os dejará más tiempo para mirar hacia atrás, de tal modo que él os prenderá por su Belleza.

            Así, para entrar en él con Dios, preparaos para revestiros con el Vestido blanco del PERDON. Ofreced a Dios, ofreced al Padre de toda Bondad, a Su Divino Hijo, en el Santo Sacrificio de la Misa, en la Cruz del PERDON.

 

Hija Mía, que cada uno se reconozca

en el texto que Yo te doy.

 

            Hoy, ¿estaré Yo a punto de encontrar un ser humano arrepentido? ¿Quién Me propondrá, como hizo Abraham: “Señor, por veinte, por diez, como por cinco, salvarás Tú la Tierra”?

            Entonces, Yo di la vuelta a este Mundo: a Mi paso, ningún hombre se levantó, nadie Me saludó, nadie Me reconoció. Por eso, Me acerqué a aquél que estaba allí, sentado a su puerta, con la cabeza sobre sus rodillas:

            “Tú, que pareces reflexionar, ¿podrás decirMe quién está delante de ti, de pie, cubriéndote con Su sombra? Entre tú y Yo, ¿podrá haber alguna Semejanza?”

            “Aún no”, responde el desconocido sin levantar la cabeza, “pero yo sé que, para que Tú vengas a mí, a quien nadie dirige la palabra, ha sido el Espíritu de Dios quien Te ha movido. Mi corazón se encuentra en un desierto y yo no sé que hacer”.

“Ven y sígueMe”, le dice Su Señor.

            El se levanta y, sin preguntarMe nada, Me sigue. Es entonces cuando la mirada del hombre se cruza con la Mía y, sólo ahí, el muchacho cae de rodillas. La Gracia es individual y Dios lo sabía. Ella es Humildad, y el hombre la tenía. No fue él quien encontró a Cristo. Fue Cristo quien le buscó por los confines de la Tierra.

            Era un Loco de Dios y él aún no lo sabía. Pero JESUS si lo sabía. En ese preciso momento, el hombre fue resucitado. Su Resurrección fue inmediata y su Oración Conmigo, una conversación, un corazón a corazón con Aquél que Se llama el Divino Sagrado Corazón.

            ¿Por qué hablaros de un hombre que os es desconocido? Porque cada hombre, tiene con Dios su historia y porque JESUS es el Señor de la Historia. Y porque, si esa es Mi Voluntad, Yo cumpliré en vosotros todos Mis deseos de salvaros sin vuestros esfuerzos.

            Mas, Yo continúo respetando vuestra Libertad, y se hace tarde… ¿Tomaréis Mi pedido en consideración?

            Decidid, por vosotros mismos, sobre la importancia de vuestra elección. El Aviso y la Purificación son como dos hermanos gemelos, que llegarán al mismo tiempo, en este Tiempo.

            Un cuerpo, desconocido en esta Tierra, vendrá justo a rozarla. Ella se trastornará y perderá el equilibrio, por un instante, como sucedió con la Danza del Sol, en Fátima. Entonces, en este lapso de tiempo, todavía mesurable, vosotros vais a percataros de ¡si habéis obedecido a Dios, o no!  La sentencia será según la medida de la obediencia o la desobediencia a Dios, todavía una vez más.

            Como la Purificación por el Aviso lo exige, y como ese joven lo hizo, vuestro PERDON espera por vuestra obediencia. El Me respondió: “Si yo Os obedezco, ¿salvaréis la Tierra, salvaréis a mis hermanos?”, porque él os amaba más que a sí mismo.

            Entonces, Yo le dije: “Tú ya has llegado a la Nueva Tierra. Sí, entre tú y Yo, hay una Semejanza”.

            ¿Podré Yo decir lo mismo con cada uno de vosotros? ¿Lo diré pronto?

 

Palabras del Señor JESUCRISTO