TÚ ME HAS IMPLORADO EN EL NOMBRE DE MI SANTA CRUZ GLORIOSA

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5 de noviembre de 2007.

 

 

JESÚS:

            Hija Mía, diles cual es este Amor que Dios tiene en Su Misericordioso Corazón, para abrir tantas puertas a la vez. ¿Os habéis dado cuenta de que, cuando una se cierra, basta una imploración, llena de Fe, para que otra puerta se abra? Hoy, en la Misa, San Pablo (Rom 11, 28-36) os dice:

            28 Por lo que toca al Evangelio, son enemigos a causa de vosotros; mas, según la Elección, son amados a causa de los padres.

            29 pues los dones y la vocación de Dios son sin arrepentimiento.

            30 Pues así como vosotros algún tiempo fuisteis desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado Misericordia por su desobediencia, 31 así también ellos, que ahora se niegan a obedecer para dar lugar a la Misericordia a vosotros concedida, alcanzarán a su vez Misericordia. 32 Pues Dios nos encerró a todos en la desobediencia, para tener de todos Misericordia.

            Himno a la Sabiduría misericordiosa:

            33 ¡Oh profundidad de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son Sus juicios e inescrutables Sus caminos!

            34 Porque ¿quién conoció el pensamiento del Señor?  O ¿quién fue Su consejero?

            35 O ¿quién primero Le dio, para tener derecho a retribución?

            36 Porque de El, y por El y para El son todas las cosas. A El la Gloria por los siglos. Amén.

           

JNSR:

            Al principio, cuando el Señor me pidió que escribiera Su Obra “Testigos de la Cruz, yo Le pedía a JESUS que no me dejase engañarme a mí misma en cuanto a la Verdad de lo que El me mandaba escribir. Y Su respuesta fue esta:

            “Para que no tengas ningún temor, tú comprenderás en la Misa, el mismo día o los días siguientes, que tú Me has entendido bien”.

            En la Misa, hoy, Dios me confirma que, en Su gran Misericordia, El me ha hecho escribir entre el jueves de Todos los Santos y el 4 de noviembre de 2007, Su gran compasión hacia los Cristianos que, como los Judíos, han desobedecido a Dios. Ellos también han obtenido Misericordia “pues Dios nos encerró a todos en la desobediencia para tener de todos Misericordia”, a condición de que el Arrepentimiento Mundial, por la Ofrenda misma del Señor en los miles de Santas Misas en el Mundo entero, sea la Unción Divina que sana todas las almas de Dios, al liberar a todos los hombres aún encerrados en la desobediencia a Dios.

JESUCRISTO

Yo SOY la Santa Misericordia de Dios.