A JESUS Y A MARIA POR SIEMPRE

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9 de septiembre de 2007.

 

 

 

JESUS:

            El Eterno Rey había decidido descender a la Tierra. Desde toda la eternidad, El vivía con el Espíritu Santo en el Padre, formando un SOLO Dios, aunque Ellos fuesen Tres.

“Quien Me ve, ve a Mi Padre”

“Y la Tierra tiene necesidad de conocer a Dios”

            El Verbo Se hizo Carne y El habitó entre los hombres. Tal fue la Santa Voluntad de Dios: dar a Sus criaturas de la Tierra a Su Hijo Único, como primer eslabón de la cadena, a fin de elevar, de grado en grado, a los hijos de la Tierra, en una evolución espiritual que trascendiese la Primera Creación, para alcanzar, en el 8º Día, esa Tierra Nueva con los Nuevos Cielos, prometidos por el Mismo Cristo. Era preciso que el Primero de la caravana unida por la soga fuese JESUCRISTO, Hijo Único del Padre, es decir, El Mismo Dios hecho Hombre. Es la Escala de Jacob que os es tendida.

            Entonces, Yo tomé Carne de la Virgen MARIA. Desde toda la Eternidad, la Mano de Dios ya La había modelado como la imagen de Dios hecho Hombre, para recibir el Germen de la Vida. El Divino Alfarero, por Su Santa Voluntad, no tomó arcilla, como había hecho con la primera pareja. MARIA es la Vida misma de Dios, de esta Creación terminada.

            “Vosotros debéis nacer de Lo Alto”. Yo soy de Lo Alto, de las Aguas Originales, Virginales, de la lejana Eternidad creada por Dios. Es por esto que MARIA no tuvo necesidad de renacer de Lo Alto, para entrar directamente en el Reino de Dios, donde Ella es la Reina. Su espíritu es Espíritu, Su carne glorificada y divinizada en el seno de Ana, Su madre que, purificada por Dios, recibió el Espíritu para dar Vida a MARIA.

            ¿Por qué dudar, cuando Dios os dice que vuestro destino es habitar con El? Vosotros sois los hijos de Dios, destinados a vivir en Su Reino. Vosotros sois pequeños Jesús y pequeñas María, y seréis semejantes a Dios, cuando Me veáis en medio de vosotros, en este mundo sediento de Amor.

Vuestro Señor JESUS

Vuestro Dios Creador †. Amén

JESUCRISTO