LOS MENSAJEROS DEL CIELO

El Señor nos habla de Etienne

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19 de agosto de 2007.

 

 

JNSR:

            ¡Oh Señor! ¿Cuál es esa bella Libertad que Vos nos dais y que debe ser utilizada provechosamente?

            Esa foto, Vos la habéis tornado viva y ella se “escapó” de mi casa, ciertamente, el Santo Día de la Asunción. Este Hijo de Luz ha querido, seguramente, pedir Perdón a Dios y a Su Santa Madre, porque uno se queja siempre, de cansancio, de enfermedad o de la falta de tiempo para el trabajo cotidiano.

            Entonces lo urgente está primero, en el tiempo que Vos nos dejáis, para hacer volver a Vos a todas Vuestras Ovejas dispersas. Y los Mensajes, en Internet, pueden tocar a muchos de Vuestros hijos, en los cuatro extremos del mundo. He aquí, pues, nuestra prioridad y, por Etienne, Vos volvéis a llamar a todos aquellos que trabajan en ello.

 

JESUS:

            Este Hijo es, con los Santos Ángeles Misioneros del Cielo, Misionero de Dios, en igual grado que Mis Ángeles Guardianes. El se debía desplazar para que tú te dieras cuenta. Su salida y su intervención no fueron en vano.

            Cuando el hombre acaba por no estar seguro de ser llamado por Dios, para lo que le es pedido, es bueno volverle a llamar. Y la primera vez que él va a ser informado será bastante visible: él será advertido por uno de Mis Mensajeros. Una vez advertido de que nada puede venir del hombre sin el consentimiento de Dios, este hombre debe permanecer en vela. El se hace centinela en alerta. El debe vigilar su comportamiento ante Dios. Antes que servirse a sí mismo, o de servir a otros, él debe servir a su Dios. ¿Sabes tú que todo desfallecimiento es una detención en Mi Plan?

            Mis Mensajes, así como Mis Mensajeros, están siempre alertas para enderezar lo que corre riesgo de caer.

            Se consigue lo que Dios escoge y que el hombre acepte. En este obrar, él es movilizado al Servicio de Dios… hasta la Eternidad. Y esta elección le alcanza ya un puesto, un lugar en el Reino de Dios.

            Cuando la elección de Dios es rechazada por el hombre cuando aún vive, él está destinado, desde su partida de la Tierra, a andar errante. Sólo su sincero arrepentimiento, ante el Trono de Dios, le devolverá su libertad de elección: volver a Dios; y esa libertad le evitará toda recaída, ella será su Guardia para volverle a llamar. Porque, ante Dios, la Promesa del hombre es confirmada delante de todos los Ángeles que de él tienen la Santa Guarda.

            Y es por eso que ellos vienen en auxilio de los seres humanos que olvidaron el verdadero valor de una Promesa hecha a Dios.

            Agradeced a Dios por enviar Sus Mensajeros escogidos (los Santos Ángeles Guardianes o los Hijos de Luz) para recordaros que vuestras promesas a Dios, son hechas, igualmente, ante todos los Santos Ángeles y todos los Hijos de Luz, que se hacen los garantes de vuestras Promesas.

 

Los vínculos del Cielo son indestructibles.

JESUCRISTO

y Sus Santos Mensajeros del Cielo,

Servidores de Dios. †

Amén.