PALABRA DE JESUCRISTO:

DECISION DIVINA E INMUTABLE

********

 

14 de agosto de 2007.

San Maximiliano Kolbe, Sacerdote y Mártir

 

 

JNSR:

            Si Vos queréis venir a mí, Señor, ¡bendita sea Vuestra Santa Voluntad!

 

JESUS:

            El hombre olvida fácilmente todo, mas hay una cosa que él siempre deberá recordar: la decadencia en la que ha caído al desobedecer a Dios y las consecuencias catastróficas de esta desobediencia. Seguir a Dios es imperativo, porque se trata de una verdad de Vida.

            Vosotros pertenecéis a Dios, porque El es vuestra libertad, así como es también vuestra vida.

            Vosotros no podéis vivir sino en Su Libertad.

            Toda libertad tiene sus derechos ante el Estado, ante la familia, ante su País. Toda libertad tiene un límite: respetar la libertad del otro. Y todos estos principios que acabo de citar, están reunidos en una sola Ley, la del primer Mandamiento de Dios:

            Amarás a tu Único Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas, y a tu prójimo como a ti mismo; esta es la Ley de Amor.

            Los cursos de agua de caudal irregular surcan los países. Las llanuras y los valles se adornan con todos los colores. En los bosques, los árboles portan nidos de aves, con sus cantos y los gorjeos de los pichones. A veces, sopla un viento fuerte y frío, sacudiendo las ramas desnudas de su verde follaje.

            Todo esto no hace más que obedecer a la Naturaleza, la cual, por su parte, no obedece sino a las estaciones, las cuales saldrían de su ciclo, si ella no obedeciese a una orden, que el hombre, indiferente a su entrono, está lejos de comprender. Esta orden está establecida por un sistema que no puede cambiar, estando también él sometido a un mandato regido por una Autoridad superior, que se encuentra por encima de todo este conjunto, y que se mantiene por una decisión. Esta decisión no puede cambiar jamás, so pena de catástrofe en todo el conjunto de la Vida.

            Esta decisión, fundamental, primordial, viene de vuestro Señor JESUCRISTO, que a Su vez, debe obedecer a Su Propia Palabra, que ha creado a todo el Universo, visible e invisible, con una Ley de Equilibrio.

 

La Palabra del Verbo de Dios es el Equilibrio del Mundo.

 

            Hoy, Yo os acuso delante del Padre Eterno y de todo el Universo: “¿Qué habéis hecho de vuestra Tierra y de vuestros hermanos?”

            La Santa Ley de Dios es inmutable.  La desobediencia humana en Adán alteró el Equilibrio y condenó al hombre a la muerte. El restablecimiento del orden fue Mi Santa muerte en la Cruz., Yo, JESUCRISTO, Verdadero Dios y Verdadero Hombre, Yo he tomado sobre Mí todas las faltas de los hombres.

            Yo pasé a ser el pecado universal, para que muriesen, Conmigo, las faltas pasadas, presentes y futuras de toda la Humanidad pecadora. Delante de Dios y del Reino Eterno cerrado, ha muerto el Hijo de Dios, y Dios El Mismo, que así ha pagado la deuda humana al Padre. Vuestro Salvador, por Su Obediencia y Su muerte en la Cruz, adquirió, para todos Sus hermanos, la Llave del Reino Eterno, abierto de nuevo el Día de Su Santa Resurrección, para todo pecador arrepentido. Y hoy, el Reino Eterno continúa abierto.

            Ningún ser humano podría tomar Mi lugar, para pagar esta deuda. Yo lo hice de una vez y para siempre, para salvar las almas de Dios de la muerte eterna.

            El hombre, no sólo ha traicionado a Dios, despreciándoLe y escarneciéndoLe, sino que acaba por asesinar su propia Tierra. Yo ya os he anunciado, en este fin de los Tiempos, que vosotros estabais en el Juicio de las Naciones.

            Una Nación, es una gran comunidad humana, que tiene un pasado histórico y político, y cada individuo es responsable por la supervivencia de su país. Todo movimiento racista, toda disposición contraria a los intereses colectivos deviene, para cada uno, en un asunto personal a defender. Cada uno debe sentirse obligado a denunciar el Mal, que puede contaminar a toda la sociedad y, de hecho, afectar también a otras Naciones todavía indemnes.

            Tal como los individuos, las Naciones deben ser solidarias. No se debe y no se puede dejar morir de hambre al vecino y, si se tiene con qué compartir hasta la última y magra cosecha, se debe compartir con él.

 

A aquél que da, Dios va a multiplicar su don.

Y hoy es el momento.

           

            Vosotros veréis, en estos Tiempos, actos que han estado escondidos, ya desde hace mucho tiempo. Para cosechar más, la tierra se asfixia. Se reemplaza por máquinas que no cesan de contaminar el aire y el agua, al obrero que debe alimentar a su familia. Se ven también a los que prefieren acumular, antes que dar a los pobres.

            Es el Tiempo de las Naciones y de los hombres que gobiernan a las Naciones. Y de quienes viven ahí y no dicen palabra porque son amenazados con ser expulsados.

            Sí, el hombre debe pagar por su Nación culpable y por su Tierra martirizada. El se verá en medio del agua, del fuego, de los vientos. La furia de los elementos viene a deciros que toda la Creación es solidaria con su Creador, así como el Creador es solidario con Su Santa Palabra.

Cada uno pasará por el Juicio de Dios,

porque Dios os lo ha anunciado, desde la noche de los tiempos

y Su Palabra es inmutable.

Palabra de JESUCRISTO.