EL AMOR DE DIOS

CONTRA LA FUERZA DEL MAL

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9 de abril de 2007.

 

 

El Padre:

            La fuerza del Mal se alimenta de la energía malvada de los hombres. Se sacia con todos los pensamientos negativos y mal intencionados que vienen del espíritu humano. En sí mismo, el Mal no es sino una influencia, es una fiera adormecida. Para existir, el Mal procura alimentarse.

            Por consiguiente, en tanto hayan hombres y mujeres dispuestos a insurgir contra vuestro Dios Único y Verdadero, contra Su Ley de Amor y de Participación, en tanto hayan seres para alimentarlo con odio, mentira e hipocresía, en tanto haya todavía, en esta Tierra, un ser humano con las manos enrojecidas con la sangre de su hermano al que viene de abatir, el Mal será, para vuestro Dios y para todas Sus criaturas que Le aman y Le adoran, el enemigo, el diablo, aquél que se ha desarrollado de tal forma, a causa de la inmoralidad del Mundo, del orgullo, de la lujuria, del poder y del dinero, que su fuerza ha roto los diques del Bien.

            El ha roto la Armonía de la Tierra. La Tierra, que alimenta al hombre, se consume como el agua y el aire, y ahí tenéis a todos los seres humanos enfermos. La salud, física y moral, no puede luchar sin la energía vital y natural que os es ofrecida por Dios Todopoderoso, que es la Vida.

            ¿Cuándo vais a comprender? Abrid los ojos: al destruir el Amor de Dios por Sus hijos y por Su Tierra, todo se corrompe, todo se debilita, todo se muere.

            Mientras haya un hombre, una mujer, un niño para amar a vuestro Dios de Amor y de Compasión, Yo Mismo Me opondré al Adversario y a esta carrera loca para destruir todo lo que es Vida. Yo os digo, como dije a Abraham:

            “En este Mundo, si Yo encuentro aún un número de criaturas que Me amen y Me adoren, Yo perdonaré a Mi Tierra”, pero, día a día, ese número disminuye. Entonces, ¿voy Yo a dejar que el Mal destruya toda Mi Creación?

            Pero, en el Amor de Dios y de los hombres, ved lo que Mi Hijo está en vías de reparar: JESUCRISTO envía Su Espíritu Santo a la Tierra, como en tiempos de Sus Apóstoles.

            Dios, Espíritu Consolador, recorre las tierras incultas con la Palabra salvadora y he aquí que el espíritu del hombre, como una tierra que espera por la buena semilla y por el rocío de la noche, se abre para recibir ese Viento de Amor con Su Palabra que salva.

 

JESUS:

            Todos aquellos a quienes Mi Padre aguarda, Me oyen hoy, a través del Espíritu anunciador de la Buena Nueva. El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, es el Único Dios que da la Vida. Aquél que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, es el Dios Único y Verdadero de todo el Universo, visible e invisible.

            Si hoy el Hijo os habla por Su Espíritu, es porque el Padre os quiere reunir para salvaros a todos de la terrible Mentira, causa de esa terrible infelicidad.

            No elevéis otra Torre de Babel. Detened esta confusión. Cada levantamiento contra Mi Padre es un obstáculo a la Verdad. Y cuando la Verdad está oculta, los pueblos se dispersan y se hacen la guerra.

En Nombre del Dios Único y Verdadero,

Yo vengo a despertaros para daros el Conocimiento: todo el Universo es regido por el Dios Único y Verdadero.

            Todas las Señales que vosotros percibiréis, a partir de ahora, os serán dadas por vuestro Padre de los Cielos, Aquél a quien vuestros padres honraban, amaban y adoraban. El es el Creador del Cielo y de la Tierra, del Universo visible e invisible, y he aquí que el cojo anda por Mi Camino, que el ciego ve la Verdad de Dios, que el mudo proclama la palabra que salva.

            La Luz de Dios aparece por todas partes y atraviesa las tinieblas. El Espíritu de Dios va a quebrantar todas las fronteras, para conducir a todos los pueblos a Dios, para formar ese Pueblo de Dios que, procedente de los cuatro puntos cardinales, se funde en el Amor al pie de la Cruz del Salvador,

la Cruz Gloriosa

de JESUCRISTO Resucitado.