VUESTRO DIOS UNICO, PADRE, HIJO Y ESPIRITU SANTO, OS HABLA

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21 de febrero de 2007.

 

 

DIOS:

            Hija Mía, Yo te pido que no respondas ni te detengas en cosas que no tienen ningún interés por el momento; porque todo lo que es Creación se castigará a sí mismo, si es imitación de Dios Creador. La destrucción interviene aún antes de la producción, porque ninguno escapa a esta violación. El Poder de Dios ha garantizado, después del origen de los Mundos, la Supremacía de vuestro Único Creador.

            En cuanto a lo que Yo os pido en este momento, no tiene caso decirlo mañana, porque toda la Humanidad está comprometida en ello.

            La Obediencia a Dios es Mi primera petición, porque Yo quiero construir Mi Paz. Ella es el principal factor puesto en juego para la destrucción del Mal. Ante Dios, ningún ejército enemigo podrá resistir. De ello depende esta información general: comenzando por Israel, que debe reconocer a su Dios, YHShWH, JESUCRISTO, Mi movilización es una concentración de Fuerza de Amor. Hoy, Yo movilizo todos los espíritus de todos Mis hijos que desean vivir en Paz, de todos los corazones para llamar a JESUCRISTO, vuestro Salvador.

El Enemigo siembra la dispersión, para reinar mejor.

 

            Para que se cumpla el Plan de Dios, todos vosotros debéis seguir el mismo ideal, la Paz en Dios. Es una reunión, y no una división, lo que Yo os pido. Reuníos para luchar contra la expansión del Mal, que está propagándose por toda la Tierra. No son necesarias las armas. Esta lucha está dirigida especialmente contra Dios.

 

El Enemigo de Dios es el enemigo de la Verdadera Religión,

aquella que honra al Dios Único y Verdadero, el Dios que protege la familia y los hijos, porque Dios es el Padre de todos y cada uno. Sólo el Amor es Su referencia, y Yo vengo para mostraros que sólo el Amor puede destruir el Odio, que es la causa de toda guerra.

 

El Amor de Dios es la única Verdadera Religión.

           

            Uníos y venid a Mí. Rogad a Dios por vuestra Paz, en vuestras iglesias, en vuestras casas, en vuestras reuniones y hasta en la calle. No tengáis miedo de lo que se dirá. Vuestras voces, en gran número, deben elevarse hacia Dios en súplicas de Amor.

 

Haced y Yo haré.

Vuestro Dios Universal.