¡VENID PRONTO, SEÑOR JESUS!

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21 de noviembre de 2006.

Presentación de María en el Templo

 

JNSR:   Señor, ¡el mundo es tan grande! Los países están todos en efervescencia, y la mayor parte de ellos en luchas disimuladas entre ellos mismos e incluso en guerra. Desde aquí, ¿qué podemos hacer nosotros para comunicarles Vuestro Amor y Vuestra Paz?

            Yo creo en Vos, Señor, yo creo en Vuestro Nombre Bendito que salva. ¡Vos sois nuestro Señor y Dios, JESUCRISTO, a quien el Padre ha entregado todo! ¿A quién iremos, Señor, para conocer nuestro camino?

            Vos sois la Resurrección y la Vida. Vos sois Verdad y Camino. Habladnos, Señor, nosotros Os escuchamos.

 

JESUS: Hoy, Mi Santa Palabra continúa inundando el mundo. Pero sólo la captarán los buenos, aquellos que Yo he escogido para llevar a buen término los Santos Asuntos de Dios, el Eterno Dios de los Ejércitos. Las luchas deben cesar y la Palabra debe ser portadora de Paz entre todos los hombres que la acogieren en sí mismos, sin deformarla.

            Mi Palabra consuela, del mismo modo que destruye el Mal bajo todas sus formas. El hombre no puede venerar o adorar dos dioses a la vez. Yo soy el Dios de la Antigua Alianza y de la Alianza Nueva y Eterna. Yo camino en las filas de todos los militantes y, en lugar de activar el fuego, Yo siembro la Paz y la concordia entre todos.

            Hija Mía, tú lo debes decir, para que no haya, entre vosotros, enfrentamientos de profecías, sino una sola, la Verdadera y Única para estos tiempos, Tiempos de incertidumbre en que todo debe cambiar. Yo os hablo de un cambio que va a comenzar por vuestros corazones. El endurecimiento debe ser cambiado por una apertura a la escucha de Mi Palabra. Yo haré avanzar, en Mi Conocimiento, a todos aquellos que se abran a Mi Llamado. Porque los Llamados serán los que no duden en seguirMe, sin hacer preguntas. Yo les habré instruido desde el mismo instante de su llamado.

            Nadie será tomado de improviso, porque Dios siempre avisa a Sus amigos, a Sus hijos, a Sus profetas. A diferencia de los falsos profetas, Mis Llamados sabrán para dónde van, porque Yo no envío a ninguno sin Mi Plan. Yo inscribiré Mis decisiones en su corazón con un carbón ardiente y esta indicación será inalterable. He ahí la marca de los verdaderos Profetas, aquellos que Me oyen de verdad: ¡ellos arden por Mi Verdad!

            Si Yo deseo una partida inmediata, vosotros mismos lo sentiréis en el preciso momento en que sea necesario partir. Al día siguiente, sería demasiado tarde. Los indecisos jamás serán llamados. Los rezagados tendrán su tiempo, pero antes de seguir, deberán primero estar completamente convertidos.

            Los mentirosos, los desdeñosos, los anunciadores de falsas novedades, serán retirados del lote. Porque Dios ya hizo la selección y no acepta que Sus Elegidos avancen por caminos que se bifurquen para conducirlos fuera de Mi Camino.

            Mis soldados, que combaten por la Paz con las manos llenas de Mis Santas Promesas para un mundo mejor, serán ya, ellos mismos, perfectos y generosos, para ir al encuentro de aquellos que son dirigidos por San Miguel, con su armadura de Fe, de Esperanza y Caridad: soldados de vestiduras blancas como los lirios de los valles puros de donde vienen, porque ellos ya han blanqueado sus vestidos en la Sangre del Cordero. Ellos descienden de la Montaña Santa donde se refleja, día tras día, la Luz que no tiene fin, cuya claridad abrasaría los ojos de los impíos que osaren mirarla.

 

JNSR:   ¡Oh Señor! ¿Cuándo llegará ese día?

 

JESUS: Hija Mía, ese día está escondido por la Belleza de la Aurora anunciadora que viene a brillar, y seguirá brillando, en el Anuncio de la Llegada del Santo de los Santos, para atraer a todos los hijos del Señor de los Señores. Claridad del gran Sol que comienza a deslumbrar a todos los espíritus, aún a aquellos que se esconden tras una fingida ignorancia. Así, Yo abro todos los espíritus, a fin de que ellos se impregnen de la claridad luminosa de esta Aurora que difunde, poco a poco, la Verdad de Dios.

            Y he aquí la Luz del Día del Señor, que atraviesa el velo de la aurora, a fin de difundir, lentamente, esa inteligencia primera, que toca los sentidos como la mariposa roza la corola de la flor escogida en la que se posa.

            Mi dulce JNSR, Dios es el Poeta de gran Corazón que Se sirve también de las flores de Su Jardín, para dar ya Su perfume a los hijos del mundo entero. Y Yo debo decirte que, si tú hablas aquí, Yo obro de forma tal que tú seas oída en otra parte. Y así, la mariposa llevará el polen sobre todas las flores, aún la más salvaje de las inaccesibles montañas.

            Hija Mía, para vosotros, el trabajo se hace lentamente, pero seguramente. Es preciso que sepáis, todos, que es necesario participar en él. Penséis lo que penséis, en estos tiempos, la Verdad no chocará a nadie, porque justo antes de que habléis, Yo preparo el corazón que está a la escucha. Yo le hago desear esta Palabra, nueva para él, pero que él espera desde hace mucho tiempo ¡sin saberlo! Dios es el deseo de este Amor desconocido que viene a salvar al Mundo y a darle esa Paz tan esperada.

            El pagano será como una campana fundida de nuevo, que espera su completa finalización para sonar a todo vuelo, y advertir que abandonó su sordera, que él escucha la Verdad y quiere que todos los otros paganos puedan, como él, recibir esta Verdad que salva, esta Paz tan esperada  que se escondía para ser más deseada y comprendida.

            Se ha cumplido el tiempo en el cual ya nada más puede hacer retroceder esta nueva: los paganos han encontrado a Aquél que ES, que ERA y que VIENE, el YO SOY del alba de los tiempos, el Yahvé Creador, la Santa Palabra del Dios escondido, que entregó todo a Su Hijo JESUS, para que todo sea cumplido en Aquél que os ha dado la Vida Eterna, porque de El ha corrido el río que unió el Alfa a la Omega.

            De Mi Cuerpo traspasado, sostenido por el Madero sagrado de la Cruz, que abre sus cuatro brazos para reunir, en el Corazón del Salvador del Mundo, en el Corazón de Su Cruz, la multitud de los hijos de Dios, venidos de los cuatro puntos cardinales; todos vosotros llegaréis a encontraros y a desearMe, a encontrarMe y a amarMe, porque Yo vengo a salvaros. Yo os envío Mi Poder de Vida.

 

Mi Santo Espíritu de Amor, rezadLe porque

El viene a salvaros.

¡Aleluya!

JESUCRISTO en el Padre.