LOS VIERNES
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3 de noviembre de 2006.
JNSR: Mi Dulce JESUS, en este viernes, ¿queréis Vos hablarme? Yo espero
Vuestra Palabra y Os agradezco.
JESUS: En este viernes, tú escribirás lo que Yo te dicte para
todos Mis hijos.
El viernes es el día
de la semana en el que cada uno debería guardar este piadoso recuerdo, lleno de
respeto. Ese fue el día de Mi Santa Muerte en
El viernes ¿podríais
concederMe un pensamiento, un gesto, una ofrenda, una hora de silencio como
recuerdo? Yo apreciaría como la más bella ofrenda, una rosa que ofrezcáis a Mi Santa Madre, en memoria del Don
maravilloso que Ella hizo al mundo en ese Viernes Santo. Ella os ofreció a Su
Divino Hijo, vuestro Salvador JESUCRISTO en Su Cruz de Amor.
La vida es una eterna
evocación, un Camino de Cruz con un poco de alegría y mucho sufrimiento. Por lo
tanto, este mes de noviembre no debería ser triste para cada uno de vosotros, porque él es también
Vosotros conocisteis Mi Santa Encarnación. Por
el Fiat de Mi Santa Madre, el
Espíritu de Dios La cubrió y, en el Seno Puro, Virginal, Inmaculado de
Este Corazón Divino,
que contiene el Tesoro del Padre, tal como un vaso de cristal, estaba listo
para explotar en Su Cruz por
En el Cielo, Nosotros
esperamos
Cuando Mi Justicia, que es Gracia, conceda
Esto sucederá cuando
vosotros os dejéis atravesar por
“Manso y Humilde de
Corazón”, Solo Cristo puede decirlo. Y por Mi Camino, Yo conduciré a todos
cuantos no se han rehusado, porque será allí donde comenzará vuestra Transfiguración, que JESUS vendrá a
concluir después de
JNSR: Dios me ha dicho: “durante la escritura de este libro, tú oirás hablar
de algunos milagros”. Y yo me sobresalto hoy, al oír lo que pasó el primer día
en que comenzamos este libro. Acabo de saber, mientras que las moscas se escurrieron por este texto:
“un
buen Sacerdote, que celebraba su Misa, vio caer una mosca en el Cáliz donde el
Vino acababa de ser consagrado. No sabía que hacer para retirarla, cuando ésta
desesperada voló, llevando en sus patas mojadas
“¡Horror!”, dijo para sí este buen Sacerdote. Celebró toda su Misa y, después, vio,
no lejos del Altar, la mosca que yacía con las patas hacia arriba. El se puso
de rodillas, la tomó y la tragó, respirando entonces aliviado. Ninguna gota de
Mi
Padre, todo el Cielo os bendice. Por vos, una multitud de pecados contra
JESUCRISTO
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(1) Sacerdote de