DE LAS CIUDADES Y DE LOS PAISES VAN A NACER
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2 de noviembre de 2006.
JNSR: Dios Mío, día tras día yo quiero hacer Vuestra Santa Voluntad. ¡No me
dejéis tropezar! Yo quiero seguirOs hasta el fin, yo Os seguiré por todas
partes. Hablad, Señor, yo Os escucho.
JESUS: Tú acabas de escribir estas primeras páginas, tú
agradecerás por Mí a quien te ayuda. Escogido por Mi Padre, él es sostenido por
Mis Santos Ángeles y Yo le tengo en Mi Sagrado Corazón. Mis hijos están atados
a Mi Santa Voluntad y Mi Santo Espíritu es su ancla. Vuestro Dios os bendice.
No deis ninguna importancia a lo que se dirá
alrededor vuestro: NADA debe venir a ensombrecer Mi información. Seguid
Mis pasos. Si otro trabajo se os
presenta y Yo os pido interrumpirlo para cumplir lo que Yo espero de vosotros, no dudéis, Solo Yo puedo juzgar la
urgencia, Yo os guiaré.
Después de la conferencia en Marsella, lo que
Yo te pediré deberá conducirte hacia lo que tú misma vas a anunciar en esa
reunión. Ello es urgente, hará que
quienes están involucrados, se apresuren a intervenir antes de un segundo
invierno, que llegará peor que éste: devastación
de algunas ciudades por las aguas y el fuego, deslizamientos y hundimientos de
terrenos por el lodo, agravamiento de la situación monetaria en todos los
países.
Los países que ya están tocados por el hambre
deben retomar sus lugares dentro de la sociedad, ser ayudados para reconstruir
todo lo que ha sido destruido, para reorganizar la existencia dentro del país, devolverles sus medios de existencia y de
hacer vivir a los suyos, con nuevas actividades apropiadas a su tierra, su
clima, su situación geográfica.
No
son los pobres los que se deben expatriar para poder sobrevivir y alimentarse
en otra parte. Aquellos que han sido favorecidos por la vida, son quienes les
van a aportar la ayuda, con su inteligencia, sus destrezas y el dinero
necesario. Ningún país deberá
ser llamado “pobre”, porque Yo no permitiré más tal diferencia entre unos y
otros, ¡y los que desencadenen una
guerra, serán aniquilados con sus propias armas!
Así se terminarán las
luchas fraticidas: la espada se volverá
contra la espada y el arma nuclear estallará en el país de quien la quiera
activar primero. Aquél que haya deseado el mal, será sorprendido por el mal y
aquél que busque
El
árbol que produzca será centenario. El hijo que ame será el conductor de todos
sus hermanos, donde quiera que él viva. El adulto que ayude, será el Pilar de su
ciudad. El extranjero que lleve socorro, será respetado como un padre en medio
de la población. El abuelo que de un prudente consejo, será oído y obedecido.
La madre que abrigue a un huérfano, será llamada Madre por una multitud, que
vendrá a ella. El pan que se comparte, poco o mucho, saciará a cada uno. El
trabajo no faltará más.
Y
JESUCRISTO
ES
Amor.
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