EL SANTO PURGATORIO

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17 de octubre de 2006.

 

 

JESUS: Vuestro Señor Se ofreció en Su Cruz de Amor por el Mundo entero. La moneda más grande del Cielo, es el sufrimiento de Amor, el Don de si mismo, con vuestras Oraciones, vuestras penitencias, vuestros ofrecimientos de Misas. Todo esto es recogido y conservado en el Santo Corazón de Dios y se convierte en la moneda del Cielo.

            Las almas del Purgatorio no están ahí sino porque ellas han deseado ver al Señor y vivir en Su Santa compañía, ésta es su elección. Si ellas no han podido alcanzarlo aún, es debido a la impureza que las cubre. Contaminadas por el pecado, ellas mismas han consentido, con su pleno agrado purgar, en ese Lugar Santo, hasta la última de sus faltas, para poder vivir después, la Eternidad con su Dulce Salvador.

            Sólo Dios conoce el tiempo de su expiación. Sólo Dios puede aceptar o no, abreviar su pena, a causa del grado de Amor que ellas hayan podido alcanzar por su Salvador, a causa del sufrimiento de Amor, hacia su Creador. Puesto que allí, en el Purgatorio, ellas han tenido el conocimiento de la inmensa pena que ellas han infligido a su Dulce JESUS. Cada vez que ellas sucumbieron a la tentación y cayeron en la trampa del poder infernal, ellas clavaron crueles espinas en el Divino Sagrado Corazón de JESUS.

            Al recordar sus faltas, estas pobres almas sufren el Martirio de la Cruz, y obtienen más rápidamente la Salvación de la Santa Redención de Cristo JESUS. Es ahí donde Dios viene a tomar la moneda del Cielo de entre vuestros dones de Misas, de Oraciones y sobre todo, vuestros dones de sufrimiento de Amor y de penitencia. Y Yo os lo repito:

            Por vuestros dones, vuestras buenas acciones entre vosotros, y entre vosotros y aquellos que llamáis “vuestros difuntos”, que están más vivos que vosotros mismos, vosotros seréis salvados los unos por los otros.

            Pero Sólo Dios tiene el derecho de salvar y de obrar o no, porque Dios es vuestro Salvador. Sabed que el beneficio de vuestras ofrendas no se aplica, obligatoriamente, a la persona que viva en este mundo o en el Cielo, que habéis escogido: es un banco de dones. Yo os lo vuelvo a decir: Sólo Dios conoce la hora de la liberación, Sólo Dios conoce a Sus hijos. Y Dios no puede dar sino lo mejor para cada uno.

            Salvada del Purgatorio por su Dulce Señor, un alma remonta ligera, ligera, ligera hacia el Cielo de Gloria, cual proyectil de oro fino dejando un rastro de polvo de oro, como para indicar el camino a seguir hacia el Cielo de Dios, después de la maravillosa Purificación del Santo Purgatorio.

Dios es Luz.

Vuestro JESUS de Amor.

 

 

JNSR: Hace ya algún tiempo, Dios me hizo ver este conmovedor vuelo del Purgatorio. Bendito sea Dios.