¿CREES QUE ESTAS SOLA? ¡YO ESTOY AQUÍ!
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31 de agosto de 2006.
JNSR: A las 6 horas, esa mañana yo me desperté.
Esa
Cruz, que era la mía y, sin verme en ella, yo la sentía adherirse a mí como si
yo no fuese más que una con ella. Bajando los ojos, yo vi en tierra a tres seres
que lloraban: yo reconocí a mis dos amigas que siempre me han ayudado, aún
viviendo lejos de mí. Ellas eran María-Alix y María-Magdalena. Sus ojos llenos
de lágrimas me decían: “estamos
aquí, no tengas miedo”.
Al lado de ellas, estaba Jean Mortaigne, mi pequeño Sacerdote fallecido
en Gabón, a causa de
Señor,
en ese sueño, yo me puse a gritar: “¡Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado!” Mi cuerpo adolorido, mi cabeza pesada como el plomo, y esa fatiga que
no se me quiere quitar, no me ayudarán en nada. Y, en ese momento,
JESUS: ¿Crees estar sola? ¡Yo
estoy aquí! Traicionada, tú lo eres. Abandonada, tú lo serás aún más;
dolorosa en tu cuerpo y más aún, en tu corazón, que resienten las angustias de
la soledad y la indigencia de
¿Crees tú que Yo soy
reconocido como Dios, aún en estos días? ¿Piensas tú que ellos Me esperan, como
tú misma Me deseas, con tu doloroso Amor? Por todas partes Yo escucho: “Vivamente deseo que El regrese, yo sufro
demasiado. ¿Y qué espera El?, el Mundo sufre por todas partes”. Sí, hija
Mía, Yo soy vuestro Salvador, pero la gran mayoría ama su tranquilidad, su
bienestar, y que su vida egoísta no sea transformada, como ese desierto que
ellos saben que existe, pero que no les toca verdaderamente.
El joven rico del Evangelio se ha
multiplicado en todas esas gentes que viven todavía en la comodidad. Pero, tú
ves, es aquí donde es necesario poner al día las Bienaventuranzas y fomentarlas noche y día.
No temas. Todo lo que
te llega es el humus del terreno que
tú vas a encontrar. Ya se abren las flores que pronto se harán frutos. Mi
Padre, que está en los Cielos, ya ha contado todas Mis pequeñas Ovejas. El
Mismo las reunirá muy pronto, y Yo os digo:
Bienaventurados seréis si Me
hubiereis escogido para sufrir Conmigo,
en este Tiempo en que
Yo recojo la más bella de Mis cosechas.
A ti, hija Mía, vela.
No duermas, porque se hace tarde y el Día
ya despunta.
Hasta pronto, Mis bienamados.
Jesús de Nazaret.
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