EL SEÑOR NOS HABLA A TRAVÉS DE ISAIAS

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5 de agosto de 2006.

 

JNSR:   Señor, permitidme escucharOs. Si ahora todo debe ser dicho y comprendido por Vuestros hijos, yo permanezco a Vuestra escucha. Yo Os ruego, Señor, yo Os suplico, ¿cuándo contáis Vos regresar? Señor, ¿qué va a suceder con Israel? ¿Se va a prolongar esta guerra? ¿Y hasta cuándo? Señor, nadie merece que Vos Os acerquéis a él y mucho menos yo. Pero Vos lo sabéis, Señor: nosotros Os esperamos. Por piedad, habladnos, informadnos, educadnos. ¿Cuándo regresaréis?, no nos dejéis en esta incertidumbre. El tiempo que se prolonga, frecuentemente, hace retroceder a las gentes. Vuestro Pueblo, los Judíos, los Cristianos e incluso los Musulmanes, Os esperan. Venid, Señor JESUS. Y he aquí que el Eterno me hace abrir la Santa Biblia, para hablarme a través de Isaías.

            66,1 Así dice Yahvé:

            El Cielo es mi trono, y la Tierra el escabel de mis pies. ¿Qué casa podrías edificarme? ¿En qué lugar moraría yo?, 2 Todo eso, mis manos lo hicieron; todo esto es mío, dice Yahvé. Y a éste es al que yo miro: al humilde y abatido de espíritu, al que tiembla ante mi palabra.

            3 Hay quien sacrifica un buey y mata un hombre, quien inmola un cordero y desnuca un perro, quien presenta en ofrenda sangre de puerco, quien quema incienso y se postra ante un ídolo. Así como ellos eligen sus caminos y en sus abominaciones se complace su alma, 4 así yo me complaceré en sus calamidades, y traeré sobre ellos lo que se temen. Porque llamé, y nadie me respondió; hablé, y nadie me escuchó. Hicieron lo que era malo a mis ojos y escogieron lo que a mí desagradaba.

            5 Oíd la palabra de Yahvé, vosotros los que teméis su palabra: Han dicho vuestros hermanos, los que os aborrecen y os niegan por causa de mi nombre: “¡Que haga Yahvé muestra de su gloria, para que veamos vuestro contento!” Pero han de ser confundidos.

            6 Voces, alborotos de la ciudad, voces que salen del templo. Es la voz de Yahvé, que da a sus enemigos el pago merecido.

            7 Antes de ponerse de parto, ha parido; antes de que le sobrevinieran los dolores, dio a luz un varón.

            8 ¿Quién oyó cosa semejante? ¿Quién vio nunca tal? ¿Es dado a luz un país en un día? ¿Una nación nace toda de una vez? Pues apenas ha sentido los dolores, ya Sión ha parido a sus hijos.

            9 ¿Voy yo a abrir el seno materno para que no haya alumbramiento?, dice Yahvé. ¿Voy yo, el que hace parir, a cerrarlo?, dice tu Dios.

            10 Alegraos con Jerusalén y regocijaos con ella todos los que la amáis. Llenaos con ella de alegría los que con ella hicisteis duelo. 11 Para mamar hasta saciaros del pecho de sus consolaciones, para mamar en delicia de los pechos de su gloria.

            12 Porque así dice Yahvé: He aquí que voy a derramar sobre ella la paz como río y la gloria de las naciones como torrente desbordado. Y sus niños de pecho serán llevados a la cadera y acariciados sobre las rodillas.

            13 Como cuando a uno le consuela su madre, así yo os consolaré a vosotros, y en Jerusalén seréis consolados.

            14 Y vosotros lo veréis, y latirá de gozo vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba. La mano de Yahvé se dará a conocer a sus siervos y su furor a sus enemigos.

            15 Porque he aquí que llega Yahvé en fuego, y es su carro un torbellino, para tornar su ira en incendio, y sus amenazas en llamas de fuego.

            16 Porque va Yahvé a juzgar por el fuego y por la espada a toda carne, y caerán muchos a los golpes de Yahvé.

            17 Los que se santifican y purifican para ir a los jardines tras uno que está en medio, que comen carne de puerco y manjares abominables y ratas, juntamente perecerán, dice Yahvé.

            18 Yo conozco sus obras y sus pensamientos. Y vendré para reunir a todos los pueblos y lenguas, que vendrán para ver mi gloria.

            19 Yo les daré una señal, y mandaré los sobrevivientes de ellos a Tarsis, a las naciones de Put, de Lud, de Mosoc, de Ros, de Tubal y de Yaván, de las islas lejanas, que no han oído nunca mi nombre y no han visto mi gloria, y pregonarán mi gloria entre las naciones. 20 Y de todas las naciones traerán a vuestros hermanos ofrendas a Yahvé en caballos, en carros, en literas, en mulos y en dromedarios, a mi monte santo, a Jerusalén, dice Yahvé, como traen los hijos de Israel la oblación en vasos puros al templo de Yahvé.

            21 Y también yo elegiré de entre ellos sacerdotes y levitas, dice Yahvé. 22 Porque así como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo voy a crear subsistirán ante mí, dice Yahvé, así subsistirá vuestra progenie y vuestro nombre.

            23 Y de novilunio en novilunio, de sábado en sábado, toda carne vendrá a prosternarse ante mí, dice Yahvé.

            24 Y al salir, verán los cadáveres de los que se rebelaron contra mí, cuyo gusano nunca morirá y cuyo fuego no se apagará, y serán horror a toda carne.

 

Que la Gracia del Señor

 inunde los corazones que leerán este mensaje,

a fin de comprenderlo, como él ha sido dado.

Oráculo de Yahvé, por Isaías.