¿QUIEN COMO DIOS?

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18 de julio de 2006.

 

 

JNSR:  ¡Lo que Vos tengáis a bien decirnos, Señor! Habladnos, nosotros Os escuchamos y Os damos gracias.

 

JESUS: Cuando San Pablo os habla del Anticristo, antes de Mi Venida en Gloria, no lo dudéis, él viene, ¡él ya está obrando! Esto se verá. Nadie puede esconder por largo tiempo este Mal, porque Dios lo combate desde siempre, fuera de Su Cielo de Gloria, y Dios lo vencerá, sobre la Tierra como en el Cielo, muy pronto.

            La tentación pone en acción la elección de todo hombre. Atención, el Anticristo tendrá los hábitos del Tentador, de aquél que se opone a Dios, es el enemigo de Dios y de los hombres. Su poder es oscuro, pues él está oculto. Pero siendo dominador y orgulloso, esto mismo lo va a hacer descubrirse. El va a proclamar en público su verdadera identidad y mostrará su poder de seducción, porque él atrae ya a las multitudes. 

            El padre de la mentira lo proclamará muy pronto ante todos como su hijo y el Espíritu del Mal está en ellos, remedando así a la Santísima Trinidad, con un orgullo sin límites. Puesto que la cifra de la Divina Trinidad es 333 (1+1+1 x 3 => 333), ellos se declaran dos veces más, y es el 666 del trío infernal, en toda su fuerza maligna, destructiva y dominadora.

            Para enfrentar a Cristo, él se debe desenmascarar en pleno día, delante de aquella muchedumbre que lo sublima, a él, que está contra el Dios de Israel y contra Sus Santas Leyes. El provoca la guerra, siempre acusando uno al otro de ser el agresor, para poner de su parte a la opinión pública. Pero todo esto es, también, su piedra de tropiezo, porque viene el Tiempo de Dios, en el que nada podrá escapar a la terrible Sentencia de Dios. El combate celestial de San Miguel y su ejército de Santos Ángeles es más terrible que todos los combates de la Tierra.  La lucha es semejante a aquella que expulsó del Cielo a los Ángeles caídos: ¿Quién como Dios?

            El Fuego acompaña el Fin de este Tiempo. Tempestades de fuego, de guerras, de atentados, de violencia, de secuestros de niños, de violaciones y asesinatos, derramando la sangre inocente. Satanás ve venir su fin y despliega sus últimas fuerzas. Hijos, permaneced en guardia. Dios acoge los Mártires de este Tiempo y ellos no serán jamás las conquistas del Maligno. Con Raquel, el Mundo entero llora a sus hijos. Orad, ¡orad, hijitos! Sacerdotes de Dios, la Santa Misa se vuelve un deber para cada Cristiano que pueda participar en ella. La Carne y la Sangre de Cristo, serán vuestra Fuerza y vuestro Auxilio. JESUS está con vosotros, ahora y siempre.

 

JESUS y San Miguel, en el combate por la Paz de Dios. Amén