A TI, HIJA MIA

*******

6 de julio de 2006.

 

 

JESUS: Hija Mía, Yo no aparto a ninguno de Mi Sagrado Corazón. Tú ves la desnudez de la Cruz y tú la llevas ante este Mundo, que no quiere sino una vida fácil. ¿Cómo Me podrán encontrar? Yo aún llevo Mi Cruz, aquella que ellos Me dan a cargar, todavía hoy.

            Los ruidos resuenan por todas partes, y vosotros ya no escucháis Mi Voz. Os olvidáis de lo que Yo espero de cada uno de vosotros y Mi Voz se pierde en la lejanía. Ahora bien, cada uno tiene una misión, que puede parecer diferente una de otra, pero todos vosotros trabajáis por la misma Causa: reencontrar el Amor, extraviado en vuestra Tierra.

            Yo te recuerdo que tú no estarás jamás extraviada. Pero lo que Yo te pido, es soportar la contradicción que consume siempre tu vida, porque tú estás continuamente expuesta al rechazo de aquellos que rehúsan obedecerMe. El juicio que ellos cargan sobre ti será tu propia referencia: “¡vosotros seréis odiados a causa de Mi Nombre!”

            Es en Mi Nombre que debe ser elevada la Cruz sobre el monte de Dozulé. Nada será fácil y tú serás olvidada, como Mi Cruz pedida en Mi Nombre, porque ellos van hacer todo por olvidarla. El Cristianismo de hoy día es una Religión que duerme sobre un cojín de terciopelo. El dormita y no quiere que lo despierten.

            Pero tú, ocúpate de Mis asuntos; tú eres escogida para sacudir al que duerme, porque las lámparas están, casi todas, sin aceite, ¡y Yo Vengo!

            ¿Qué sucederá a este pueblo que, para acogerMe, tiene poquísimas lámparas encendidas?

            Hija Mía, no es un endurecimiento de tu corazón, es una obligación: no se puede salvar a la persona que se ahoga, sin arriesgarse a golpearle la cabeza con el flotador que se le lanza.

            Toma Mi Mano y después vosotros juzgaréis si Mi Llamado fue duro o saludable.

 

A ti, hija Mía. JESUCRISTO