EL DESPERTAR EN DIOS
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6 de julio de 2006.
JESUS: Hija Mía, Mi Cruz es
un centinela, ella no duerme, ni sueña, ella vigila a quienes quieren
impedirle elevarse. Confía en Mi Santa Palabra. Si esta dimensión de
Sí, Yo estoy ahí, Presente en Mi Naturaleza
en renovación y cambio.
El bosque es revestido, en aquellos lugares
donde estaba mayormente en peligro y, de su negrura, nace un follaje rutilante,
verde como el prado en primavera. Allí, donde él tenía mayor escasez de
manantiales, el agua se pone a escurrir libremente. Pero si Yo le he concedido
juguetear sobre la hierba y los guijarros secos de los ríos, Yo la he de
proteger nuevamente de vuestra avidez.
Nada deja de responder
a Mi expectativa.
¿Cómo podéis,
vosotros, no reconocer en ellos Mi
Paternidad? Ellos son hijos de Dios, como vosotros. Y para un padre, la
peor ignominia es la separación entre vosotros mismos, porque vosotros sois
todos iguales ante Mis ojos. Su alma es Mía y ella es idéntica a la vuestra,
porque lleva
Apresuraos a restituir
su Dignidad de hombres a aquellos que, hoy día, escapan de las guerras y del
hambre. Ellos son la misión de todos
los países ricos. Vuestro futuro será su mismo estado actual, si no llegáis a
darles lo que todo ser viviente se supone debe tener, de parte de
Yo os guiaré y vosotros acortaréis así la espera, en
esta enfermedad mundial que se está
preparando, tan larga como vuestra
indiferencia.
Cada pueblo está
invitado a reunirse y encontrar una solución: Haced y Yo haré. Que aquél que se sienta investido de este Derecho de Amor comience a actuar, ¡Yo Mismo le ayudaré!
Cuanto más pronto se haga esta liberación,
tanto más pronto Yo os recompensaré, acortando el tiempo que dará a cada país
la posibilidad de acoger a los suyos con el honor del ciudadano que, sin
reclamar, conocerá su lugar en la sociedad. Porque
Dios no puede dejar por más tiempo a Su Tierra en esta desnudez.
Cada uno verá florecer su país, que será
semejante a otros países, porque todos los habitantes serán caritativos y
comprenderán entonces, que la belleza de un país depende de la belleza del país
vecino.
porque cada uno alabará al Señor,
que regresa en Su Paz y Su Amor.
Dios Misericordioso.
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