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22 de mayo de 2006.
JESUS: Yo soy el Cristo Misionero, que llamo a seguirMe a
todos Mis hermanos, fortalecidos en Esperanza y Caridad.
Unidos, vosotros sois
el refugio que recoge
Vosotros
sois los misioneros que parten sin equipaje, porque tenéis todo en vosotros. No conviene que os
preocupéis por el albergue y el alimento, eso Me corresponde a Mí. Yo no dejo
al pajarillo sobre la rama sin mostrarle donde se encuentran dispersas las
semillas para su alimento del día. A cada
día, bástale su afán. Ocupaos de los demás para que reciban lo que esperan
sin saberlo: vuestra Caridad.
En el sitio, vosotros veréis las necesidades
prioritarias. Las gentes hambrientas y enfermas están necesitadas de fuerzas
nuevas, de ideas acordes a su condición. Entre vosotros, los médicos de
cuerpos, así como los humildes pastores y los trabajadores del campo, se
reunirán para compartir el trabajo.
Es esta unión la que va a
cumplir
Ella va a desenredar
todo. La enfermedad ha extendido sus
lianas, haciendo prisioneros a todos esos cuerpos sin fuerza, inertes,
quedando a merced de mercenarios sin corazón que vienen a eliminarlos.
¿Por qué los médicos
no emplean más su talento para cuidar de las enfermedades del alma al mismo
tiempo que las del cuerpo? Hacer trabajar su espíritu al servicio de Dios y de
los hombres es un buen medio de información. Hablar de Dios o rezar, eso no
impide trabajar a las manos y al espíritu elevarse. Alabad a Dios que ha dado
todo al hombre: la inteligencia y la salud para el Servicio de Dios y de su
prójimo.
Obreros de la tierra, regresad al trabajo de los campos, que no
demandan más que un humilde arado y dos brazos sólidos para dar vida a una
tierra árida. Y si el agua falta aquí, eso no quiere decir que ella no estará
lista para surgir un poco más allá. Buscad
y encontraréis. Con Dios, nada es imposible.
Se podrá entonces
cantar, por la tierra y por los obreros que la trabajan, el canto de Gloria a
Dios por las mañanas felices en que todos se reúnen en el mismo Amor, para
salvar
Todos los “Amén” del mundo serán
reunidos entre los pobres si vosotros les ayudáis con vuestro Amor.
Venid, Benditos de Mi Padre, todos los que sois sacerdotes de Mi
Palabra; Mi Palabra que sana el alma y que mantiene los cuerpos en el bienestar
que Dios da a todos Sus hijos que creen en El. Que vosotros seáis médicos,
obreros, labradores, pequeños Portadores de Mi Llama de Amor, salvéis el mundo, abracéis pueblos y
naciones, razas y religiones. El Dios Único viene a bendecir a todos Sus hijos.
Armaos de audacia y de
compasión. El mundo entero es Mi iglesia,
sin muros ni fronteras para detener
Yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo.
JESUS Misionero. †
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