LA MISION DEL AMOR

*******

 

22 de mayo de 2006.

 

JESUS: Yo soy el Cristo Misionero, que llamo a seguirMe a todos Mis hermanos, fortalecidos en Esperanza y Caridad. La Fuerza, seré Yo quien os la dará. Vosotros sois la Iglesia de Cristo JESUS, vosotros sois la Voz de Cristo.

            Unidos, vosotros sois el refugio que recoge la Palabra de Dios y que la dona al mundo sufriente. Ningún muro a salvar, ni escalar para subir hasta vosotros: sois vosotros quienes os debéis desplazar hacia los demás. ¡Si supieseis lo que podéis hacer, hijos de todos los países, entre vosotros y Conmigo! Vosotros vais a salvar las almas, vosotros os haréis sacerdotes de Mi Palabra. Vosotros instruiréis, como el Maestro, porque Yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo.

            Vosotros sois los misioneros que parten sin equipaje, porque tenéis todo en vosotros. No conviene que os preocupéis por el albergue y el alimento, eso Me corresponde a Mí. Yo no dejo al pajarillo sobre la rama sin mostrarle donde se encuentran dispersas las semillas para su alimento del día. A cada día, bástale su afán. Ocupaos de los demás para que reciban lo que esperan sin saberlo: vuestra Caridad.

            En el sitio, vosotros veréis las necesidades prioritarias. Las gentes hambrientas y enfermas están necesitadas de fuerzas nuevas, de ideas acordes a su condición. Entre vosotros, los médicos de cuerpos, así como los humildes pastores y los trabajadores del campo, se reunirán para compartir el trabajo.

 

Es esta unión la que va a cumplir la Misión del Amor.

 

            Ella va a desenredar todo. La enfermedad ha extendido sus lianas, haciendo prisioneros a todos esos cuerpos sin fuerza, inertes, quedando a merced de mercenarios sin corazón que vienen a eliminarlos.

            ¿Por qué los médicos no emplean más su talento para cuidar de las enfermedades del alma al mismo tiempo que las del cuerpo? Hacer trabajar su espíritu al servicio de Dios y de los hombres es un buen medio de información. Hablar de Dios o rezar, eso no impide trabajar a las manos y al espíritu elevarse. Alabad a Dios que ha dado todo al hombre: la inteligencia y la salud para el Servicio de Dios y de su prójimo.

            Obreros de la tierra, regresad al trabajo de los campos, que no demandan más que un humilde arado y dos brazos sólidos para dar vida a una tierra árida. Y si el agua falta aquí, eso no quiere decir que ella no estará lista para surgir un poco más allá. Buscad y encontraréis. Con Dios, nada es imposible.

            Se podrá entonces cantar, por la tierra y por los obreros que la trabajan, el canto de Gloria a Dios por las mañanas felices en que todos se reúnen en el mismo Amor, para salvar la Tierra del Señor de Señores y restituir al hombre su dignidad, preparándole, bajo el Sol de Dios, una tierra viva que le alimentará.

 

Todos los “Amén” del mundo serán reunidos entre los pobres si vosotros les ayudáis con vuestro Amor.

 

            Venid, Benditos de Mi Padre, todos los que sois sacerdotes de Mi Palabra; Mi Palabra que sana el alma y que mantiene los cuerpos en el bienestar que Dios da a todos Sus hijos que creen en El. Que vosotros seáis médicos, obreros, labradores, pequeños Portadores de Mi Llama de Amor, salvéis el mundo, abracéis pueblos y naciones, razas y religiones. El Dios Único viene a bendecir a todos Sus hijos.

            Armaos de audacia y de compasión. El mundo entero es Mi iglesia, sin muros ni fronteras para detener la Gracia. Hoy, Dios viene a vivir con vosotros. Los apóstoles serán, como los antiguos, a la vez pescadores de peces y pescadores de hombres.

 

Yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo.

JESUS Misionero.