DIOS QUIERE SANTOS

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29 de marzo de 2006.

 

JESUS: La Cruz es el triunfo del Amor sobre el Odio del mundo actual. Después de un largo silencio de 33 años, los testigos afluyen: es el despertar de la Verdad. Abrid los oídos. No cerréis más las puertas del alma a la Fe, que viene a aquellos que jamás la llamaron. Vosotros habéis escuchado a tantos hombres de lenguaje incomprensible, a causa de un hablar que no consigue encantar más que a sus propios oídos, inútil y fatigoso. “Los largos discursos por todo y por nada, no los queremos más”, dicen los hombres.

            Es que ahora, el Pueblo de Dios está despierto. El aguarda su verdadero Alimento, aquél que calma el hambre del corazón y alimenta el alma, que necesita conocer a su Divino Creador y oír hablar de El.

            No digáis más que sufrís. Mientras lo podáis hacer, ofreced con Amor todos vuestros dolores y, en este Tiempo, Dios se hace su Administrador. A Su lado, MARIA camina a pequeños pasos: Ella es la cuidadosa Jardinera que recoge, en Su pequeño cesto, todos vuestros sufrimientos ofrecidos a Dios para la Salvación de todos los hombres. Siempre que recéis, ofreced, con vuestras oraciones, todos esos dolores, físicos, morales, espirituales. La Fe, que el propio Dios os da, os esclarecerá sobre su destino. Esos dolores, tal vez, no servirán todos para el fin que vosotros les queréis dar, pero con toda seguridad servirán para quienes tienen más necesidad de ellos, porque Dios siempre va a lo más importante, sin olvidar vuestra petición.

            Dios quiere Santos. El Mismo desea poblar Su Cielo, y facilita así la ascensión de Sus almas. Ofreced vuestros sufrimientos, con vuestras oraciones, a Nuestro Padre de los Cielos que es el Gran Distribuidor de todo Bien. Decid a vuestra Mamá de los Cielos:

 

                        “Dulce Mamá de los Cielos,

                        Madre de los hombres, Madre de Dios,

                        Consoladora y Abogada del género humano,

                        Hacia Vos, tiendo mis manos,

                        Mirad y consolad a este querido hijo Vuestro,

                        Que viene a abrigarse en los brazos de la Mamá María

 

Dios es Amor.