EL OCTAVO DIA

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7 de febrero de 2006.

 

JESUS : Vosotros mismos podéis calcular que el Primer Día fue el de Mi Santa Resurrección, como el Octavo Día será el de la vuestra: en él os daré Mi Paz. Entonces podréis comprender que Yo os espero todos los días para contar, con vosotros, el primer día de vuestro Nuevo Nacimiento. No penséis que ese cuerpo, que aún tenéis, Me impide ver que, como la mariposa, vosotros ya estáis en camino de romper vuestro capullo. Esta evolución, que puede parecer precoz, depende más de vuestro deseo de vivir con Dios, que de la obediencia a la Voluntad Divina, en Su respeto por vuestra libre elección.

            Si todos juntos, os pudieseis dar cuenta de que la Verdadera Vida no está en este mundo de la Tierra, vosotros mismos os desligaríais desde ahora de todos los falsos valores que os tienen presos: el Poder, el Dinero y los placeres enfermizos e indecentes que os destruyen el alma, más que el cuerpo, haciéndoos olvidar de preparar vuestro Nuevo Nacimiento.

            El sufrimiento, que consideráis vuestro enemigo, viene en vuestro auxilio. ¿Qué sois vosotros ante él? Una paja agitada por el viento, un hijo sin su madre. Cuando el sufrimiento se presenta, vosotros ya no sois de ningún modo lo que pensabais ser, no sois más que sufrimiento. Y si vosotros no lo acogéis, soportándolo, será él el que tomará posesión de vosotros hasta destruiros.

            Acógelo, como Yo lo acogí en Mi Santa Cruz, haciendo de él un Príncipe delante de su Rey coronado de Espinas. Considerad que él os trae la Fuerza, el Coraje de ir hasta el fin, la Perseverancia en el olvido de sí mismo, la Resistencia, en la medida en que él es Liberación, porque os susurra: “¡ánimo, que el final está muy cerca!”. El propio Cristo pasó por este Camino, para conquistar Su Santa Resurrección con la tuya. Mi Sufrimiento es Mi Compañero de Gloria eterna. Hazlo tuyo, todas las veces que venga a ti. Acógelo. Modélalo, para que se torne Sufrimiento de Amor a tu Señor y Rey. Todo parto pasa por el sufrimiento.

            Hoy, vosotros estáis en la prolongación del tiempo que espera por Mi Cruz Gloriosa para anunciarMe. Anunciad Mi Regreso en Gloria, porque vuestro Nuevo Nacimiento se realizará con Mi Regreso. En algunos de vosotros, las señales aparentes son ya el Sufrimiento de vuestro propio Mundo que clama por su liberación. Elevad Mi Cruz, con la altura de 738 metros como el Gólgota, que fue el primer Monte que recibió la Sangre de vuestro Salvador.

Elevad Mi Cruz, que ella es Amor.

JESUS, Salvador del Mundo.