POR MI CRUZ, NOSOTROS VENCEREMOS

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2 de febrero de 2006. Presentación de JESUS en el Templo

 

JNSR:   ¿Qué podemos hacer por Vuestra Cruz, ahora, Señor?

 

JESUS:  Vosotros no comprendéis el sentido del tiempo presente: religiosamente, el hombre regresa en la Fe en Cristo. Algunos piensan que uno se volvió loco a fuerza de preocuparse por los Asuntos del Reino. Y Yo os digo: Sí, ocupaos de los Asuntos de Mi Padre. Nadie se pierde por este camino; por el contrario, vosotros os volveréis a encontrar todos unidos.

            Hablando de Mi Padre: fue en el Templo donde José y MARIA Me hallaron, porque todo debía manifestarse: “¿No sabíais que Yo debo ocuparMe de las Cosas de Mi Padre?” ¡Cómo podéis vosotros abandonar Mi Cruz! Es mucho más fácil complacer a los hombres, y por eso dudáis al hablar de la petición de vuestro Dios, que desea Su Cruz. Pero Yo estoy aquí para guiaros como os lo he prometido. Apresuraos, mientras el tiempo aún os sea favorable. No vaciléis más sobre este asunto, que Yo estoy aquí.

 

Clavado en la Cruz, Cristo suplicó a Su Padre que perdonase a los culpables.

Si la Ira del Padre es divina, la intercesión del Hijo es también divina.

 

            Si JESUS, Hijo del Padre, reitera Su petición hecha en Dozulé, después de 33 años de paciencia, es con la Voz de la Santísima Trinidad que vosotros debéis escucharla. Porque esta Humanidad debe luchar con todas sus fuerzas contra el Mal. Es ahora cuando ella debe rechazar el Mal que ella misma ha aceptado desde hace tantos años. Mi Cruz la ayudará. De ahí vendrá la Gloria de esta Tierra, que reclama a su Dios para vivir y para honrarLe.

            Sabed todos que la Encarnación del Hijo de Dios en medio de los hombres desencadenó esta manifestación criminal: después del origen del mundo, Satanás ha decidido luchar contra Dios visible. El se ha ensañado inoculando el veneno de su odio en todos los espíritus. A lo largo de los siglos, el pecado contra el Espíritu Santo no ha dejado de crecer. Satanás es el enemigo jurado de Nuestro Dios Eterno, de Nuestro Salvador y de Su Cruz.

            Dudar, todavía hoy de la Salvación del Mundo por el Sacrificio de JESUS en Su Cruz, significa retardar la Alegría de Dios que viene a ofreceros la Nueva Tierra y los Cielos Nuevos. Es por esto que Yo os pido que elevéis Mi Cruz de 738 metros. Sólo ella erradicará el pecado, por más grave que sea: el que conduce al Mundo sin Dios a su ruina.

 

Con Mi Cruz, Nosotros venceremos a aquél que se ha querido igualar a Dios

y aniquilar a Su Creación.

JESUCRISTO.