EL ULTIMATUM DE DIOS

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13 de enero de 2006.

 

 

JNSR:   Señor, yo estoy lista para obedecerOs, pero algunos sienten cierta reticencia, para seguirme. ¿Qué me aconsejáis Vos, Señor? Que Vuestra Santa Voluntad se haga en mí, yo Os lo agradezco, Señor. ¿Qué hacer por los demás?

 

JESUS: Yo Me levanté del Sepulcro, para que vosotros Me siguieseis en vuestra propia Resurrección. Yo quiero regresar a vuestra tierra en Mi Gloria y vuestros espíritus son todavía limitados. Para seguirMe, ¿será aún necesario reflexionar por tantos años? ¿Vuestra elección va a preferir, entonces, un desastre mundial?

 

Hija Mía, ¡proclama Mi Amor en todas partes!

 

Yo quiero salvaros, yo VENGO a salvaros. No se hacen caer los muros a golpe de picos, sino pidiendo a Dios que abata todas las dificultades que os impiden avanzar.

Y la primera que constituye un serio obstáculo para vosotros es vuestra propia desobediencia.

 

No es la altura de Mi Cruz de 738 metros la que os detiene, es lo que ella ocasiona, lo que ella representa para vosotros. Un terrible trastorno de vuestros tranquilos hábitos, a lo largo de esta caminata que vosotros mismos hacéis cabizbajos y que no es la Mía, porque Yo soy el Amor, la Paz y la Justicia. Esta caminata se dirige inevitablemente hacia la última parte de lo que el hombre, el propio hombre preparó para vivir.

Yo os dije que sólo Mi Cruz salvará al Mundo de este Fin de los Tiempos organizado por el señor del Mal y por aquellos que lo siguen y aquellos que lo apoyan. Los que lo siguen son todos los que no saben decir SI a Dios. ¿Sabrán ellos vencer a tiempo su terrible vacilación? Yo soy Cristo, el Hijo del Altísimo, enviado hoy, como ayer, para devolver al Padre Todopoderoso todos Sus hijos dispersos. Yo estoy presente, para mostraros el único Camino que es Vida. Yo soy la Vida, la Verdad y el Camino. La Puerta de vuestra Salvación, es Mi Cruz. La que os presenta el Padre Mío y vuestro en Dozulé, si ella tiene 738 metros, es para que podáis reconocer, tanto la anchura como la largura, tanto la profundidad como la altura del Don de Dios que Se sacrificó, sacrificando a Su Hijo en Su Cruz de Amor. Vosotros sabéis conmemorar con mucha solemnidad la memoria de un hombre, de sus actos valerosos para la sociedad. Y, cuando el propio Dios dio Su Vida por vosotros, por cada uno de vosotros, ¿qué memoria os queda, después de tantos años?

Vosotros ya ni siquiera sabéis agradecer a Dios por haberos abierto el Cielo, permitiéndoos volver a entrar de nuevo en Su Morada, que el mismo hombre había cerrado sobre él a causa de su pecado de desobediencia.

Hoy, por la Memoria de Su Cruz, Dios os libera de este infierno en la tierra que el hombre sin Dios ha forjado por sí mismo. Vuestra elección es terrible: o Mi Cruz de 738 metros de altura es elevada en Dozulé, o vosotros iréis a beber hasta las heces la amarga copa que os ofrece Satanás, la que vosotros mismos preparáis por causa de vuestra falta de Fe en Mi Palabra dada todavía hoy.

 

Pero Yo Mismo os he advertido:

por causa de los elegidos, Yo abreviaré esos días terribles.

 

En efecto, después de la gran Tribulación, anunciada en el Evangelio y repetida en Dozulé, “Después de la aflicción de aquellos días, el Sol se oscurecerá, la Luna no dará su Luz, las estrellas caerán del cielo y las fuerzas de los cielos serán estremecidas. Aparecerá, entonces, en el cielo la Señal del Hijo del Hombre y todos los pueblos de la tierra se lamentarán y verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria” (Mt 24, 29-30).

Si Yo he venido, acordaos de que el Padre vino antes de Mí a escoger el lugar en que Mi Cruz de Arrepentimiento y de Perdón debería ser levantada, para, ahí mismo, reunir y perdonar al Mundo entero. Esta gran Cruz, elevada en conmemoración del Dios Único, que os recuerda Su Santa Muerte en indecibles sufrimientos y Su Santa Resurrección, quiere también recordar al Mundo entero que Dios, en este lugar, ofreció Su Perdón en Su Amor y en Su Paz.

Es el equilibrio del Mundo con Dios, el Arrepentimiento mundial, el Perdón de Dios. El Mundo se movilizará, unos a favor, otros en contra. Mi Palabra hará estremecer los cielos. La última partida se realizará, según vuestra elección. Los Justos Me seguirán.

 

JESUS de la Cruz Gloriosa.

 

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