¡LAS CRUCES SE DETIENEN AHÍ!

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22 de noviembre de 2005 - Santa Cecilia

 

JESUS:  Hija Mía, Dios no habla a tontas y a locas. Yo Mismo te lo he dicho: todo lo que Yo doy os es necesario. En los días de abundancia, no dejes de escribir: tú recibes para todos. En los días en que no recibes nada, Yo obro por ti y por todos, porque Yo aún hablo así a las almas que Me oyen por sí mismas.

No te desanimes nunca, ni siquiera en el día en que dejemos de sentirnos para transmitir. Yo podré informarte, tan solo para ti, porque no quiero detener Mi información para ti. Yo te quiero a la escucha, para salvar a aquellos que Yo te dé y para ayudarte. Y para que los ames como Yo los amo. Ellos se parecerán a ti, mas guárdalos en la humildad, para que jamás se separen de Mí, ni siquiera por una sola señal de orgullo o de celos. Ámales, cuida de sus defectos llamándoMe, porque sola, sin Mí, te será imposible amarles como Yo les amo.

Ve, pajarillo, que Yo te consolaré siempre. Tú estás consciente de que Yo amo a todos los tuyos. Ten confianza, que ellos están Conmigo.

 

Las Cruces paran allí.

Nadie más las pedirá, viniendo de Mí.

 

       Yo te ayudaré siempre. No tengas ningún miedo. Aquellos que tú Me encomendaste están Conmigo. Los Obreros de la Cruz terminarán lo que Yo les he pedido. Confianza, Yo os amo. Tu secretario lo sabe. El es hijo Mío, como lo eres tú.

 

Vuestro JESUS de Amor.

Amén.