LA
EUCARISTIA, JESUS NOS HABLA
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En el mismo día 8 de noviembre de 2005.
JESUS: Es tiempo de
que los fieles comprendan el dulce Misterio que sucede en el transcurso de la Santa Misa. Es urgente vivir íntimamente este regalo del Cielo
que Dios os da. En el momento de la
Consagración,
se realiza una transformación invisible tan grande, tan grande, que un
Sacerdote que había sido beneficiado en Garabandal con este Don tan fuerte
murió de felicidad, porque su corazón no pudo soportar semejante Alegría. En la
Consagración,
Mi Padre, por Su Amor Infinito, toma el
lugar del Sacerdote, sirviéndoSe de sus manos consagradas para recibirMe.
Muchos santos Sacerdotes pueden dar testimonio de ello; el propio Dios los
apoya durante su éxtasis.
El Sacerdote debe estar rodeado por los fieles, como
Yo Mismo lo estuve en Mi Santa Cena. El Traidor no se acercará, pues Yo vigilo. Los fieles son Mis
discípulos: “Tomad y comed, esto es Mi
Cuerpo, entregado por vosotros”. Y
tomando el Cáliz: “Tomad y bebed todos de
él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Alianza Nueva y
Eterna, que será derramada por vosotros y por todos”. El Sacerdote, habitado por Nuestro Padre y Dios, el
Eterno, en el momento de la Divina Consagración, da la
vida de Cristo a las Santas Especies. Las Hostias Consagradas pasan a ser vivas, encerrando así en ellas el Cuerpo, la Sangre y la Divinidad de JESUS, Hijo de Dios y Dios El Mismo.
Por este Amor tan grande, tan incomprendido y tan poco
aceptado, solamente el Sacerdote aún revestido de la Santa
Presencia del Eterno, Mi Padre y vuestro Padre, puede
dar a los fieles al Hijo de Dios Vivo. El es quien Me recibe, él es quien Me da. Sólo él
tiene el derecho de tocarMe con sus manos consagradas en cada Misa por Mi
Padre. Sacerdote de Dios, ¿te conoces?
¿Acaso sabes tú que nadie podrá sustituir a un
Sacerdote, a no ser otro Sacerdote? ¿Sabes tú que nunca debes faltar a la
Elección de
Dios, que te confía a Su Hijo verdaderamente Vivo? Por la Santa
Eucaristía, tenéis al propio JESUS en medio de vosotros.
Y cuando Yo Me doy a Mi hijo
que comulga por las manos del santo Sacerdote, Yo Mismo preparo con este hijo
el Milagro de Mi Vida en él.
Al comulgar, él mismo pasa a ser, poco a poco, una Hostia viva. El mismo se hace
Portador de Dios y ya puede comunicar o transmitir el Amor de Dios a todos sus
hermanos. El Arrepentimiento debe ser
cada vez más fuerte que el pecado, en
tanto que el pecado te acecha. Dios te espera en el Sacramento de la
Reconciliación.
¡Ve!
En la Santa Misa, delante de la
Eucaristía, los
fieles están llenos de la Santa Luz de Dios. Ellos resplandecen con la Gloria de la
Eucaristía
cuando comulgan, porque Yo Mismo desciendo a su corazón. Ellos saborean Mi
Vida. Todo está en Ella: el Alimento necesario para crecer y para conseguir
vivir ese nuevo Nacimiento espiritual, conforme a lo que Yo os he prometido,
para entrar en la Nueva Tierra y los Nuevos Cielos. Sí, comed Mi Carne y bebed Mi
Sangre, porque es el alimento que Dios da a Sus Santos, para que se hagan
semejantes a Su Hijo JESUCRISTO.
Vuestra alma recuperará su Virginidad Original, la misma que Dios Creador le dio en el día
en que creó al hombre a Su Imagen. El hombre nuevo, llamado a vivir en la Amistad de su Creador, será llamado hijo de la Luz a semejanza de su Señor JESUCRISTO. Vosotros
sois Hostias Vivas, cuando tomáis, en
la Santa Comunión, el
Cuerpo, la Sangre y la Divinidad de Aquél que tomó vuestra humanidad, vuestro
dulce JESUS de Amor, que os presenta vuestro Padre en la Santa Comunión.
Yo pido a Mi Iglesia que reconozca el Dogma completo
que proclama la
Divinidad de la Concepción
Inmaculada de Mi Madre Santísima, a fin de proclamar seguidamente Santa y Divina
la Creación de Dios, el Eterno. Santa y Divina como Su Divino
Creador tres veces Santo, para quien nada
es imposible.
En Mi Santa Cruz, Yo Mismo os entregué a todos a Mi
Madre,
vosotros sois Sus hijos.
Una Madre tan pura, tan buena, tan generosa como Santa
MARIA, Mi dulce Madre y Madre vuestra, da siempre lo mejor a Sus hijos: Ella os dio a Su Divino Hijo Único JESUCRISTO,
para que vosotros os hicieseis semejantes a El, modelo único de la Santa Humanidad Divina del Hijo de Dios, para que paséis a
ser, como El, hijos de Dios. Tomad ya en este mundo a Aquél que Se da a
vosotros. El es vuestro Santo Alimento del alma y del cuerpo: la
Eucaristía.
Vosotros, hijos Míos, conscientes del gran Amor que se
encuentra en Mi Santa Eucaristía, que viene a vosotros y que vosotros mismos
acogéis en vuestro corazón, llevadMe a todas partes, que Yo actúo en vosotros.
Hablad de Mí, hacedMe amar, que Yo Mismo os ayudaré; Mi Espíritu Santo hablará
en vosotros. Vosotros sois los Embajadores de Cristo Eucaristía, que os pide
que Me representéis en todo el mundo,
como el Salvador del Mundo.
Mi Fuerza y Mi Amor está en vosotros,
que sois los Discípulos de Mi Santa Eucaristía que vive
en vosotros.
JESUS en la Santa Eucaristía.
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