LA SANTA EUCARISTIA, MISTERIO DE AMOR

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8 de noviembre de 2005 - Santa Isabel de la Trinidad

 

JNSR:   ¡Mi Dios, que grande es Vuestro Nombre! ¡Que la Santa Majestad de Dios sea alabada en toda la Tierra! ¡Sólo Dios es Santo! ¡Sólo Dios es Bueno!

Vosotros seréis semejantes a Cristo, cuando El Mismo esté frente a vosotros. Será como vuestro espejo y El podrá verSe en vosotros.

“Yo no os dejaré huérfanos”. A los once Apóstoles, Jesús habla, después de Su Santa Resurrección:

“Todo Poder Me ha sido dado en el Cielo y en la Tierra. De todas las Naciones, haced discípulos, bautizándoles en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que Yo Mismo os prescribí. Y sabed que Yo estoy con vosotros por siempre, hasta el fin del Mundo” (Mt 28, 18-20).

¿De qué forma puede estar JESUS Presente con nosotros después de Su Ascensión hasta el fin del Mundo, o de los Tiempos, toda vez que este Mundo va a pasar: “Y sabed que Yo estoy siempre con vosotros hasta el fin de los Tiempos”?

Si creyeseis verdaderamente en la Presencia real de JESUS en la Santa Eucaristía, vosotros mismos comprenderíais cómo El jamás nos ha dejado huérfanos y cómo, al Fin de los Tiempos, JESUS regresa en Gloria, para darnos la Nueva Tierra y los Nuevos Cielos, habitados por Dios y por Sus criaturas semejantes a El y convertidos en Sus hijos e hijas.

En nuestro tiempo actual, la lucha despiadada persiste. Todo el Mal se agita con el único fin de desencarnar al Hijo del Hombre (Jesús) para separar al hombre de Dios, a fin de que Dios sea apartado del hombre. Es la demolición del Cristianismo, es el ateísmo. Una razón más para comprender la Santa Eucaristía, JESUS Presente, El es nuestra Fuerza.

Los místicos podrán explicaros mejor esta maravillosa Unión, porque la viven. Pero su explicación siempre será inferior a esta Verdad de Amor. Y las palabras jamás podrán hacer entrar, en la Palabra de Cristo, al incrédulo si no La desea, pues tiene la libertad de rechazarLa.

 

REFLEXION

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JNSR:   La antigua liturgia de Navidad:

“Oh Dios, Vos que creasteis al hombre de una forma admirable y que de una forma aún más admirable le restaurasteis, concedednos, nosotros Os lo suplicamos, que seamos partícipes de la Divinidad de Aquél que Se dignó participar en nuestra humanidad, JESUCRISTO, Nuestro Señor”. (Liturgia Romana)

Es posible una verdadera Unión entre el hombre y Dios: es el Mensaje del Cristianismo, que responde a la expectativa de todas las grandes religiones.

 Sí, la Unión entre el hombre y Dios es posible, porque el propio Dios la realizó en JESUCRISTO.

SAN IRENEO: “El Verbo de Dios…Se tornó en lo que nosotros somos, para tornarnos en lo que El es”.

SAN ATANASIO: “El Verbo de Dios Se hizo hombre para que nosotros nos tornásemos Dios”.

SAN AGUSTIN: “Dios Se hizo hombre, para que el hombre se hiciese Dios”.

SAN GREGORIO NACIANCENO: “El Hijo de Dios acepta la pobreza de mi carne, a fin de hacerme entrar en la posesión de Su Divinidad”.  Y añade: La Imagen divina que yo había recibido, yo mismo no la supe conservar. Es por esa razón que el Verbo Se hizo partícipe de mi carne, devolviendo así a mi alma la Imagen de Dios y la Salvación… y a mi carne la inmortalidad”.

SAN GREGORIO DE NIZA insiste largamente en la idea de la unión:

“El Se unió a nuestro ser, para que nuestro ser pudiese tornarse divino por su unión con lo Divino”. Y explica como, en esta unión, la Naturaleza Divina no es alterada en nada, sino que es nuestra naturaleza la que acaba por ser regenerada y glorificada. La misma idea, la encontramos en San Cirilo de Alejandría, en San León, San Hilario, etc.…