TODOS SERAN CASTIGADOS

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13 de octubre de 2005 - Aniversario del sol de Fátima

 

EL PADRE: Los países ya no podrán levantarse. Esta generación es la más malvada y la más hipócrita de todos los tiempos. Y es por ello que ha sido escogida para pagar por los crímenes contra Dios. Ella pagará hasta la última culpa, por sus culpas y las de todas las generaciones pasadas. Ella es culpable ante Dios. Y he aquí que vosotros vais a escuchar la sentencia de Justicia que pronuncia Dios, el Padre Todopoderoso.

Será en estos términos de Justicia, de Poder y de Paz, que será aplicada la Santa Ley de Dios, la que ya está en curso, según vuestra propia escogencia, porque la mayoría está siguiendo a Satanás.

JESUCRISTO, Mi Hijo Bienamado, ha salvado las almas que han elegido vivir en Dios, aceptando seguirLe y aceptando Su Santa Cruz, Signo de Su Santa Muerte y de Su Santa Resurrección, ofrecidas al Padre de toda Bondad para la Salvación del Mundo.

Hija Mía, Santa MARIA Se ofreció para acompañar a vuestro Salvador en Su Santo Sacrificio y para ofrecer a Su Dios y Padre la Ofrenda del propio Dios, en la Persona de Su Divino Hijo, que es la Segunda Persona de la Santa Trinidad de Amor, y en Su propia Persona de Hija del Eterno Padre, Madre del Salvador y Esposa del Espíritu Santo. Por Elección de Dios, Ella es por excelencia la Divina Inmaculada Concepción, Corredentora, Abogada y Mediadora.

Al pie de la Cruz de Amor, Ella es el Puente que une la Tierra con el Cielo y a los hombres con Dios.

Elegidos por Dios Padre vuestro para salvar al Mundo, Mi Hijo y Mi Hija, JESUS y MARIA, son todavía hoy, con gran Sufrimiento, rechazados por esta Humanidad culpable, atormentada entre el Bien y el Mal. El mal que ella ha escogido, sucumbiendo al Tentador que, en su afán de posesión ha desplegado todas sus seducciones: vanidad, orgullo, poder y dinero. Con un vistazo al horizonte, vosotros podéis constatar en qué se han convertido, poco a poco, todos los Países del mundo. Toda la Humanidad está bajo el dominio de Satanás que la gobierna.

De un extremo a otro de la Tierra, vosotros os habéis hecho prisioneros impotentes en las manos del Mal. El Maligno ha hecho de vosotros, a causa de vuestra triste elección, su presa a su imagen. Vosotros mismos habéis tejido el capullo maléfico que os encierra con él por su cruel estratagema. Vosotros os hacéis cómplices de sus malvados designios. Se dirá entonces de vosotros que sois los secuaces de Satanás, exactamente como los demonios, esos seres maléficos. Satanás hace todo lo posible para matarMe dentro de vuestros corazones. El ambiciona convertirse en Maestro y Señor en toda su omnipotencia maléfica.

Se ha llenado, en tres cuartas partes, la copa de esta generación que se hunde en el horror a medida que se sumerge en la codicia de toda suerte de placeres que le son ofrecidos con la sensualidad, la pornografía, el poder y el dinero. Ningún vicio es ahora prohibido; por el contrario, todo el mal es aceptado, excusado, propagado, desde los niños hasta los adultos que lo apoyan, porque callar es aceptar.

¡No! No es Dios quien dirige la rebelión general de los hombres, de los elementos, de las fuerzas naturales y hasta de la vida de la Naturaleza. Todo se desestabiliza, y ello irá empeorando al punto de afectar a los propios astros y sus movimientos.

Es vuestra culpa, es vuestra elección, es Satanás, es vuestra tentación.

Vosotros acabáis de escoger la solución más agradable a vuestros sentidos libertinos, incitados, como el propio Maligno es incitador, libertino, pero por un tiempo que acabará muy pronto, como lo determinan las Escrituras. Incitados o excitados por vuestra libertad, vosotros mismos termináis de escoger a Satanás como vuestro maestro y señor, aceptando todas sus propuestas. Lo que habéis escogido han sido sus obras seductoras, haciendo de él, por un cierto tiempo, el maestro del Mal, el señor del Mundo al que él sólo quiere llevar a la perdición.

Como Mi Hijo JESUCRISTO ante le Tentador, en el desierto, que resistió gracias a Su Amor Infinito por Su Padre a todas las tentaciones, así vosotros mismos debéis imitar a vuestro Modelo. Vuestro Señor JESUS os mostró como se resiste al Tentador, volviéndose hacia Dios. En vuestra libertad, vosotros, por el contrario, escogisteis seguir a Satanás. Aquél que escogió a Satanás en sus obras es hijo de Satanás, como aquél que escogió a Dios en Su Santa Ley y Sus Obras es hijo de Dios.

Al ver cercano su fin, Satanás se sirve de sus últimas fuerzas, las más feroces, las más crueles. Es el horror por todas partes, que desea la muerte de la Humanidad, el aniquilamiento de todas las Naciones por los desastres, por la quiebra monetaria, por las guerras asesinas, por el hambre y por las epidemias, tocando particularmente estas últimas a los animales de todas las especies, a fin de provocar el hambre en el mundo. Una hambruna general: el alimento necesario para el cuerpo, el agua, todo tomará el sabor de la muerte. Y si la Iglesia se hace esquelética, reducida, entonces aparecerá ante ella el Rostro de la Madre de los Dolores para volver a levantarla.

No olvidéis nunca que la Iglesia es JESUCRISTO, su Maestro y Señor, y que El es inmortal, y que El le dio Su Vida. Ella será la primera en morir como El, que es el Primero de los Vivos, y va a resucitar como El, la primera de entre los muertos: los muertos son todos aquellos que renegaron de Dios.

La Santa Eucaristía se hará rara, pero no perecerá jamás. En los momentos difíciles, protegedLa.

Por vuestro Amor y el Mío, ella vivirá en estos tiempos. La contaminación, que está en primer lugar en el plan de las destrucciones del Mal, y que afecta el aire, el agua y la tierra, va a asfixiar a todos los elementos simultáneamente, haciendo todo insoportable por un tiempo. Este ambiente insalubre, malsano, acusando a Dios y tomando al Cielo por testigo, tiene como fin organizar otra rebelión de los Ángeles, acompañados por los Santos del Cielo, pero Satanás no obtendrá esta victoria; él no puede tocar el Reino de Dios que es Mi Cielo de Gloria; Mis Ángeles y Mis Santos Me son fieles. Mis puertas se mantienen en las fronteras entre Tierra-Cielo y Yo Mismo las cerraré completamente, precisamente en el último momento. Será entonces cuando ya no os podréis comunicar con el Cielo.

 

JESUS: La última batalla se dará entre el Cielo y la Tierra. Satanás sabe que no puede tocar el Reino del Cielo de Dios. Por un tiempo que terminará muy pronto, sólo la tierra estará bajo su poder. Pero Yo os digo: “Dichosos aquellos que se mantuviesen firmes hasta el fin, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. Vosotros, Mis bienamados, perseverad hasta el fin, continuad sirviéndoMe y honrando Mi Santa Palabra, en el Amor y Respeto por Dios y por vuestros hermanos.

       Por vosotros y por vuestro Amor a los pobres de Dios, Yo revelo Mi Santa Palabra del Tiempo del Fin. Yo torno Mi Palabra ardiente y activa, guerrera para Mis pequeños Soldados de Dios. Servíos de ella tal como la recibís y dadla. Vosotros seréis salvados los unos por los otros, tal como fuisteis molidos, triturados, traicionados por vuestros hermanos que son culpables por una elección catastrófica. Esto hace de todos vosotros Mis hijos de la última Vendimia, los mártires de toda la Tierra que, por su sangre derramada, pasan a ser las Víctimas que Dios Padre acepta, para que su sangre sea mezclada con la de Su Divino Hijo, para salvar esta Tierra, que ya no puede levantarse por sí misma.

 

Así será la Santa Misa de la Purificación,

la celebración de la Victoria sobre el Mal.

 

Así se abrirá la Puerta para anunciar el Triunfo de Dios sobre Satanás que va a aniquilarse al ser aplastado su orgullo bajo el pie de Aquella que es portadora de la Humildad de Su Señor y Dios Eterno. Al aplastarle la cabeza, es al poder de Satanás al que Ella despedaza, para ofrecer la Victoria final al Soberano Creador del Cielo y de la Tierra, Dios Eterno.

Pero el Padre, en Su Santa Justicia, y teniendo en cuenta Su Santa Misericordia, decretó que la Purificación total de la Tierra con la Humanidad entera, se realizará a partir del reconocimiento hecho por la Iglesia del Santo Nombre completo de MARIA, Madre de Dios. Los Cielos y la Tierra no caben en sí de alegría.

Ellos mismos anuncian, juntos, por voz de los Ángeles y los Santos del Cielo y de la tierra, que la Bienaventurada Virgen MARIA, Madre de Dios, toma definitivamente el título que Le es debido, que ya tiene en el Cielo, en el Sagrado Corazón de Dios: Santa MARIA, la Divina Inmaculada Concepción. En el Santo Nombre de MARIA, en este Dogma completo, está el Tesoro que completa el Secreto de MARIA y que lo aprueba.

En la expectativa del cumplimiento de Su pedido, Dios os previene, de que Su Santa Paciencia durará mientras vuestra desobediencia perdure y de que, al final, todo el Pueblo de Dios saldrá de la Cruz del Mundo en alegría, para venerar la única Cruz que salva y que dominará el Mundo por la Luz de Cristo en Gloria, Mi Santa Cruz Gloriosa que vosotros mismos levantaréis en DOZULE,

la Señal del Triunfante Regreso de JESUS de Nazaret a la Tierra.

JESUS y MARIA de la Cruz Gloriosa.