AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO OS AMO

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28 de junio de 2005 - Vigilia de San Pedro y San Pablo

 

 

JNSR:   Dios mío, yo Os agradezco todo lo que hacéis por los pequeños que Os siguen y que Vos Mismo instruís para dar Vuestra Palabra, hasta aquellos que se creen superiores a todos. Vos, Señor, el GIGANTE del Amor que se inclina al oído del Corazón de aquellos que, como San Juan, reposan sobre Vuestro Divino Sagrado Corazón, para escuchar esas palpitaciones que liberan el Amor, a fin de volver a cubrir el Mundo entero a la escucha.

 

JESUS: Yo os digo: quien no quiera oír quedará sordo para siempre, porque hoy viene el Día de la Liberación, el Día en el que podéis salir de la asfixia mundial, el Día en que la inteligencia del hombre se abre a la Inteligencia de Dios que es la Verdad Suprema.

            El Señor ya te ha dicho: Yo Mismo te explicaré poco a poco donde os encontráis, en relación al Tiempo que corre inexorablemente hacia lo que vais a escoger.

            Vosotros todavía estáis en vías de pisar en el mismo lugar, sin tomar la decisión correcta, os confundís con las perturbaciones y desórdenes de este Tiempo, que no deja de manifestar su Ira, en cuanto, con todo el Planeta, os rehusáis a admitir que también tenéis la culpa de ellos y que semejante desequilibrio podrá detenerse, si vosotros os volvéis hacia Dios, que puede ordenar los elementos desencadenados como también a las estaciones desorientadas. Dios, el Eterno, puede dirigir a cada elemento hacia su lugar, tal como puede guiar a Su criatura hacia el buen Camino, una vez que Dios es el Orden que pone en su debido lugar a todos los desórdenes provocados por la desobediencia del hombre, ese primer Pecado Original que afecta a toda la Humanidad.

            Haced que de vuestro corazón salga ese grito que marca vuestra Fe cristiana y que todos los corazones repitan juntos:

“Sí, yo creo en Dios Padre Todopoderoso,

Creador del Cielo y la Tierra, y en JESUCRISTO,

Su Único Hijo, Nuestro Señor.

Yo creo en el Espíritu Santo Pacificador”.

 

            Si vos creéis:

-          en la Omnipotencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,

-          en el Perdón de la Santísima Trinidad, entonces, liberaos de todos vuestros prejuicios y creed en el Poder Misericordioso de Dios que SALVA.

 

JNSR:  Sí, Señor, nosotros somos pequeños, nosotros somos siervos inútiles. Hemos experimentado todo y todo nos conduce a la pérdida de nuestra Tierra y de nuestra existencia. Algunos sufren inmensamente. Perdón, Señor, venid en nuestro auxilio.

 

JESUS: El hombre es un científico que quiere probar todo y por eso quiere ponerse en el lugar de Dios, pero él no tiene Mi Sabiduría; ella vendrá a él cuando él mismo se reconozca como el hijito del Padre y grite:

“¡Abba! ¡Padre! Todo Os es posible.

Perdonadme. Dios Mío, ¡sólo Vos sois Grande!”

 

            Dejad Me guiaros: este mundo está lleno de celadas del Enemigo y vosotros ya estáis en esta Planicie, en la del encuentro, en la de la Encrucijada de los Caminos. Algunas Naciones ya se encuentran atrapadas, sin saber que camino tomar para dirigirse en el sentido de la Liberación.

 

Todos os encontráis en esa incertidumbre.

 

            Y vosotros estáis en la encrucijada de la gran decisión. Es necesario que os decidáis. Yo os pido que os sentéis un momento para reflexionar:

            - ¿Iré acaso a tomar un camino que puede ser fatal para mí y para todos los que me siguen?

            - ¿O voy a lograr tomar el Camino de la Liberación al encuentro de la Verdad?

 

Buscad primero la Luz y seguidLa.

           

Yo soy la Luz del Mundo. Dejaos guiar por Ella. Sin Dios, vosotros ya no podéis ir lejos, en la dirección correcta. Debéis liberaros del capullo en que estáis encerrados desde vuestro nacimiento. Vosotros no estáis solos. Vosotros no sois superiores a los hermanos que os rodean. Vuestros Países están rodeados de mares. El mar reúne a los Pueblos, no los puede separar. En Mi Bautismo, en el Jordán, Yo bendije todas las aguas para la Unión de los Pueblos y de las gentes de todas las razas, de todas las confesiones, entre sí y con Dios. La guerra, que lleva a la destrucción de cada País, de cada hijo, ¡no la quiere Dios!

¡Reconciliaos! Amaos y venceréis.

Amar, es creer en Mi Amor Infinito.

El Amor de Dios no tiene fronteras.

Dios ama a cada uno con el mismo Amor.

Dios es Amor. Dios es Perdón.

 

            Vosotros sois todos vecinos, todos hermanos. Todos ganáis al uniros y no dividiéndoos. ¿Por qué razón los hombres que se dicen terroristas, matan para llamar la atención? ¿Acaso no son hermanos de sus víctimas?

            Hermanos, del mismo Padre: Dios, vuestro Creador universal, el Único, el Verdadero. ¿Acaso no saben que, matándolos, derraman su propia sangre y la de su Padre?

No se puede matar a Abel sin juzgarse condenado.

 

            Todos los Caínes se arriesgan a no ver jamás el Cielo ni saborear las alegrías eternas con Dios.

Sólo JESUS es la Víctima y el Sacrificador.

 

            Yo escogí y acepté Mi Santa Muerte en Mi Cruz de Amor. Yo Me dejé pisar como una uva en el lagar, y moler como el grano de trigo bajo la piedra del molino, para daros Mi Sangre que os purifica de los pecados y Mi Cuerpo, único Alimento verdadero, el Pan de Vida que sacia toda hambre, hasta la del espíritu en busca de la Paz.

            Hasta el fin de los Tiempos, Yo compartiré con vosotros, con cada uno de vosotros, Mi Cuerpo y Mi Sangre en la Santa Eucaristía, como comparto el peso del dolor de vuestras Cruces cotidianas.

            Mi Amor se une a vosotros, como vosotros mismos estáis unidos, cada uno Conmigo, por causa de Mi Santa Cruz, por causa del Amor que Yo tengo por el Padre y por todos los hermanos: nosotros no somos más que Uno en Dios.

            “El Padre y Yo somos Uno” (Jn. 10, 30). Si vosotros encontráis el camino de la Liberación, en la encrucijada de los caminos, siguiendo Mi Luz, vosotros seréis Uno Conmigo y con el Padre.

Es la Voluntad de Dios que se realiza.

Es el Alfa en la Omega.

Amén .

JESUCRISTO.