LA PAZ Y EL PERDON DE DIOS

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22 de junio de 2005.

 

JESÚS: Cuando toda esta Humanidad decadente, la que existe desde el inicio de los Pueblos la que está por venir, haya vomitado todo su odio, entonces sonará la Hora, en el Reloj del Tiempo. El alerta se disparará por sí mismo y la última Trompeta cubrirá todos los últimos ruidos.

¡Arrepentíos, haced Penitencia!

            En este combate mundial trabado contra Dios y Su Creación, los protagonistas están al servicio del Enemigo de Dios. El Pérfido está feliz: hay más demonios en la Tierra que en el Infierno.

            El hombre adora e idolatra a su inteligencia, él se siente superior a su Creador, se atreve a usurpar Mi Autoridad, desprecia Mi Voluntad y sustituye Mi Palabra por la suya. Se halla en una época en la que él mismo se juzga el señor de una nueva creación, la de la clonación. Esta época sobrepasa a todas las precedentes: ¡qué desorden! ¡Se crea y se mata al mismo tiempo: el aborto legalizado y la eutanasia!

            El Padre Todopoderoso asistió a la Desobediencia de EVA que arrastró a ADAN al Pecado Original. Después, la mayoría de Mis criaturas no ha dejado de beber en esta fuente envenenada. La expulsión del Jardín del Edén del primer hombre y de la primera mujer continúa fulminando a todas las generaciones de todos los Países.

            En vuestra Tierra, no puede haber Paraíso, no se ve más que un desequilibrio mundial: guerras, hambre, robos, fraudes y estafas, el hombre mata al hombre, que se hizo objeto de persecución, como en la cacería. La decadencia de las costumbres es consentida hasta por los dirigentes de las Naciones: o se votan esas leyes infames, o se consiente pura y simplemente en ellas, porque quien no dice nada, aprueba, y la BAJEZA e INFAMIA sigue expandiéndose por todas partes. Continúa poniéndose en duda el Santo Sudario, la Concepción DIVINA de Mi Madre Santísima, la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen MARIA. Se sofoca la Cruz de Dozulé que os anuncia Mi Santa Venida en Gloria, que os advierte, al igual que la Santa Biblia, de todas las perturbaciones y desórdenes que estáis sufriendo, al mismo tiempo que la impetuosidad de los elementos subvertidos de la Creación ofendida. Qué decir de la amplitud de todos los malos tratos a los niños muertos de hambre y carentes de atención, olvidados, al igual que las personas mayores, los débiles o deficientes, los enfermos, los pobres y sin familia.

            Los olvidados de los países subdesarrollados, así como los olvidados de los países ricos, los débiles de todos los horizontes no tienen lugar en esta sociedad moderna, pero vosotros seréis juzgados por el propio espejo de vuestras almas: nadie escapará de él.

 

El acusado será su Propio Juez.

La Naturaleza os habla:

            Cada vez que vosotros la degradáis, por malos usos, como ensuciarla o maltratarla por la contaminación o por los pesticidas, o desfigurándola, despojándola de sus grandes árboles, de sus especies vegetales y animales, flora y fauna tantas veces maltratadas por fuegos criminales.

 

La Naturaleza sufre como una madre,

a quien se le han arrebatado los hijos y que no puede defenderlos. Ella que es toda Bondad para los hombres, criaturas de Dios como ella, ella que los alimenta y que les da todos los Bienes que el Eterno escondió dentro de ella para cada época de la Vida, ella gime y llora a su Dios. Y hoy, toda la Tierra se revuelve en sus entrañas. Sus fondos marinos y el centro de la Tierra se disponen a escupir el Fuego de la Ira y sus montes vomitan lodo y fuego, y las bases del mundo se ponen a temblar.

            La Paz de Dios no puede detener su ira, que es justa.

            La Paz de Dios no puede detener el calor del sol, el devenir de las estaciones enloquecidas, el viento que se mueve en los cuatro puntos cardinales, arrancando los grandes árboles y las casas, las inundaciones por el agua que cae en abundancia del cielo, o la peligrosa sequía que será todavía severa.

            La Paz de Dios, no la tendréis aún porque el hombre traicionó a Dios en Su Creación y en Su Ley de Amor.

            Todos los elementos, toda la Naturaleza, reclaman la Paz de los hombres ante Dios Señor de toda la Creación y el Arrepentimiento mundial ante la Cruz Gloriosa de JESUS Resucitado.

Entonces, obtendréis, con la Paz de Dios,

el Perdón de Dios.