PARA MI IGLESIA Y PARA FRANCIA

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4 de junio de 2005 - Santa Clotilde

 

 

JESUS: Dios ama a Francia y a los franceses. Es también la elección de Mi Santa Madre, a quien Yo no rehúso nada. Es por esto mismo que esta escogencia seguirá hasta el fin del mundo.

            Un hijo escogido por Dios es un privilegiado. A pesar de sus turbulencias, el Padre le perdona todas las veces, porque este hijo es el hijo pródigo que un día Le regresará, arrepentido y curado de todas sus desventuras, bello como un sol y grato, al punto de dar a su Padre una felicidad digna del Amor que él ha recibido, hasta este día, de Aquél que es Padre y Rey de cada Nación, de cada hijo, DIOS, el ETERNO.

Francia, por la Santa Gracia del Altísimo, pasó a ser, por Escogencia Divina, el modelo de todas las Naciones, es la Elección Real de Dios. Y su Santa Protectora es la Bienaventurada Virgen MARIA, Madre de Dios.

La historia de Francia se escribe con letras de oro,

 en la historia del Señor de la Historia.

 

            Ella fue escogida por JESUCRISTO, para mostrar a cada Nación lo que JESUS espera de ella.

Yo soy el Señor del Universo.

El Universo se asienta en Mí.

 

            Todos los valores de la Tierra son de Dios, como los bienes que poseéis os los da Dios y por sí mismos, un día regresarán a Dios. Vosotros no podéis retirarMe, por mucho tiempo, la propiedad de vuestras naciones, de vuestras familias, de vuestros bienes, porque nada os pertenece. En Verdad, todo es de Dios.

            En estos tiempos vuestros, lucháis desesperadamente por mantener el equilibrio de vuestro mundo, que cada vez se torna más incierto. Todos los países, de Norte a Sur, de Este a Oeste, quieren reagruparse, a fin de unir sus fuerzas. Ellos mismos están ya inquietos ante la amenaza de una nueva guerra. Es cierto que vosotros sois todavía bastante primitivos para querer luchar unos contra otros. ¿Y para defender qué? ¿Para adquirir qué? ¿Cuál sería esa nueva victoria? Por las armas nada se puede acertar o establecer. ¿Y cuál será entonces esa victoria que vale el precio de la Muerte?

            Nación escogida entre todas las Naciones, Francia es, como su Dios JESUCRISTO, Cristiana. Ella fue bautizada con su Rey Franco, Clovis I - Fue en 496 cuando Francia, con su Rey y su ejército, recibió su Bautismo, de las manos de San Remi, en Reims.

            Este acontecimiento divino fue marcado por un gran milagro: el Óleo Bendito usado por el Obispo en esa ocasión, faltó. Y sucedió entonces que el Santo Crisma fue traído por los aires por una paloma blanca que traía el frasco en el pico y lo colocó en las manos del Obispo San Remi que, absolutamente extasiado, hizo esta Consagración y proclamó que el Espíritu Santo estaba presente allí mismo para el Bautismo de Francia, de su Rey y de su ejército.

            Francia es el país que debe conservar, con los valores cristianos recibidos en 496, su título de Hija Primogénita de la Iglesia y Educadora de todas la Naciones. Yo le he dado a Mi santa Madre, la Bienaventurada Virgen MARIA, como su Santa Patrona. Todos los reyes son cristianos, nacidos de la descendencia de David, como Yo Mismo, por parte de Mi Padre Nutricio San José. Ved la Mano de Dios:

            Yo hice de una humilde campesina, Santa Juana de Arco, un Soldado para defender a Francia del enemigo de su Iglesia. El ejército de Francia, que desde Clovis es cristiano. Los Sacramentos dan la Santificación y la Iglesia reconoce siete Sacramentos: el Bautismo, la Confirmación, la Eucaristía, el Perdón, la Unción de los Enfermos, el Orden, el Matrimonio.

            Santa Juana de Arco dio su vida para que su país guardase su identidad. De este modo, Francia permanece para siempre como la Hija Primogénita de la Iglesia y su Rey, Carlos VII, es cristiano. Mi Santa Madre, la Bienaventurada Virgen MARIA, bendijo a Juana de Arco y la unió a Su Patrocinio en el Corazón de Francia.

Yo soy la Iglesia.

 

            Ella está guardada para siempre en Mi Sagrado Corazón. Mi Palabra permanece de siglo en siglo. Ella es eterna, mi Misericordia es infinita, como Mi Perdón. Dios mira el Mundo y lo bendice. Yo hago cambiar la faz de las cosas, cuando ellas se presentan mal. Mi política es la del Amor y de la Participación, y no procederé con un hijo, ni más ni menos que con el otro. En Mi Sagrado Corazón, sois todos iguales.

            Yo os pido de nuevo que améis vuestro País de nacimiento y que lo respetéis, como debéis respetar y amar también al País que os acoge. Moralmente, cada uno de ellos está encargado de venir en vuestro auxilio, como una madre, y cada uno de vosotros, como un hijo, debe quererle bien y bendecirlo. Esta Providencia, que es la Parte de Dios, se llama acogida y hospitalidad. Yo la llamo Amor al Prójimo.

            Yo escogí a Francia para ser el modelo de cada País: generoso con sus hijos, hospitalario para con sus vecinos.

            Un País que busca la Paz, que defiende los intereses de sus hijos, respetando enteramente el bien de los demás, que sigue sirviendo de modelo, será ciertamente apoyado por la Mano de Dios, pero también será castigado, cuando se aparte de El.

            Hoy he decidido hacer de Francia Mi Sierva Obediente. Ella no se extraviará más por malos caminos, no seguirá más a ningún lobo autoritario, no se perderá más con escogencias dudosas que podrían conducirla a crueles quiebras que son esas callejuelas sombrías en las que los países se asfixian.

            Yo vengo a esclarecerlo: delante de ella pondré Mi Luz y los rincones de sombra desaparecerán. Todos sus grandes Santos velan por ella y todos sus Reyes cristianos la protegen. Ella es siempre el vivero de las más bella Flores de la Religión Cristiana. A su sombra, los conventos, los monasterios, las abadías, las catedrales, las iglesias, se llenarán de hijos que Me siguen.

            Si Yo, su Dios, le he dado un corazón generoso, un carácter sobrio, no pido ahora menos que se muestre siempre con la frente alta y distintiva de ser Cristiana y de representar, en todas partes, el Título que el propio Dios le dio: Francia, Hija Primogénita de la Iglesia.

            En cuanto a Mi Iglesia de la Tierra, le pido hoy, que renueve la Fe de su Bautismo. Me dirijo a todos los Obispos de Francia:

“Francia, Hija Primogénita de la Iglesia,

Dios renueva tu Bautismo y lo confirma

 por la Santa Confirmación que te consolidó

en la Gracia de tu Bautismo Real. † Amén”.

 

            Esta Confirmación debe ser hecha con el Jefe de Estado francés, que obtuvo la Gracia de recibir también su Bautismo.

JESUCRISTO y Su Iglesia

le quedarán agradecidos. † Amén.

JESUCRISTO.