LA VOLUNTAD DEL PADRE SANTISIMO

*******

 

Viernes Santo - 25 de marzo de 2005.

 

JESUS: Escuchad todos el Mensaje del 25 de marzo: “El Ángel Gabriel anuncia a la Santísima Virgen MERIA que Ella será la Madre del Mesías tan esperado”. Es la Anunciación.

            La Iglesia celebra hoy este Misterio. Ella celebra también, este Viernes Santo, la Muerte de su Dios, en Su Cruz de Amor.

Es la Voluntad de Dios Padre.

 

            Vuestro nacimiento y vuestra muerte, en la tierra, os conducen, por vuestra Fe en Dios y con vuestro Bienamado Señor JESUS, hacia vuestra propia Resurrección. DadMe vuestra mano y seguidMe. Yo soy el Viviente. Yo soy el Resucitado. Yo soy la Vida Eterna.

            MARIA es el canal de la más tierna Misericordia de Dios para con toda la Humanidad. Ella obedeció siempre a la Voluntad de Dios.

            En este año 2005, no ha sido una simple coincidencia que estos dos Acontecimientos se hayan realizado al mismo tiempo: la Anunciación y la Muerte de vuestro Señor JESUCRISTO. Es un mensaje de anuncio que se renovará en 2016. Manteneos con Fe en el Amor del Altísimo.

Por el Misterio de Vuestra Santa Encarnación,

de todo mal, líbranos, Señor.

Por el Misterio de Vuestra Muerte y de Vuestra Sepultura,

de todo mal, líbranos, Señor.

 

            Yo soy la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Yo tomé Carne en el Seno de la Virgen MARIA. Yo soy JESUCRISTO. He aquí el Pedido hecho a Nuestro Padre, las Letanías de la Voluntad de Dios.

            “Señor Dios Todopoderoso, supremamente Bueno e infinitamente Sabio, por el Mérito de la perfecta Sumisión con que JESUCRISTO, Nuestro Salvador, aceptó ser el Hijo del Hombre por Su Santa Encarnación, así como aceptó el Cáliz de Su Pasión; por la conformidad de Su Divina Madre con Vuestra Voluntad Santa, y por la perfecta Obediencia de San José a todas Vuestra órdenes, dadnos la Gracia de cumplir en todas las cosas, y hasta el último momento de nuestra vida, Vuestras Santísimas, Justísimas y Adorabilísimas Voluntades, como ellas son cumplidas en el Cielo. Así sea. Voluntad de Dios, cuyo Reino es nuestro único Fin, nuestra Salvación y nuestra Fidelidad, reinad soberanamente en nosotros”

            Hija Mía, arriésgate. Los seres tibios, dije Yo Mismo a Juan que los vomitaré de Mi boca.

            Cuando tú Me dices que sufres en tu cuerpo y en tu espíritu como una crucificada, Yo te respondo: “tú eres eso precisamente”, porque también llevas un poco Mi Cruz a causa de los que la han rechazado toda, rechazando la suya.

            No tengas ningún miedo, no te juzgues indigna de hablar y de actuar en Mi Nombre. El Padre espera por vuestro verdadero Pedido, que está lleno de Su Amor. Sí, di a la Santísima Trinidad:

            “Dios mío, ayúdame a apartar mis miedos y a resistir a las tentaciones. Sólo la Mano de Dios puede liberarme de todo mal”.

            Entonces, todo lo que hicieres, todo lo que dijeres, estará bien hecho y bien dicho, y el propio Dios te acompañará siempre.

            Yo Me siento triste, al ver como el hombre puede modificar todo lo que os podría acercar a Mí, vuestro Dios. Estas dos fechas de Mi Vida, en la tierra, Mi Encarnación y Mi Santa Muerte, hoy coinciden. Ellas llegan a vuestros ojos, a vuestros oídos y, por una segunda vez, se repetirán en el año 2016 (siempre según vuestro calendario).

            Vosotros tenéis miedo del Absoluto y Yo, por Mi parte, os digo: no tratéis de buscar disculpas. Vuestra alma sufre por ello y vuestro espíritu no podrá de este modo elevarse hacia Mí. Mi Espíritu Santo os llama a seguirMe. Debéis venir a la Santa Misa, no pensando más que el Mi Llamado; este Llamado es interior; él se apodera de vuestro corazón. Yo os espero; Mi Divino Sagrado Corazón está lleno de Alegría. Yo Me doy a vosotros y vengo a abrigarMe en vuestro corazón que Me acepta en la Hostia consagrada por Mi Padre.

            Lo que os sucede en ese instante es la mayor de las subversiones. Es la respuesta que vosotros esperáis. Vosotros sentís la Fe que Yo acabo de despertar, de sacudir, para deciros:

            “Yo estoy presente, Yo te oigo, no hagas ningún gesto ritual. Tu Fe es aún como esa mariposa que acaba de atravesar su capullo. Ven a unirte a Mí. Y Yo Mismo te nutriré con Mi Amor. Escucha al Verbo de Dios, que El te habla bajito, tú lloras de Alegría, tú acabas de descubrirMe.

            Sí, en cada una de las veces que, en Mi Divina Eucaristía, Yo te venga a despertar, Yo Mismo te haré salir de tu sepulcro. Para ti, Yo acabe de nacer. Para ti, Yo estoy verdaderamente muerto. Para ti, hoy, Yo resucito y seguiré resucitando, ¡oh tan amada hija!

            Por Aquél que te anuncia Su Encarnación y Su Muerte en ti, y que te dice que, Conmigo, en esta Eucaristía, Yo nazco, Yo vivo, Yo muero y Yo resucito, oh hija Mía, por ti, por cada uno de vosotros, nunca separéis Mi Santa Encarnación de Mi Santa Muerte, que os conduce a Mi Santa Resurrección.

Sí, Conmigo, vosotros resucitáis

a la Verdadera Vida en Dios en cada Eucaristía.

Vuestro Dios de Amor.