FRANCIA ES CRISTIANA, ELLA ES Y SEGUIRÁ SIENDO

LA HIJA PRIMOGÉNITA DE LA IGLESIA

*******

 

23 de marzo de 2005.

 

JESUS: Yo te llamo, esta mañana. Lo que te diga será relatado en este folleto que escribes en Mi Nombre.

            Muchos países están en un declive desastroso. De manera general, todos se encuentran en una triste posición. En le Juicio de las Naciones, cada una responderá por sus faltas, tanto por el mal que hicieron como por el bien que no han hecho.

            Hoy, los pueblos están desestabilizados. La juventud, y ciertos adultos, son arrastrados por una violencia cruel que se va amplificando, a pesar de las medidas tomadas para garantizar el orden público. Ni las organizaciones políticas, ni las fuerzas policiales, pueden mantener el orden y la paz. Ya no se obedecen las leyes establecidas en cada territorio nacional.

            Santa Juana de Arco no es una leyenda, como algunos la consideran. Es una hija purísima que Yo Mismo escogí para mostraros el Amor que ella tenía a su Dios y a su Patria, Francia. Yo le permití que oyese la voz de los grandes Santos del Cielo, San Miguel, Protector de su País, Santa Catalina y Santa Margarita, que se hicieron sus consejeras, para la salvación de la Francia cristiana.

            Las Naciones traen todas, en ellas, una conciencia, un derecho de protección para con sus propios hijos, el respeto y un derecho de asilo para el prójimo: su conformidad corresponde a las exigencias de una regla establecida entre Dios y los hombres que la conservan en su corazón.

            Santa Clotilde era cristiana. Ella tuvo la alegría, por la Santa Gracia de Dios, de convertir a su esposo pagano, Clovis, Rey de los Francos, quien fue bautizado en 496 por San Rémi, Obispo de Reims.  Por este mismo acto, el Rey transmite a todo su pueblo la gracia de recibir el primer Sacramento de la Iglesia cristiana, el Bautismo. Y, a partir de ese feliz día, Francia, a través de su Rey, fue y es cristiana.

            Francia, Nación cristiana, es el modelo de la Iglesia de Cristo. Ella es llamada la Hija primogénita de la Iglesia. El Sacramento que recibió Francia es sagrado y definitivo. Ella es, pues, un modelo que nadie debe negar. JESUCRISTO, vuestro Señor y vuestro Dios, os pide que comprendáis bien esto: Yo soy el Hijo de Dios y, por Mi padre nutricio San José, soy también Hijo del Hombre.

            Mi Nacimiento en la Tierra de los hombres, Me hizo desposar vuestra condición humana, excepto el pecado. Yo soy Divino y Humano. Yo vine a la Tierra de los hombres para enseñaros a amar a Dios, Mi Padre y vuestro Padre. AmándoMe, amáis también al Padre y a todos vuestros hermanos en Dios, porque Yo, Yo os amo y os he amado al punto de morir por vosotros en Mi Santa Cruz de Amor.

            Mi nacimiento trae consigo, verdaderamente, el nombre de Mi padre José. Por él, Yo también soy de la descendencia real de David, segundo rey hebreo. Pero os digo una vez más: sí, Yo soy Rey, pero Mi Reino no es de este mundo; y cuando entréis en el Reino del Padre que está en el Cielo, vosotros seréis, como el Hijo de Dios, Reyes, y os acordaréis entonces de que esta posición y este linaje os han sido adquiridos por el Rey de reyes. El, que sufrió y murió en Su Cruz de Amor, que resucitó al tercer día.

 

Yo Mismo os he merecido esta posición y este linaje.

 

            Os compete ahora a vosotros conquistarlos, amando por sobre todo a vuestro Dios y amando a los hermanos. Santa Juana de Arco amó a su País, Francia, como un hijo debe amar a su padre y a su madre, ella amó a su Dios, obedeciéndoLe y respetándoLe más allá de su propia humanidad. Como El, aceptó su Cruz y murió para Gloria de Dios, que ama a Francia cristiana.

            Amad el País en que nacisteis. Respetad el País que os acoge, como al País de vuestro nacimiento. Nunca lo deshonréis, porque él os alimenta como a sus propios hijos, porque os adoptó. Defendedlo, como un hijo defiende la honra de su madre. La Nación escogida no debe mantener en su seno a un traidor. Sabed que para hacer una gran cadena con todos los Países del mundo, vosotros debéis comenzar por amar el vuestro y por respetarlo, por todo lo que representa. Francia no debe actuar más como una renegada.

 

Ella es cristiana y es la Hija Primogénita de la Iglesia.

 

            Siguiendo ese camino, Yo jamás la dejaré perecer. Francia levanta tu frente y mira a tu Dios Salvador. Ama y serás amada. Perdona y serás perdonada. Tus hijos son primero Mis hijos, ven en su auxilio, defiéndelos de todo peligro. Y ellos mismos te amarán, como Juana de Arco te amó.

            Pero acuérdate, acordaos TODOS, que seré Yo quien hará la Unión de Mi Santa Iglesia, así como de las Naciones. Sólo el Amor de Dios puede unificar todo, la Nueva tierra y los Nuevos Cielos. Amén.

            Sed pacientes. Yo os doy Mi Paz. Dios de Amor.