La Santísima Trinidad os habla

La Sangre de Dios

 

20 de Diciembre del 2004 - Santos Abraham, Isaac y Jacob

 

"J.N.S.R.": "Señor, Dios mío ven, yo Te espero. ¡Háblame, mi Dios!".

JESUS: "Hija, ¿qué quieres tú? Yo estoy siempre aquí, junto a cada uno, como junto a ti. Es inútil alarmaros. Yo soy el Dios Unico, igual en Mi Santa Justicia, como en Mi Santa Misericordia.

En estos tiempos en que vosotros celebráis Mi Santa Natividad, arrepentíos, haced penitencia, dejad caer vuestro rencor como una rama muerta; llenad vuestro corazón de Amor y de Perdón. Es el tiempo en que Mi Santo Corazón buscará la oveja descarriada en las zarzas, en los barrancos profundos, en el frío de la nieve y en los desiertos ardientes.

¿No te he dicho que las lágrimas y los dolores más tenaces, Mi Santa Madre los tomó en Su Corazón Doloroso? Al pie de Mi Cruz, Ella os unió a todos en Su Sufrimiento de Madre del Perpetuo Socorro. Mírala cuando tus lágrimas corren en tus mejillas, Ella te sonríe para consolarte, Ella te ofrece Su Ternura de Mamá.

Las imágenes santas representan a Mi Santa Madre en llanto; Sus ojos llenos de lágrimas de sangre han trastornado a ciertos Sacerdotes y una cantidad de personas presentes delante de este fenómeno. Un poco más tarde, fue Mi Imagen la que rezumaba a partir de la frente. Mi Sangre generosa repetía la escena de la Coronación de Espinas. Mi Sangre Sagrada, Sede de la Divina Sabiduría, se hizo un río de Sangre que corría a lo largo de Mis mejillas, recubriendo Mi boca sagrada de donde sale Mi Palabra de Vida. Sí, de Vida Eterna.

Mi Madre llora porque el Mundo actual ha desterrado hasta el Nombre de Su Divino Hijo, Salvador del Mundo. Ella llora puesto que sus hijos han perdido el recuerdo del Niño–Dios, del Niño del Pesebre que, de su Cuna de paja, tomó el camino que lleva a Su Santa Cruz, para morir y dar al Mundo Su propia Vida: en el Amor del Padre reconciliado con todos Sus hijos pecadores por el Sacrificio de JESUS, Su Hijo Amado. Entonces, el Padre de toda Bondad abrió de par en par las Puertas selladas de Su Reino.

Esta Sangre, que salva hasta a los más crueles, los más arraigados en el mal, con la sola condición de un Arrepentimiento sincero: «¡Perdón, Señor! De rodillas Te pido Perdón por todas las ofensas que he infligido a Tu Divino Sagrado Corazón y al Dulce Corazón de MARIA. Perdón por las ofensas de todos Tus hijos que rechazan a Tu Espíritu Santo».

Mi Madre llora porque se desprecia el Don de Dios y el mayor Salvamento del Mundo no puede todavía efectuarse porque se duda siempre de la Palabra de Su Divino Hijo. Pero Dios Se repite: «Cien veces en el oficio entregad vuestra obra», y Dios os dice: «Bendecid a Dios que os da sin cesar Su Verbo en vuestro corazón. La Palabra de Dios tiene un Poder salvador».

MARIA ha ofrecido al Padre de toda Bondad a Su Hijo Unico JESUCRISTO. Yo, el Hijo de MARIA, el Verbo de Dios, Me he ofrecido a Mi Padre Santísimo por la Salvación del Mundo.

Dios el Padre, ofendido por Su criatura más perfecta, el hombre, no podía otorgar el Perdón y la Salvación a los hombres sino por una Persona de la Santísima Trinidad ofreciéndose en holocausto para restablecer en Dios el Padre Su Misericordia en Su Justicia.

Yo soy JESUCRISTO, Hijo del Hombre e Hijo de Dios, única Persona Divina que tiene los dos aspectos, humano y Divino.

La Sangre, que Yo he derramado en Mi Santa Cruz hasta la tierra, os confirma hoy, por los análisis del mayor laboratorio especializado en el ADN, que Mi Sangre es humana pero única. Nadie en el mundo sería capaz de producir sangre con características semejantes. Pero la Sangre de las lágrimas de Mi Santa Madre y los regueros de sangre que corren en Mi Rostro, Sangre recogida en las Imágenes santas, os hablan hoy por intermedio de la Ciencia.

Porque si vosotros dudáis de las profecías de vuestro tiempo, seréis capaces de admitir que Dios os habla también por Sus científicos que os dicen: que la Sangre que viene del Jefe Sagrado, de JESUS, es la misma que la que corre de los ojos de Mi Santa Madre. El Seno de Ana, Mi Santa Abuela, fue purificado para recibir a la Madre del Hijo de Dios y MARIA Purísima fue concebida del Espíritu Santo de Dios.

Si JESUS es el Hombre Unico,

MARIA es la Mujer Unica.

Mi Sangre Divina es idéntica a la de Mi

Santísima Madre, la Bienaventurada Virgen MARIA,

Madre de Dios y Madre de los hombres.

¡OH MARIA concebida sin pecado,

rogad por nosotros que recurrimos a Vos!

Es tiempo de restablecer la Verdad de Dios

para que Dios restablezca la Paz

entre los hijos del hombre

por la Santa Cruz de JESUCRISTO.

La Santísima Trinidad os bendice

en el Nombre del Padre, en el Nombre del Hijo

y en el Nombre del Espíritu Santo.

Amén".