La Santísima Trinidad os habla
El que Me escucha será siempre
protegido
7 de Diciembre del 2004
JESUS: "No creas que Yo te he
abandonado. Yo sé cuál es tu sufrimiento. Por el momento, escribe. Solo Mi
Palabra debe contar para ti. No te preocupes de lo que pensarán o dirán los
otros. Yo te hablo de Mi Plan de Vida. Tú escucharás en tu corazón lo que Yo
tengo que decirte para todos y para cada uno. Sí, Yo te descubro poco a poco Mi
Libro de Vida. Todo lo que Yo puedo deciros para estos Tiempos se encuentra
adentro.
A Mi Voz, Mis verdaderos profetas reunirán sus
escritos: no os pertenece juzgaros entre vosotros; Yo os conozco. Nadie es más
grande que el otro, solo la carga que Yo pongo en vuestras espaldas será más
pesada o más ligera según la capacidad de escucha para oírme, quiero deciros
para descubrirme. Yo daré a veces tanto peso al que he escogido que se
doblegará bajo la carga".
"J.N.S.R.": "Gracias Señor.
Bendito seas Tú, mi Dios de Amor".
JESUS: "Continúa escribiendo. Yo
os digo que la desconfianza puede ser un disturbio pero, en estos tiempos,
escuchadla aunque a veces ella es exigente. Yo también, en esta Tierra, fui
obligado a ocultarme. Vendrá vuestra hora en que deberéis ocultaros. No es todavía el momento para todos, pero para
algunos, sí.
El que Me escuche será siempre
protegido, porque Yo soy el Camino, que vosotros debéis siempre imitar. El Mal sobrevendrá, más
y más pérfido. ¡Atención a la dulzura de la facilidad! El Camino de Dios no
es fácil de seguir, es a veces intransigente y áspero. Vuestro corazón os
guiará porque Yo le daré la seguridad y la fuerza necesarias y vosotros Me
reconoceréis en la Paz y la Alegría que experimentaréis.
Yo estaré junto a vosotros cuando anunciéis a la
multitud todas Mis decisiones. Vosotros viviréis entonces la Alegría del Día
de Ramos y luego, su falta de Fe será tan virulenta que viviréis el Día de Mi
Juicio delante de Poncio Pilato. Huid, no es todavía vuestra hora. Yo les haré
constatar su falta de Fe y ellos serán obligados a reconocer que Dios ha sido para
ellos el Olvidado, el Rechazado, de dónde el castigo que ellos mismos se
administran en Mi Santa Presencia.
Yo asistiré hasta el fin de
vuestra propia ruina y a la demolición de todos
vuestros bienes. Vuestro desprecio, vuestros ultrajes, vuestras blasfemias y
todo vuestro odio contra Dios, se volverán contra vosotros.
Así vosotros habéis atropellado
todos los elementos, creación de Dios.
Yo os he creado para estar todos unidos; cada uno
es hermano del otro, porque vosotros sois Mis hijos; cada uno tiene la
responsabilidad del otro y la obligación de mantener el Orden en Mi Paz
respetando a cada criatura de Dios y, en primer lugar, a Dios vuestro Creador.
¿Qué habéis hecho de los Dones de Dios? ¿Dónde está
la partición? Vuestros horribles pecados acusan a toda la Humanidad. El pecado
se ha vuelto universal y, como un barco lleno de contagiosos, aunque la cuarta
parte de los pasajeros ha escapado de la epidemia, la cuarentena golpea a todo
el mundo.
Así se repite o más bien se agrava el Pecado de
Adán y Eva. Delante de vuestros ojos se desarrollan todos estos cataclismos
anunciados por Dios el Hijo de 1972 a1978 en Dozulé, Normandía. Si vuestros
primeros Padres han desobedecido a la Palabra de Dios, vosotros habéis
traicionado a Dios en Su Palabra.
Y a pesar de Mi mano tendida cada vez, vosotros
preferís sufrir una y otra vez vuestro castigo. ¿Hasta cuándo lucharéis todavía
contra Dios?
Hijos Míos, uníos en Mi Paz. No dejéis al Mal que
os conquiste hasta el último. ¡Reaccionad! ¿No veis que vuestro barco–tierra
se está hundiendo?
Venid todos, en la noche de la Natividad, a
recogeros delante del Niño JESUS. Esta Misa es para vosotros, para cada uno de
vosotros; no tengáis más cólera y odio, volveos como un pequeño niño. Aceptad
el Sacramento de Reconciliación. Entonces, Yo os diré: «Tomad y comed, he aquí
Mi Cuerpo». Yo os invito al más grande de los festines, la Santa Eucaristía,
Alimento de las almas en desamparo, Luz para estos Tiempos de tinieblas, Pan de
Dios bajado del Cielo para la Humanidad desgarrada.
Venid a reconciliaros con Dios y
vuestros hermanos
en Mi Santísima
Eucaristía.
La Santísima Trinidad os habla
†.
Amén".
†