La Paz en Mi Retorno
4 de Octubre del 2004 San
Francisco de Asís
"J.N.S.R.": "Señor, yo Te pido
tengas a bien hablarme para todos Tus hijos y que Tu Santa Verdad inunde el
mundo entero. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".
JESUS: "Yo quiero hablarte.
Recibe Mi santa Palabra en tu corazón. Lo más urgente es repetir, a todos y
cada uno, que nada se puede hacer sin Dios, nada se cumplirá sin la Voluntad
de Dios.
Yo quiero enseñar a Mi Pueblo que no hay sino un
solo Dios, Unico y Verdadero, Creador del Cielo, de la Tierra y de todo lo que
ellos pueden contener. Mi Poder es infinito y cubre todo el Universo.
Pronto llega el tiempo de mi
decisión, estad prestos. Nadie conoce mi decisión ni en qué fecha ella
intervendrá, pero ella está presta a hacerse y el tiempo está presto a
acogerla; ella estará allí y vosotros no os esperáis verla llegar.
Yo quiero que vosotros constatéis que nada de lo
que habéis desencadenado a causa de vuestra indiferencia hacia Dios, vuestra
suficiencia de vosotros mismos, vuestro odio destructor de Mi Creación toda
entera, nada puede ya detenerse, solo o incluso con la intervención de
toda la Humanidad, porque vosotros sois todos culpables delante de Dios.
El tiempo os ha alejado de la Fe que Yo había
puesto en el corazón de los grandes Patriarcas:
Abraham Me ha dado a su hijo único y un Pueblo
innumerable.
Moisés Me ha dado su vida al darme su palabra que
él unió a la Mía para salvar a Mi Pueblo y transmitirle Mi Vida de Justicia, de
Amor y de Paz, y hoy, ante estos trastornos catastróficos de todos los
elementos en furia, los hombres añaden su odio devastador, que mata todo lo que
Yo he creado para Mi Alegría, Mis criaturas y Mi Creación, deformando y
envenenado el aire, las aguas, la tierra, privando a los peces, los pájaros y
todos los animales del planeta, del paraje sano y agradable donde desde el
origen del mundo, ellos se desarrollan. Todo está contaminado y ensuciado.
¿Cómo detendréis vosotros estas guerras
fratricidas? Los Caínes han arrastrado hasta a los Abeles a
hacerse traidores. Nadie sabe ya perdonar. Yo comienzo a contar el número de
Mis fieles, de Mis verdaderos discípulos: ellos son tan numerosos como el
puñado de granos que encierro en mi mano derecha.
Vosotros sabéis todos que Yo he abolido la ley del talión.
Esta formulación bíblica ya no existe. Yo os pido perdonar a vuestro
enemigos. Pero como no queréis ya escuchar a vuestro Dios de Misericordia, Yo
intervendré con Mi Justicia.
Yo llamo a
Israel a escuchar Mi Voz Poderosa:
En Nombre de tu Dios, el Dios de Abraham, de Isaac
y de Jacob, Yo te pido escoger con el corazón que Yo te he dado. ¿Serás tú
todavía capaz de luchar con tu Dios? Sí, este Hombre que luchó contigo hasta el
alba, tu fémur solo fue tocado, la articulación del fémur se dislocó, dejándote
baldado y caminando con dificultad. Yo te he bendecido por esta noche de lucha
y tú has recibido el nombre de Israel. Tú has luchado con los hombres y con
Dios y tú has vencido. Mira de dónde te viene Mi Respeto por ti, Israel. Eres
tú que Me has dicho: «El Señor es el Dios de Israel». Tú has destruido
todas las imágenes de las divinidades paganas que tu casa conservaba, tú Me has
consagrado enteramente tu familia:
«Señor, yo Te ofrezco toda mi
Familia y a mí mismo». El altar que tú has levantado en Betel en Honor de Mi
Nombre sigue siendo para Mí el único Pacto que Yo, el Señor de los Señores, he
guardado en Mi Santo Corazón con Israel. Y Yo realizaré Mis designios a
pesar de la perversidad de los hombres de este País que es Mío.
Yo guardo en Mi Corazón el nombre de las Doce
Tribus de Jacob–Israel, de los hijos que son ellos mismos el Pueblo hebreo:
Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, José, Benjamín, Dan, Nephtalí, Gad
y Aser.
A causa de Mi Amor por ti, Yo te pido mirar al hijo
de tu padre Abraham y de su sirvienta Agar. Yo quiero hablarte de Ismael. Yo
deseo que tú le mires como a los hijos de tu hijo José, Manasés y Efraín. Amalo,
acógelo como tu propia familia, que no haya más luchas entre vosotros: Abraham
es el padre de todos los creyentes. Si él es el padre de Israel, él es
también el padre de Ismael. Como la Santa Biblia lo declara padre de todos los
creyentes, él es igualmente el padre de todos los
cristianos de la Tierra.
Vosotros sois, todos, el Pueblo
de las estrellas, su descendencia, que el Señor de los Señores cuenta delante de Abraham.
Pero, en Verdad, vosotros
sois todos los hijos de Dios.
Yo deseo la Paz en el mundo
entero.
Ella no se hará si no es por Mí, vuestro Dios;
vosotros sois los que juzgaréis a qué precio. Vivid en la Esperanza.
Llamadme. Rogadme. Yo borraré todo odio de vuestras memorias. No os acordaréis
sino de las principales cosas que Yo instituí para
cada uno y para todos. Vosotros tendréis el recuerdo del Maná, del Agua de la
roca, de la Fuerza de la Oración.
Y vosotros tendréis el Desierto
para recordaros que, para encontrar a Dios, debéis pasar por la aridez y el
despojo el más completo: la soledad desgarradora conduce a la plenitud, ver a
Dios, vivir de Dios. Y este contacto con el Amor viviente, esta Alegría, debe merecerse,
si no, ¿cómo apreciarla?
Os hace falta marchar, marchar, marchar, sin jamás
desmayar, fatigados pero siempre sostenidos por la Fe.
Vosotros vendréis todos a
Mí".
"J.N.S.R.": "¡Oh creer en Dios,
Fuerza de mi alma, deseo de encontrarte oh mi Dios de Esperanza! Contigo yo he
encontrado el Agua de mi Bautismo, el Maná, Pan del Cielo, Eucaristía dulce de
mi corazón sangriento, consuelo de mi alma y de mi carne tan agotada.
Oh sí, no dejes a mi alma agostarse por no saber ya
orar a causa de la fatiga de esperar incansablemente Tu Retorno.
Oh ven, Divino Amado, ven a llenar mi alma de Ti,
de tu Todo, mi Dulce JESUS de Amor".
JESUS:
"Mi Retorno, Yo os lo
anuncio. Vivid en la Esperanza de mi próximo Retorno. Por un puñado de almas
queridas a Mi Corazón Yo adelantaré mi Retorno. Después se hará el Llamado de
todos los llamados de Dios a causa de este puñado de semilla que mi mano
derecha encierra en ella, bien estrechada a Mi Divino Sagrado Corazón.
Cree, alma mía, en mi próximo
Retorno.
¡JESUS, Rey del Universo!
Amén".
†