Bendecid el sufrimiento

Dios está Presente en todos

 

25 de Julio del 2004 - Santiago

 

 

"J.N.S.R.”: “Quieres Tú hablarme, Señor. Yo bendigo al Señor, Presente noche y día con cada uno de Sus hijos buenos o malos”.

 

JESUS: “Yo no olvido al que Me busca, Yo escucho al que Me habla y voy hacia el que Me desea. Yo entiendo y conozco vuestras necesidades. Apaciguo la angustia inútil y os ayudo a soportar el dolor que os acerca a Mí.

Los llantos del hijo despiertan la conciencia de la madre que acude hacia él. El sufrimiento llega a ser la madre que despierta al hijo que tiene necesidad de Cristo, su Hermano. Cuántas veces este dolor se repite actualmente en el mundo entero que ha olvidado que Dios EXISTE y que Dios SALVA y CURA toda llaga.

El sufrimiento se vuelve desmesurado en estos tiempos puesto que el hombre tiene necesidad de Dios más que nunca, puesto que el hombre no puede vivir sin Amor y el Amor ha sido desterrado de toda la Tierra. Dios–Amor es crucificado en la Cruz del mundo y los clavos que se hunden en Su Carne, son los corazones de los hombres que Lo ignoran o Le rechazan mientras Lo retienen Prisionero de Su Amor, sufriendo más que nunca en esta Cruz inestable que se balancea chocando contra los cuatro rincones del horizonte, haciendo palpitar el Corazón de Dios en este ritmo loco que repite incansablemente: «Amadme, amaos como Yo os amo, dejaos amar. Desgarrando Mi Corazón, Yo derramo sobre vosotros Mi Sangre Salvadora, purificad vuestras almas y vuestras carnes. No esperéis la hora de las Tinieblas donde no veréis ya nada. Y vosotros comenzáis a no comprender ya nada...».

Bendecid el dolor que despierta vuestra conciencia.

Yo he sufrido por cada uno de vosotros en Mi Santa Cruz y, ahora, sufro en todas vuestras Cruces que hacen la grande Cruz del Mundo enfermo por vuestra falta de Amor.

Al subir al Gólgota, Yo sabía que Mi Sufrimiento era el precio de vuestro rescate. Yo os abría la Puerta del Reino Eterno de Dios. Pero vosotros, que sufrís hoy día maldiciendo vuestros dolores y vuestras penas, no sabéis que vosotros sois el Pueblo escogido de Dios que no puede dejar de tener en cuenta a Sus hijos escogidos para vivir con El, porque ellos son a Semejanza de Su Divino Hijo.

Pedid al Padre la fuerza y el valor de aceptar este regalo inestimable en el Respeto que le es debido.

La Santísima Trinidad puede apaciguar algunos dolores y aminorar algunas penas, pero jamás retirarlas de vuestro cuerpo y de vuestra alma.

Porque esto ha sido la Elección de Dios para Su Divino Hijo a fin de salvar a todas las almas bendecidas del Padre de toda Bondad.

Y tal es la Elección del Padre celestial para dar al Mundo Nuevo

una Tierra Nueva y un Cielo Nuevo

habitados el uno como el otro, por seres de Luz

a la imagen del Hijo de Dios”.