La fortuna es oír a Dios

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3 de Julio del 2004 - Santo Tomás

 

 

“J.N.S.R.”: “Perdóname, Señor, yo no sé ya lo que debo hacer, porque estoy más y más enferma. Yo pierdo el gusto de vivir, soy como una muerta viviente. Todo es tan pesado de llevar que yo me siento oprimida sin poder reaccionar, aun en las cosas más pequeñas de cada día. ¿Qué debo hacer de Tus escritos ahora que los «Testigos de la Cruz – Actos de los Apóstoles» se han concluido? ¡Señor, no me abandones!”.

 

JESUS: “Toma la pluma, escribe lo que tú oigas de Mí, sin desconfiar, sin preguntarte. El que se vuelve está condenado de antemano. Porque Mis pasos están delante de los tuyos y no detrás. Por qué ocultar la fortuna que tú recibes, ella es tuya. Empléala como ella te ha sido dada y, si esto es útil y necesario a otro compártela, para que Dios sea oído al menos allí. Porque todos reciben y no saben utilizarla. Tú al menos, hasta ahora lo has sabido.

Hija, Yo no quiero ya verte llorar. Yo soy tu Padre, tu familia, tu Fuerza y sobre todo tu Esperanza. Espera y tú verás las Maravillas que Dios te reserva todavía y tú comprenderás que la mano, que Dios ha escogido y que se detiene, paraliza toda la oleada que la sigue. La oleada es una marcha que no debe detenerse. Es la corriente de la Vida que Dios prepara, que Dios construye, que Dios dirige con Sus hijos.

Marcha, hija de Mi Sagrado Corazón que ha compartido con el Mío el que tienes en tu pecho. No te quejes, él marchará todavía por Mí, porque Yo lo deseo para ti y para los que quieren seguirte.

No detengas más esta oleada, esta corriente vencedora.

Porque Yo lo deseo ardientemente en estos días en que todo está en marcha hacia el Amor de Dios.

No Me hables, solamente escribe en este momento, porque tú has quedado demasiado ausente y debes recuperar todo este tiempo que has reprimido en la pena y la soledad. Yo te prometo la Vida y tú debes comprender que ella está ya en ti puesto que Yo estoy en ti y Yo estoy vivo.

Entonces escúchame cuando te llamo. Yo te lo repito, tú no puedes equivocarte y ellos comprenderán todos el por qué.

Porque tú eres Mi Palabra en ti y Mi Palabra es Verdad. Verdad que se mueve a través de los vientos violentos y el fuego devastador de vuestra Tierra. Pero que es un fuego o un viento cuando Mi Verdad los transforma en Fuego y Verdad del Espíritu.

Anda, hija Mía, ellos comprenderán pronto que el mundo espera Mi santa Venida para una sola cosa: para que Mi Reino de Gloria llegue a vuestra Tierra como él está ya en Mi Cielo.

Dichosos los que tienen la paciencia en su corazón, porque El viene, el Rey de Gloria. Sí, de Gloria eterna. Amén.

Por esta noche se detendrá aquí, pero Yo te espero Hija Mía para escribir las páginas de Mi Santa Voluntad que es UNA en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo.

Amén”.